Independientemente del color político del Gobierno de la comunidad, en todas ellas existe descontento debido a los recortes, que desde su comienzo se han hecho más patentes por la falta de contrataciones y la desinversión que ha sufrido.
Tampoco se ha apostado por este modelo. No ha interesado potenciar la Atención Primaria y hacerla fuerte; siempre ha sido la cenicienta de nuestra Sanidad, frente a la todopoderosa Atención Especializada, con sus altas tecnologías y costosísimos medios.
La prevención y promoción de la salud nunca ha sido prioritaria para nuestros gestores sanitarios, y mucho menos para la industria farmacéutica y tecnológica que saca rentabilidad con nuestras enfermedades.
El modelo de Atención Primaria data de 1984. Fue una auténtica novedad en el concepto de atención sanitaria. Supuso un reto de gestión y reorganización, siendo un éxito en su implantación. Ahora ese modelo necesita ser potenciado y replanteado. Tiene que ser el pilar básico sobre el que se asiente todo nuestro sistema de salud, con una dotación adecuada de recursos y profesionales, tanto médicos como de Enfermería, para dar una atención de calidad en el ámbito rural y urbano.
En ese replanteamiento del modelo, es indispensable conocer que la población está envejeciendo, también aumenta el número de pacientes crónicos y con múltiples patologías que necesitarán cuidados y el control de sus enfermedades; por ello, el papel y las competencias de Enfermería deben ir parejas a las necesidades que nos plantea la población y el sistema sanitario.
Si a los pacientes los atendemos en su entorno con una dotación de profesionales adecuada, dentro de su comunidad, de su pueblo, de su barrio… siempre será más fácil su cuidado, lo que, por otra parte, supondrá una disminución de las visitas a Urgencias, una disminución de los ingresos o reingresos hospitalarios y un mayor ahorro sanitario. Si, además, entendemos la prevención y la promoción de la salud como la base de todo el sistema, lograremos disminuir la morbilidad, la cantidad de personas que enferman, consiguiendo un verdadero valor en salud de la población.
Estas movilizaciones de los profesionales de la salud en Atención Primaria deben servir para potenciar este modelo sanitario con una mayor dotación de recursos, de profesionales, de tiempo que se dedica a cada persona que acude al centro de salud y un nuevo replanteamiento de las competencias profesionales.
Desde esta columna de opinión sigo apostando por lo que creo más conveniente en materia de salud para la población, y sólo puede ser una Atención Primaria fuerte como pilar básico de nuestro sistema de salud.
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