El proceso comienza cuando un facultativo, ya sea de Atención Primaria, Especializada o Urgencias, genera una petición de análisis al Laboratorio Clínico del Complejo Asistencial de Salamanca, donde está centralizada la labor de procesar los resultados de dichas pruebas.
El avance en tecnología ha permitido que a diario lleguen unas 400 solicitudes de análisis de sangre procedentes de Atención Primaria de forma telemática a través del programa Medora, pero esa demanda supone tan solo un 40% del total, mientras el resto sigue llegando en papel. A diario, el equipo atiende las analíticas de una media de 1.500 pacientes, que en los primeros siete meses de 2014 suponen 153.000 glucosas, 144.000 de colesterol o 115.000 de HDL, entre otras cifras que deja esta intensa actividad.
En el Laboratorio Clínico del Complejo Asistencial de Salamanca atienden a toda la provincia. “Se hacen aquí los exámenes”, detalla el jefe del Servicio de Análisis Clínico y Bioquímica Clínica, José Manuel González de Buitrago. Antes había un laboratorio en el Hospital de Los Montalvos y en el de Béjar, pero se cerraron y se centralizó todo en el Clínico Universitario. A las instalaciones de Análisis Clínico llegan peticiones desde las plantas de hospitalización (enfermos ingresados), de las consultas de Atención Primaria y Especializada, así como de Urgencias.
Dentro del laboratorio hay un espacio dedicado a las pruebas de Urgencias y otro para los estudios protocolizados, fijados previamente con determinados servicios de Atención Especializada y que en el volante tienen un espacio concreto (Estudios Protocolizados y Estudios Pactados), con el objetivo de que la petición sea más práctica, y todas las pruebas necesarias para una enfermo concreto estén unificadas en un espacio. Por ejemplo, en pacientes renales, hepáticos, cardiacos, diabéticos, con problemas lípidos, tiroideo, etc. Lo más básico y demandado es la bioquímica general, que también cuenta con un apartado específico, donde se analizan glucosa, urea, creatinina, urato, Na+ y K+. Asimismo, está fijado ya un apartado para el tema de preanestesia, uno básico de coagulación o el de Atención Primaria.
400 peticiones electrónicas al día
Para González de Buitrago, lo ideal en esta labor es que el volante en papel “no existiera” y estuviese todo informatizado. En Atención Primaria ya está implantada la petición electrónica a través del sistema Medora y desde allí reciben unas 400 peticiones diarias por este medio, pero sólo supone un 40% del total, pese a que todos los centros de salud urbanos de Salamanca ya cuentan con esa posibilidad, y también algunos de la provincia. Sin embargo, las peticiones del hospital “todavía emplean el método tradicional de papel”. Una vez hechas las solicitudes, el paciente acude al punto de extracción de sangre para pincharse. “Nosotros tenemos un código de colores para los tubos de extracción”, explica el especialista.
Por ejemplo, indica el responsable de este servicio, el rojo es un tubo que no lleva ningún anticoagulante y el violeta, con Edta, sirve para sacar el plasma. “Es una información para las personas que van a realizar las extracciones, con distintos tubos, y cada uno tiene su significado; de lo que se trata es de utilizar el menor número de tubos posibles, pero es necesario hacerlo en unas condiciones adecuadas”, subraya.
Al respecto, este especialista aclara que la sangre, cuando sale, se coagula espontáneamente, por lo que “si no pongo ningún anticoagulante, como lleva algún tubo, la sangre se coagula”. Así, el recipiente tiene un gel en sus paredes y, una vez que se ha producido la coagulación, ese tubo se lleva a una centrifugadora para que ese gel suba hasta arriba. “Se colca entre las células, en la parte de abajo, y lo de arriba, que es de un color claro, es el suero”, explica.
Otros tubos no llevan ningún anticoagulante, y algunos contienen heparina, que impide la coagulación. Como explica González de Buitrago, en ese caso se saca la muestra y puede centrifugarse de inmediato, “no hay que esperar a que se coagule; se van las células a la parte de abajo y arriba queda lo mismo, pero denominado plasma”. Esta opción se suele utilizar para las determinaciones que deben realizarse de una manera rápida.
40 puntos de extracción
En Salamanca existen 40 puntos de extracción por toda la provincia, donde se recogen a diario las muestras de sangre, que llegan hasta el laboratorio del Hospital Clínico Universitario en unos contenedores, en concreto, al área de recepción, donde “hay personal que las clasifica, dependiendo de las cosas que se soliciten”. A partir de ese momento comienza el proceso de análisis. “Las etiquetas van colocadas en tubos, y los volantes se meten en lectores de papel, donde detectan las pruebas que están marcadas por los médicos que las demandan”, subraya. De forma automática, los recipientes pasan a los aparatos de análisis de sangre del laboratorio, en cada caso, para las pruebas que se requieran.
Una vez finalizada la fase de preanalítica (extracción), la de envío, y la de analítica (la que se produce en el laboratorio), llega la postanalítica. “Una vez hechas las determinaciones, se validan los resultados, y se envían de vuelta a quien corresponda”, concreta el responsable del servicio. En este proceso se utilizan diversas herramientas para validar la muestra. Por ejemplo, hay un proceso de validación automática, en el que, “si todas las pruebas son normales, automáticamente el sistema informático lo da por bueno, pero en cuanto hay alguna alteración lo hace el facultativo del laboratorio personalmente”.
El jefe del Servicio de Análisis Clínico y Bioquímica Clínica detalla que, por un lado, están los valores que denominan pánico. “Cuando un resultado está muy lejos de lo normal aparece en rojo y señalado”, y en ese momento los especialistas pueden saber si ese paciente ha tenido en más ocasiones esa determinación, acceder a todos sus anteriores resultados a través del sistema informático, etc. En este sentido, el equipo dispone de herramientas para actuar ante un resultado anormal, con el fin de determinar “si es previsible o no”.
Asimismo, existen otro tipo de reglas, como la concordancia entre resultados. “Por ejemplo, la creatinina y la urea suelen ir en paralelo; cuando en una tienes un resultado alto y en la otra normal, puedes sospechar”, aclara. Una vez validados los resultados, están a disposición del médico, “que los puede consultar a través del programa informático, bien por Medora (Atención Primaria) o mediante Jimena (Atención Especializada).
González de Buitrago vivió el paso más importante del papel a lo electrónico. “Nosotros analizamos a alrededor de 1.500 pacientes diarios; a dos o tres páginas por cada uno de los resultados, suponía mucho papel”, insiste. Aunque todavía, si alguien quiere, se pueden imprimir.














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