El Centro de Investigación del Cáncer de Salamanca (CIC) cumple 15 años de trabajo reconocido nacional e internacionalmente, pero también de “altibajos” económicos que, especialmente en el último lustro, han empañado la satisfacción por la relevante contribución de sus resultados al conocimiento de la enfermedad y al desarrollo de nuevas opciones diagnósticas y terapéuticas.
Esta mañana, durante la presentación de la atractiva sesión científica con la que arrancarán los actos de conmemoración del aniversario, el profesor Eugenio Santos, director del instituto, y los tres coordinadores del evento, los doctores Xosé Bustelo, Atanasio Pandiella y Alberto Martín-Pendás querían centrarse en lo positivo y destacar las aportaciones que han derivado de la labor desarrollada en el centro durante este tiempo. Sin embargo, los investigadores reconocían que la andadura no ha sido fácil, y que el camino científico “siempre conlleva baches, e incluso zancadillas”.
Ante la insistencia de los periodistas, los representantes del CIC volvían a confirmar lo que ya han denunciado en diversas ocasiones: la insuficiencia de financiación para hacer frente a lo más básico, como los gastos de funcionamiento ordinario (agua, luz, bedeles…), que en su mayoría tienen que ser cubiertos con parte de los fondos que los investigadores consiguen para sus proyectos en convocatorias competitivas. “Sólo queremos poder competir en igualdad de condiciones con otros grupos, partir de la misma línea de salida, no 100 metros más atrás”, manifestaba el profesor Santos.
Minutos antes, el doctor Bustelo admitía que los últimos cinco años han sido “el peor periodo para todo el sistema científico español”, que ha sufrido “una reducción sustancial” de la financiación. El instituto salmantino no ha sido ajeno a esos recortes, y esto ha afectado “a los objetivos finales y a lo que queremos hacer y no estamos haciendo”.
Apoyos que condicionarán su futuro
Pese a todo, aseguraba no haberse planteado la posibilidad de no llegar a celebrar el décimoquinto aniversario, porque los científicos, dice, “somos bastante tercos y obstinados, y siempre intentaremos hacer lo máximo posible y obtener la máxima productividad del dinero que recibimos”. Sin embargo, cree que el futuro dependerá de los apoyos autonómicos y nacionales que reciba y de que la sociedad sepa “movilizarse” en defensa de la investigación, de modo que el CIC “puede ser cada vez más competitivo o acabar como un centro más, con grupos envejecidos que hacen lo que pueden para seguir investigando”.
Menos convencido de la supervivencia del centro, de seguir esta tendencia, se ha mostrado su subdirector, el doctor Atanasio Pandiella. “Celebramos 15 años de trabajo, pero también de pedigüeños, porque demandamos más apoyo autonómico, e incluso local, desde la inauguración. Somos tercos, pero a veces no damos para más, y si no tenemos dinero para investigar, no podemos progresar. A lo mejor sin apoyo económico no llegamos a cumplir los 30 años”, ha considerado el científico, que ha recordado que en los últimos años el instituto ha sufrido la pérdida de tres relevantes grupos, “muy difíciles de conseguir”, los liderados por los doctores Jesús San Miguel, Sergio Moreno y Enrique de Álava.
“Uno de los principales problemas que tenemos es la renovación, la incorporación de talento nuevo. Debido a la crisis, no se convocan plazas nuevas, y esta Comunidad Autónoma, a diferencia de otras, no tiene un programa de atracción de investigadores, de forma que tenemos serios problemas para atraer a nuevos grupos y para mantener a los estables, porque si se les ofrece algo mejor, se van”, ha denunciado el doctor Pandiella. Pese a todo, ha confiado “en que podamos superar este bache difícil e importante y ser capaces de atraer a jóvenes investigadores que puedan contribuir a que este centro continúe su andadura exitosa”.
Relevantes resultados
Lo ha sido, de hecho. Como han recordado sus representantes, el Centro del Cáncer de Salamanca “se conoce y se reconoce nacional e internacionalmente” y la labor de sus equipos ha generado importantes aportaciones, tanto a nivel de conocimiento básico como en el desarrollo de “terapias antitumorales que ya se están usando en la clínica” y de “herramientas diagnósticas que también han contribuido, en mayor o menor medida, al bienestar de los ciudadanos”.
Entre sus logros, Xosé Bustelo ha resaltado que el instituto ha conseguido crear unidades técnicas importantes, no solo para el centro y para la comunidad científica de Salamanca y de Castilla y León, sino para todo el país, desde las que se prestan servicios de Genómica y Proteómica, Diagnóstico Molecular, Oncofarmacología y Diagnóstico Familiar, entre otros. En cuanto a la investigación clínica, ha puesto como ejemplo de cómo el conocimiento se traduce en herramientas diagnósticas y terapéuticas los avances obtenidos en mieloma, una investigación que ha permitido demostrar “que con una combinación de tratamientos se obtienen resultados mucho mejores en cuanto a supervivencia a largo plazo”.
La contribución del CIC en el conocimiento de diferentes aspectos moleculares del cáncer y su participación en ambiciosos proyectos internacionales, como la secuenciación del genoma de la leucemia linfática crónica, son otros de los importantes “granitos de arena” puestos por el centro en el ámbito oncológico, y ponen de manifiesto que la ciencia “es un bien de la sociedad”, según ha subrayado el doctor Martín-Pendás, quien ha señalado que el apoyo social a la investigación “está mucho más extendido en el mundo anglosajón”, donde también es mayor el conocimiento científico de la sociedad. “Este tipo de acontecimientos históricos, como el aniversario del centro, no solo son relevantes como celebración, sino que constituyen también un trampolín para comunicar que la investigación es útil y necesaria, que es un bien común del que la sociedad tiene que hacer uso”, ha recalcado.
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