Las picaduras de avispas y abejas (himenópteros) se disparan durante los meses cálidos, cuando estos insectos están activos y se hace más vida al aire libre. Los síntomas son muy variados, pero es importante reconocerlos para identificar los signos más severos y pedir auxilio en caso necesario.
“Es frecuente que una reacción grave comience con un picor en las palmas de las manos y en las plantas de los pies y que se extienda al resto del cuerpo. También pueden presentarse lesiones en la piel, como eritema (enrojecimiento) y ronchas, seguido de dificultad para respirar, tragar o hablar, síntomas digestivos, mareos y pérdida de conocimiento”, explica Berta Ruiz, presidenta del Comité de Alergia a Himenópteros de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC).
Para evitar las picaduras de himenópteros, los alergólogos recomiendan evitar acercarse a avisperos o panales de abejas y, en el caso de encontrarse uno de forma accidental, alejarse sin hacer movimientos bruscos. Además, si una abeja o avispa se posa sobre el cuerpo, no se deben realizar aspavientos, sino movimientos lentos para que se aleje. “También es importante prestar atención si se come al aire libre, bajo árboles frutales, áreas de picnics, piscinas y proximidades de basuras, ya que a estos insectos les gustan las bebidas azucaradas, la carne, el pescado, etc. y suelen sentirse atraídos hacia esos olores”, explica la especialista.
Aunque entre el 56% y 94% de la población adulta ha sufrido al menos una vez en su vida una picadura de avispas o abejas, muchas personas desconocen que pueden ser alérgicas al veneno de estos insectos hasta que padecen una primera reacción. Por este motivo, es muy importante que si se experimenta una reacción alérgica por picadura de himenóptero se acuda al servicio de Urgencias y, posteriormente, la persona sea derivada al alergólogo para que pueda diagnosticarla correctamente y proporcionar un tratamiento adecuado.
“La inmunoterapia (vacuna) con veneno de himenópteros es el único tratamiento etiológico capaz de curar la alergia con una alta tasa de éxito, en torno al 95%. Esta eficacia se alcanza rápidamente tras llegar a una dosis de mantenimiento mínima de 100 μg, aunque para consolidar esta respuesta de tolerancia hay que administrar el tratamiento en dosis mensuales o cada dos meses durante aproximadamente cinco años”, aclara la Dra. Berta Ruiz.
En el caso de los alérgicos a la llamada avispa asiática (Vespa velutina), “el 85% de los pacientes que han sido picados de nuevo por este insecto tras recibir el tratamiento con extracto de Vespula no han presentado ninguna reacción alérgica”, afirma la alergóloga, quien añade: “Es importante saber que existe un tratamiento sintomático de emergencia para una reacción aguda generalizada grave tras una picadura (anafilaxia), que es la adrenalina, y que debe administrarse de forma precoz”.
Asimismo, los pacientes con antecedentes de anafilaxia por veneno de himenópteros o por otras causas “deben ser instruidos en la autoadministración de adrenalina, el tratamiento de emergencia de las reacciones anafilácticas”, recuerda la experta.
Los pacientes alérgicos a himenópteros y su calidad de vida
El cuestionario HiCaVi de Calidad de Vida en Alérgicos a Veneno de Himenópteros, validado por el Comité de Himenópteros de la SEAIC, ha concluido que los pacientes que sufren reacciones sistémicas por picaduras de avispas y abejas sufren un deterioro en su calidad de vida, debido al miedo que les genera la posibilidad de sufrir una nueva picadura.
“Sabemos que la inmunoterapia con veneno de himenópteros mejora de forma significativa la calidad de vida de los alérgicos. Para demostrar su eficacia, se recurre a la prueba de repicadura, en la que, de forma controlada y en un medio hospitalario, se pica al paciente con el insecto vivo y se comprueba si tiene o no reacción”, explica la Dra. Ruiz.
La SEAIC realizó un estudio multicéntrico en pacientes en tratamiento con inmunoterapia para analizar la influencia de la prueba de repicadura en su calidad de vida. Esta técnica demostró mejorar notablemente su calidad de vida, ya que constituye una prueba objetiva de la eficacia del tratamiento y disminuye notablemente la ansiedad de los afectados y el temor a reacciones por nuevas picaduras cuando salen al campo.
Las consecuencias del cambio climático
Según se explica desde la SEAIC, el cambio climático global está alterando el patrón de distribución de muchas especies de insectos. El aumento de las temperaturas anuales promueve la existencia de hábitats favorables a insectos invasores y prolonga su tiempo de actividad a lo largo del año. Esto supone un problema de salud pública, ya que aumenta la incidencia de daños por picaduras y la aparición de reacciones alérgicas en todo el planeta.
Especies agresivas, como algunas avispas en nuestro entorno o abejas africanizadas en otros países, son insectos en expansión que pueden causar reacciones sistémicas por picaduras múltiples o por alergia al veneno. “En el caso de la Vespa velutina, puede que el calentamiento global vaya convirtiendo en favorables algunas zonas que inicialmente no lo eran, aunque esto sería un proceso lento y previsiblemente tendrían que pasar décadas hasta que se notara una ampliación mínimamente significativa”, explica la presidenta del Comité de Alergia a Himenópteros de la SEAIC.
Desde la sociedad científica se recuerda que el alergólogo es “el especialista mejor cualificado para diagnosticar y tratar, en todos los grupos de edad, la alergia al veneno de los himenópteros en particular y todas las enfermedades alérgicas en general, ya que esta especialidad está orientada a considerar al paciente alérgico de forma general y no centrándose solo en un órgano”.
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