En algo más de cuatro años, el Programa de Trasplante de Páncreas de Castilla y León, que se desarrolla en el Hospital Universitario de Salamanca, ha logrado consolidarse como uno de los más exitosos del país.
La supervivencia de los 34 pacientes diabéticos que hasta la fecha se han sometido a un doble trasplante de páncreas-riñón en Salamanca supera el 97%, según los datos aportados por su responsable, el doctor Luis Muñoz Bellvís, quien reconoce que es “un orgullo” para el equipo que el complejo haya sido designado como centro de referencia nacional para este tipo de intervenciones.
Asegura que se enteró por la prensa, aunque reconoce que los resultados de la auditoría que realizaron en octubre los inspectores del Ministerio de Sanidad y de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT) fueron “muy favorables”, y por eso confiaba en que, tarde o temprano, el reconocimiento llegara. Ayer, el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud acordó declarar al Hospital Universitario de Salamanca como centro de referencia nacional para el trasplante de páncreas, una autorización que, para el responsable del programa, el doctor Luis Muñoz Bellvís, supone “un motivo de orgullo”. “No sólo para mí, sino también para todos los miembros del equipo, porque yo represento a las 50 o 60 personas que hacen posible este trabajo diario, y es una satisfacción que se reconozca que la labor que realizamos en este hospital tiene entidad para recibir a pacientes de toda España. Creo que es algo muy positivo para Salamanca y para toda Castilla y León”, explica el también jefe del servicio de Cirugía General y del Aparato Digestivo del complejo hospitalario.
Llegar a este punto ha tenido su proceso, aunque éste ha sido más corto de lo esperado gracias al buen hacer de los profesionales del complejo. “Cuando iniciamos el programa nuestro objetivo era comprobar que éramos capaces de hacerlo bien y luego, de consolidarlo, porque se trata de técnicas muy complejas que exigen lo que se conoce como curva de aprendizaje. Pero vimos que todo iba muy bien, que surgían pocas complicaciones y las que aparecían las podíamos resolver, que todo funcionaba de una manera más reglada y normalizada, y nos planteamos ofrecerlo a otras comunidades”, recuerda el especialista.
Así que el año pasado las consejerías de Sanidad de Castilla y León y Extremadura firmaron un acuerdo que permite a los pacientes extremeños candidatos a un trasplante reno-pancreático ser trasladados a Salamanca, y ya son cuatro los enfermos intervenidos. A partir de ahí, cuando en abril de este año se alcanzaron las 30 operaciones que, como mínimo, exige el Ministerio de Sanidad entre los requisitos para ser centro de referencia nacional —también que se realicen al menos cinco trasplantes al año—, se realizó la solitud, se remitieron los múltiples informes solicitados y se superó la auditoría establecida.
La primera intervención, en 2009
Y es que el Programa de Trasplante de Páncreas de Castilla y León, dirigido a pacientes diabéticos con insuficiencia renal y que fue autorizado por la Comisión Regional de Trasplantes en 2008, ha conseguido unos resultados fantásticos desde la primera intervención, realizada en febrero de 2009. Como destaca el doctor Muñoz Bellvís, de los 34 enfermos trasplantados en algo más de cuatro años —todos con doble injerto páncreas-riñón—, sólo uno ha fallecido, lo que arroja una supervivencia del 97%. Además, los datos también son excelentes en relación a otros indicadores. “Los 33 pacientes que viven están libres de diálisis y 32, también libres de insulina o de cualquier tratamiento contra la diabetes”, indica el especialista, quien, no obstante, recuerda que a pesar de que hasta el momento los resultados son muy satisfactorios, es necesario tener cierta cautela, “porque la dificultad de este tipo de procedimientos puede hacer que no siempre vaya tan bien”.
El jefe del servicio de Cirugía General y del Aparato Digestivo explica que el Programa de Trasplante de Páncreas siempre va dirigido a pacientes diabéticos con el objetivo de resolver su diabetes, y no para hacer frente a otro tipo de enfermedades. En este sentido, existen tres modalidades de intervención: el trasplante de páncreas-riñón, el de páncreas después de riñón y el de páncreas aislado. “Hay diabéticos jóvenes en los que la evolución de su enfermedad provoca que las arterias se vayan dañando hasta el punto de que el riñón deja de funcionar. En estos casos, el paciente se pone insulina por su diabetes y también va a hemodiálisis porque el riñón no le funciona. Para solventar el fracaso renal y la diabetes podemos poner un páncreas y un riñón nuevos”, aclara el Dr. Muñoz Bellvís, quien apunta como curiosidad que en después de este tipo de operación el paciente “sale con dos páncreas y tres riñones”, porque aunque los suyos “no sirven”, como no estorban no se extirpan, porque hacerlo sería “añadir al procedimiento más cirugía innecesaria”.
Por otro lado, “si a un paciente diabético con insulina y que estaba sometido a diálisis le trasplantaron un riñón hace dos años, por ejemplo, y ese órgano sufre de nuevo el ataque de la diabetes, se le puede hacer un trasplante de páncreas después de riñón“, mientras que el tercer tipo de intervención, el trasplante de páncreas aislado, se dirige a enfermos con una diabetes “que no haya afectado a otros órganos, pero que es tan difícil de controlar que está poniendo en peligro su vida”. Sin embargo, “el 96% de los trasplantes pancreáticos que se hacen en el mundo son de páncreas-riñón” y, de hecho, las 34 operaciones realizadas hasta la fecha por el equipo del hospital salmantino responden a esta modalidad.
La última se desarrolló hace cuatro días gracias a la generosidad de la familia de un donante, y el doctor Muñoz Bellvís insiste en la necesidad y la importancia de resaltar en mayúsculas este gesto esencial para un proceso que, además, exige que el órgano pertenezca a personas jóvenes, por debajo de los 45 años. “Todo esto no sería posible sin la actitud altruista, generosa y sacrificada de alguien que en el peor momento de su vida, cuando pierde un hijo, el marido o la novia, tiene la generosidad de decidir que se donen sus órganos. Sin eso no existiría nada de lo que hablamos, no saldríamos en la prensa ni haríamos nada. Creo que esto prueba muchas cosas y que es un motivo de esperanza para la sociedad”, subraya el director de un programa que en estos momentos tiene a dos pacientes en lista de espera para un trasplante y a otros seis “en estudio”.
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