Cada vez es más habitual la estampa nocturna de leer en el móvil o en la tablet, comprobar los últimos mensajes o echar un vistazo a las redes sociales antes de dormir. Una investigación de la Universidad Complutense demuestra que dedicar un tiempo prolongado a esta práctica aumenta nueve de diez síntomas visuales y oculares más frecuentes, como visión borrosa, irritación y sequedad ocular.
El estudio, publicado en Applied Ergonomics, es el primero que analiza los efectos para la salud ocular que tiene la lectura prolongada en estos dispositivos electrónicos en comparación con el papel y si el nivel de estos síntomas cambia si se lee a oscuras.
“Nuestros resultados sugieren que la lectura prolongada en smartphone puede causar más síntomas visuales que la lectura en papel bajo las mismas condiciones de tamaño de letra, distancia de lectura, o iluminación ambiente”, señala Beatriz Antona, investigadora del departamento de Optometría y Visión de la UCM y una de las autoras del artículo.
El equipo de científicos evaluó diez síntomas: visión borrosa durante y después de la lectura; dificultad de enfoque de distancias; ojos irritados, secos o cansados; fatiga visual; sensibilidad al brillo de la luz; incomodidad ocular y dolor de cabeza. Todos, salvo el último, empeoraron tras el experimento al leer en smartphone.
“Además, los síntomas de irritación y sequedad ocular se agudizaban si la lectura en smartphone se hacía a oscuras”, añade la optometrista.
Menos distancia, enfoque más difícil
Según Antona, el reducido tamaño de la pantalla y de la letra en un móvil “propicia que los usuarios sujeten el móvil a una distancia de lectura menor y esto da lugar a un incremento de las demandas de acomodación y vergencias sobre el sistema visual para lograr enfocar correctamente el texto”.
Para llevar a cabo el estudio, se realizaron dos experimentos en 54 participantes con buena salud visual. En el primero, se comparaban los síntomas visuales que aparecían tras la lectura durante veinte minutos de un texto en papel con los que aparecían tras la lectura de un texto de iguales características a través de un smartphone.
En el segundo, se comparaban los síntomas tras la lectura en este tipo de dispositivos con iluminación ambiente y a oscuras, sin posibilidad de modificar el nivel de brillo de la pantalla.
Justo después de cada lectura, la muestra rellenó un cuestionario para evaluar su grado de sintomatología y sus respuestas revelaron el empeoramiento de los síntomas.
Para reducir estos problemas visuales, la investigadora de la UCM recomienda, además de restringir el uso del smartphone, “evitar usarlo totalmente a oscuras y, si no se puede evitar hacerlo, bajar el brillo de la pantalla al mínimo, incluso aunque se tenga que ajustar manualmente”.
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