Hasta hace poco más de un año, Fernando Isaac Gómez apenas salía de casa. Un tumor cráneo-facial teóricamente benigno, pero “muy agresivo” en el hueso, no solo le ocasionaba considerables dolores e importantes alteraciones en la visión, sino que había cambiado por completo el aspecto de su cara, deformada por una lesión ampliamente extendida por las órbitas, la base craneal anterior y la frente.
En estos momentos, este joven paraguayo de 28 años que reside en España desde hace un lustro lleva una vida normal. Tan normal que su principal preocupación ahora es la misma que la de millones de ciudadanos: el paro. Antes no era así. Hasta que su caso llegó a las manos de los doctores Jorge García, especialista en Cirugía Maxilofacial, y Juan Antonio Gómez-Moreta, neurocirujano, Fernando Isaac pasaba buena parte de su vida en el hospital, sin ni siquiera poder buscar un empleo.
“Estaba todo acomplejado, y casi no quería salir. Ahora que soy más guapo sí salgo. Me encuentro muy bien, mi vida ha cambiado”, contaba esta mañana en el Complejo Asistencial Universitario de Salamanca (CAUSA), durante una rueda de prensa convocada para dar cuenta de los resultados de una intervención, la suya, que no solo le ha devuelto el bienestar, sino que ha confirmado el éxito de una técnica pionera que abre “una nueva vía para el trasplante facial” y cuyas aplicaciones pueden ser muy amplias.
Los detalles de la operación fueron desgranados en septiembre de 2014 por los doctores Gómez-Moreta y García, que explicaban cómo un amplísimo equipo integrado por profesionales de ocho servicios -entre ellos Neurocirugía, Cirugía Maxilofacial, Anestesia, Otorrinolaringología, Oftalmología y Enfermería- había conseguido realizar, bajo el paraguas de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT), una extracción macroscópica completa del tumor y la posterior reconstrucción cráneo-facial a partir del trasplante de la mitad frontal del cráneo de un donante.
Sin inmunosupresores
Como ha recordado hoy el especialista en Cirugía Maxilofacial, lo más novedoso de la técnica fue apostar por la conservación de la “cobertura cutánea” del propio paciente -incluyendo la piel de la cara, las venas y arterias y el nervio óptico- para evitar la utilización permanente de inmunosupresores y minimizar algunos riesgos importantes -especialmente en una persona con una lesión tumoral-, como la posibilidad de rechazo, las infecciones y la llamada enfermedad injerto contra huésped, frecuente en los trasplantados.
De este modo, tras la compleja extracción de la mitad del cráneo del donante fallecido -incluidas órbitas, raíz nasal, base craneal, etmoides, malares, periostio y tejidos blandos-, se eliminó la materia biológica para trasplantar únicamente la estructura ósea del cadáver, ya sin celularidad, y utilizar en la reconstrucción cráneo-facial de Fernando Isaac Gómez su propios tejidos blandos.
“La idea era trasplantar frente, órbitas y base del cráneo, prescindiendo de la materia biológica del donante, ya que el principal problema del trasplante facial es, precisamente, la inmunogenicidad cutánea”, ha destacado el doctor Jorge García, quien ha confirmado que, más de un año después de la intervención, el paciente está sin inmunosupresión y sin medicación de ningún tipo, la reabsorción ósea “es imperceptible”, la “supervivencia del trasplante” está confirmada y se ha evitado la enfermedad injerto contra huésped, ya que al utilizar la cobertura cutánea del propio Fernando Isaac se minimizó el riesgo de una respuesta inmunitaria no deseada.
“Hicimos una reconstrucción novedosa y el tiempo y la técnica nos han dado la razón”, ha apuntado el doctor García durante la rueda de prensa, en la que también han participado la gerente del complejo hospitalario salmantino, Cristina Granados; la directora médica, Montserrat García Castaño y el coordinador provincial de Trasplantes, Víctor Sagredo, además del paciente trasplantado, que ha confirmado que los dolores de cabeza han terminado y ha mejorado su visión, ahora corregida con gafas.
Una alternativa “personalizada”
“En este caso hemos buscado un tratamiento personalizado utilizando una filosofía diferente de trabajo. Ya se hacen muchos trasplantes faciales con piel incluida, quizás con mayor complejidad técnica, pero con menos complejidad médica, pero están dando problemas a medio plazo por esa inmunogenicidad cutánea. A lo mejor a veces no se trata tanto de buscar opciones más grandes y complicads, sino de simplificar los procedimientos”, comentaba el especialista en Cirugía Maxilofacial, que ha avanzado que los resultados de esta intervención se publicarán junto con la ONT como una opción que hasta el momento no se había contemplado y que ahora abre una prometedora vía de tratamiento que podría “resolver o facilitar que se resuelvan” muchos problemas relacionados con este tipo de trasplantes.
Para el doctor Jorge García, las personas susceptibles de beneficiarse de esta técnica podrían ser numerosas, al igual que las aplicaciones. Ha puesto un ejemplo: el tratamiento de tumores infantiles en el área maxilofacial. “En lugar de utilizar prótesis que no crecen con el niño, sería posible la reconstrucción a través de un trasplante del material óseo de un donante, sin inmunosupresores, y con el que el paciente podría seguir creciendo adecuadamente”, ha indicado.
Las revisiones “habituales”
“Seguiremos dando pasos y habrá otros que los darán mayores”, ha señalado el especialista. Lo importante, en este caso, es que el camino se ha iniciado. Con Fernando Isaac Gómez, que ahora disfruta de una vida “normal” que incluye ciertos controles radiológicos y oftalmológicos “por su patología de base” y de “una nariz un poco más bonita”, según ha bromeado alguna vez con el doctor García, en quien el joven puso toda su confianza, al igual que hizo con el doctor Gómez-Moreta, actualmente jubilado. “Siempre me dieron ánimos”, ha dicho.
Lo cierto es que lo novedoso de la propuesta hizo que el equipo multidisciplinar implicado tuviara que esperar “muchos meses” hasta que fue posible realizar la intervención. Se planteó alguna alternativa para el caso de que el trasplante no fuera posible, aunque el cirujano maxilofacial está convencido de que los resultados no hubieran sido los mismos “con los métodos convencionales”.
Dos meses después de la compleja operación, Fernando Isaac tuvo un hijo. Sin el trasplante, indica el doctor García, “posiblemente lo hubiera podido tocar, pero no ver”. Una simple y contundente afirmación que, como ha resaltado hoy la gerente del CAUSA, pone de manifiesto cuáles pueden ser los resultados “cuando la Medicina evoluciona pensando en los pacientes”.
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