Mientras la Organización Mundial de la Salud (OMS) se resiste a incluir la transmisión aérea entre las principales vías de contagio del coronavirus SARS-CoV-2 por considerar que son necesarias más investigaciones que lo confirmen, crecen las voces que advierten de que la inhalación de las pequeñas partículas que emitimos al respirar y que quedan suspendidas en el aire es, precisamente, una de las formas más importantes de contraer la infección.
En esta idea ha insistido este lunes un grupo de científicos que, en una carta publicada en la prestigiosa revista Science, aseguran que existe una “evidencia abrumadora” de que la vía aérea “representa una ruta de transmisión importante” para la COVID-19, por lo que urge “armonizar los debates” sobre los modos de contagio del SARS-CoV-2 en todas las disciplinas “para garantizar las estrategias de control más eficaces y proporcionar una orientación clara y coherente al público”.
El escrito, en cuya elaboración ha participado el investigador español José Luis Jiménez, experto en aerosoles de la Universidad de Colorado en Boulder (Estados Unidos), explican que los virus que se encuentran en gotas mayores de 100 μm generalmente caen al suelo en pocos segundos a una distancia de hasta dos metros de quien las emite, aunque también pueden “rociarse como pequeñas balas de cañón sobre individuos cercanos”. Debido a su “limitado” recorrido, el distanciamiento físico reduce la exposición a estas gotas. Este es el mecanismo de transmisión que hasta el momento se considera como principal vía de contagio del nuevo coronavirus, por lo que una de las principales recomendaciones para prevenir la infección es mantener el distanciamiento físico para reducir el riesgo de exponerse a estas gotas de mayor tamaño.
Mientras tanto, continúan estos científicos, los virus en aerosoles (partículas menores de 100 μm), “como el humo”, pueden permanecer suspendidos en el aire entre varios segundos y varias horas y, durante ese tiempo, ser inhalados. “Están muy concentrados cerca de una persona infectada, por lo que pueden infectar más fácilmente” a quienes se encuentren “en las proximidades”. Además, los aerosoles que contienen virus infecciosos “pueden viajar más de dos metros” y acumularse en el aire de los espacios interiores mal ventilados, “lo que lleva a eventos de superpropagación”.
Como sostiene este grupo de investigadores y expertos, las personas con COVID-19 –”muchas de las cuales no presentan síntomas”–, liberan “miles de aerosoles cargados de virus y muchas menos gotitas al respirar y hablar, por lo que es “mucho más probable” que se inhalen aerosoles exhalados por alguien cercano que ser “impactados por una gota”.
Así, advierten de que las recomendaciones de las autoridades sanitarias deben cambiar para “centrarse en la protección contra la transmisión aérea” del coronavirus, de modo que al uso de mascarillas –”bien ajustadas a la cara”, recalca José Luis Jiménez–, la distancia social y el refuerzo de las medidas de higiene, es preciso establecer “una guía clara” sobre “la importancia de trasladar las actividades al aire libre, mejorar el aire de los espacios interiores con ventilación y filtración y mejorar la protección de trabajadores de alto riesgo”.
“Hay que dedicar el 80% del esfuerzo a reducir el contagio por el aire y el 20% a desinfectar”
José Luis Jiménez, que forma parte del grupo de 239 científicos que solicitó a la OMS un cambio de criterio sobre la transmisión aérea del SARS-CoV-2, ha denunciado estos días en un hilo de Twitter las dificultades que ha encontrado a la hora de trasladar estas consideraciones al Ministerio de Sanidad español.
“Llevo casi un mes tratando de contactar con Fernando Simón y su equipo, pero no me contestan”, afirma. Cree que sería “útil” mantener “una conversación” con el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias, porque “veo que en muchos sitios de España la gente no tiene ni idea de las medidas que hay que aplicar para reducir la transmisión por aerosoles”: que las mascarillas “vayan bien ajustadas a la cara, sin huecos, porque por ahí entra y sale el virus a sus anchas”, y entonces estos protectores “solo son una decoración”; “hacer todo lo que se pueda afuera” y “abrir las ventanas” en todos los espacios interiores “para reducir la concentración del virus y disminuir la propagación, por ejemplo, en colegios”. Si no, “los colegios van a ser un caldo de cultivo para el virus”, avisa este experto en aerosoles de la Universidad de Colorado en una carta remitida al Ministerio de Sanidad en la que insiste en que la transmisión del nuevo coronavirus “está dominada por aerosoles”, por lo que “hay que dedicar el 80% del esfuerzo” a reducir el contagio “por el aire y el 20% a desinfectar, y no al revés”.
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