El Complejo Asistencial Universitario de León registró la fecha y la hora del inicio de los síntomas y combinó las cuatro fases del ciclo lunar con el área cardiaca afectada en un total de 324 pacientes durante 11 meses. Los resultados obtenidos demuestran que las fases de la luna no influyen en el Código Infarto, pero sin embargo, se observa un aumento asistencial de la mujer en luna llena y nueva.
Los posibles efectos de la luna en el aumento departos llevan siendo objeto de estudio durante años, y ahora también se ha estudiado cómo podría influir el ciclo lunar en el corazón. Tras diversas investigaciones internacionales, se ha presentado un estudio nacional en el Congreso Nacional de las Enfermedades Cardiovasculares de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), que hoy cierra sus puertas tras tres días de intensa actividad en Zaragoza, y que ha querido determinar si existe una relación entre el ciclo lunar y la activación del Código Infarto.
Así, se realizó un estudio retrospectivo observacional en 324 pacientes en el Complejo Asistencial Universitario de León o CAULE a lo largo de 11 meses, registrando la fecha y la hora del inicio de los síntomas y combinando las cuatro fases del ciclo lunar con el área cardiaca afectada.Tal y como explica José Rodríguez Senra, del Complejo Universitario de León, “el estudio surgió como anécdota para saber si la creencia popular de que la luna influye en nuestro estado de salud es cierta. Siguiendo la línea de otros estudios llevados a cabo a nivel internacional, decidimos analizar las fases del inicio del dolor de los pacientes que atendimos en nuestro centro por Código Infarto”.
De entre los pacientes incluidos en la muestra, un 73,4% fueron hombres y un 26,6% mujeres. Con respecto a las fases lunares los resultados obtenidos en incidencia de infartos fueron los siguientes:
• Luna creciente: 84 casos (80,9% hombreS y 19,1% mujeres)
• Luna llena: 77 pacientes: (70,1% hombres y 29,9% mujeres)
• Luna menguante: 76 casos (75% hombres y 25% mujeres)
• Luna nueva: 87 casos (67,8% hombres y 32,2% mujeres)
Por el número de ingresos registrados a lo largo de la observación, las conclusiones evidenciaron que las fases de la luna no se correlacionan con un aumento del infarto. Sin embargo, prosigue el experto, “en el estudio nos llamó la atención que generalmente hay una proporción de tres hombres por cada mujer, mientras que en luna nueva y luna llena aumenta el porcentaje de mujeres que precisan de asistencia cardiológica”.
Asimismo, y en línea con el registro MONICA/KORA sobre infarto de miocardiollevado a cabo en 15.985 pacientes, se observó un posible efecto cardioprotector ante un infarto agudo de miocardio (IAM) tres días después de la luna nueva, puesto que se registró una disminución de eventos coronarios agudos; mientras que el día antes de luna nueva podría tener un efecto ligeramente negativo. Estos datos, según José Rodríguez Senra,“no nos permiten afirmar al 100% los hallazgos encontrados debido a la muestra escasa y la duración del estudio, aunque nos abren una puerta para poder llevar a cabo investigaciones más amplias que analicen de manera más representativa cualquier influencia negativa de la luna en el corazón de la mujer, así como un posible efecto cardioprotector según la fase lunar”.
El retraso del crecimiento intrauterino
El retraso del crecimiento intrauterino (RCIU) se produce por insuficiencia placentaria, que somete al feto a un déficit de oxígeno durante el embarazo, y por tanto son bebés de bajo peso al nacer. Puesto que posteriormente suelen adquirir un ritmo de crecimiento normal, generalmente no se ha dado importancia a este hecho. Sin embargo, va en aumento la evidencia científica que apunta a un remodelado específico del miocardio (alteraciones en su forma y función) durante el embarazo, y a secuelas cardiológicas a largo plazo, que se traducen en mayor hipertensión, más diabetes tipo 2 y mayor tasa de mortalidad cardiovascular en la edad adulta.
En concreto, durante el Congreso SEC de las Enfermedades Cardiovasculares 2016 se ha presentado un estudio que demuestra un menor tiempo de activación eléctrica cardiaca en adolescentes que tuvieron bajo peso al nacer.
Como explica el dcotor Josep Brugada, uno de los firmantes de este estudio, miembro de la Sociedad Española de Cardiología (SEC) y cardiológo del Hospital Clínic de Barcelona, “el sistema eléctrico del corazón modula las contracciones del miocardio, pero cuando este mecanismo de conducción eléctrica falla, se producen las arritmias por una alteración de la frecuencia cardiaca”.
Lo que ocurre en los adolescentes con RCIU es que tienen un corazón con una forma más pequeña y más esférica de lo habitual, y presentaban las carótidas más gruesas. “Son signos que nos indican que el desarrollo miocárdico no ha sido el adecuado”, apunta el Brugada.
A efectos prácticos, esta deformación morfológica influye directamente en los parámetros eléctricos, que están reducidos. “La activación cardiaca se produce de forma más rápida, porque el corazón es más pequeño y tiene menos masa, y el siguiente paso será estudiar si este menor tiempo de activación cardiaca tiene una asociación directa con eventos arrítmicos posteriores, en la edad adulta”, añade el experto.
Para determinar estos efectos a largo plazo del RCIU sobre el sistema de conducción cardiaco, se realizaron electrocardiogramas a 56 adolescentes con antecedentes de RCIU y a 90 controles, y las diferencias morfológicas en términos de dimensiones y volúmenes ventriculares se midieron por ecocardiograma transtorácico.
Aunque por el momento son necesarios nuevos estudios que confirmen si este activación eléctrica acelerada se traducirá en un incremento del riesgo de arritmias a largo plazo de estos pacientes, el doctor incide en que el RCIU no es banal y tiene consecuencias cardiológicas, por lo que es importante realizar un seguimiento más estrecho de los individuos que refieran este bajo peso al nacer.
Asimismo, es clave aumentar la concienciación sobre los riesgos del RCIU, que es más frecuente en mujeres fumadoras, consumidoras de alcohol o con problemas de desnutrición, así como en las embarazadas que presentan algún tipo de cardiopatía.
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