Podría ocurrírsele a alguien colocar los canapés sobre bases integrales, que no estaría mal, pero aún mejor sería si usáramos vegetales, en láminas lo más secas posible, como base: manzana, pera, melón, sandía, piña, lechuga, endivias, medios tomates para rellenar...
No estaría mal sustituir la mayonesa, pero quizá con añadirle un yogur, por ejemplo de limón, se reducirían calorías y se obtendría una salsa más ligera y bastante agradable.
Desterrar los embutidos y empadronar jamón y fiambres, y si pueden ser bajos en sal y en grasas, no estaría de más.
Las carnes y pescados son aceptables al horno, pero no necesitan de suculentos complementos; ya se sabe: mejor solo que mal acompañado.
Refrescos sin azúcar, que apenas difieren de los otros. Muchos de ellos también se encuentran sin burbujas, y el aparato digestivo lo agradecerá bastante.
Para la sed, lo mejor es el agua... y en el equilibrio está la virtud.
Las bebidas espirituosas sin alcohol también pueden servirse en formato chupito.
Y puestos a cambiar... la bebida que ya en la antigua Grecia alababa el célebre Hipócrates. Quizá le falte glamour, pero su bajo contenido alcohólico (más bajo en las sin, claro) y sus innumerables propiedades, hagan de brindar con cerveza una gran alternativa, que pueda acabar siendo hasta saludable.
(En caso de duda sobre su salud, una buena alternativa, acudir a su enfermer@)