¿Qué cara se le pondría a Descartes si viera que hay gente en España que no piensa, pero existe? Ha pasado un año y algunos meses desde que el médico del Cuerpo Nacional de Policía entregara al presidente del Gobierno de este país una documentación que dejaba constancia de que la peste mortal, proveniente de China, había llegado a España. Pero don Pedro le quitó importancia haciendo mutis por el foro.
En el acá y ahora digamos que estamos en el punto de partida: Existen, pero no piensan. El poder no cambia a las personas, solo revela quienes verdaderamente son, decía Pepe Mujica el presidente más pobre del mundo. Sí, un año y dos meses después de que el referenciado informe llegara a las manos de este Gobierno, los pobladores sensatos, las personas de alto riesgo, los que amamos la vida y protegemos la vida de los demás, continuamos enclaustrados esperando a que se produzca el milagro de la cordura, la humanidad, en aquellos que han venido moviendo la vaina sanitaria con una gestión nefasta, plagada de mentiras, de tropezones que han dado marcha atrás en lugar de avanzar.
Ya son cien mil los pobladores muertos en nuestro país y millones de contagiados, junto a la piratería en la adquisición y distribución del material clínico (traído de china y de una calidad cero que se ha llevado a tantos médicos, enfermeras y demás sanitarios, los verdaderos ángeles, los verdaderos héroes). Supuesta piratería en el reparto de vacunas, supuesta piratería a la hora de abrir una investigación para determinar dónde han ido a parar miles de dosis de dicho fármaco que desaparecieron de la noche a la mañana, con la aparente indiferencia del Gobierno. Un Gobierno que hoy día sigue manteniéndose colgado de un pentagrama con notas discordantes, dentro de un país dirigido por presuntos truhanes y amorales.
Dicen que no hay plata, mientras que el ministro de Interior se gasta tres mil euros (dinero público) en comprar una cinta para correr y musculares. Dicen que no hay plata mientras que los millones salen de las arcas públicas a la velocidad de un avión supersónico y se pierden en las montañas (¿). No piensan, pero están ahí.
Dicen que no hay plata para contratar más sanitarios. Apostillan que no hay presupuesto para la compra de material sanitario seguro, fabricado en España, y siguen trayéndolo de la China hedionda de Mao Tse-Tung. El poder no cambia a las personas, solo revela quienes verdaderamente son.
En plena Navidad de enclaustramiento, don Pedro presidente asomó, no sus bembas por el tema de las mascarillas en la boca, sino la chopa (la nariz) en las pantallas de las televisiones y en un discurso rancio espetó: “¡Por las barbas de Durruti que antes de vacaciones los españoles estarán todos vacunados!”. Otra trola más que deja constancia de que existen, pero no piensan. En el acá y ahora somos millones las personas que estamos metidos en el epígrafe de alto riesgo por padecer cáncer, por ser diabéticos insulinodependientes, por carecer de órganos vitales, etc. sufriendo el doble mal de la indiferencia presidencial. Es evidente que el Gobierno de España tiene un humor demasiado negro en todo lo que está haciendo, y en la gestión de esta pandemia del siglo XXI … el carbón es mulato a su lado.
Chile es un ejemplo de cómo se hacen bien las cosas, a pesar de que allá el Covid llegó casi dos meses después que en Europa. Ese país hoy tiene un motivo de orgullo al estar en primer lugar del ranking mundial de dosis de vacunas administradas. El presidente Sebastián Piñera, desde el primer día puso al frente de Sanidad a un gran equipo de verdaderos profesionales que han apostado por la vida de todos los pobladores del país plantando cara a la muerte. Un presidente con grandes desafíos, el primero de la clase.
Por mi crisis de fe, por la deformación profesional, pregunto al Gobierno de España y a todos los políticos: ¿Ustedes tienen puestas las vacunas? ¿Desde cuándo? Es una pregunta, simplemente una pregunta.
En estos momentos hago mía una frase de ex presidente de Uruguay, José Mujica (el presidente más pobre del mundo), al que conocí personalmente en su chacra de un poblado pobre a las afueras de Montevideo, el Rincón del Cerro, el lugar donde ha vivido siempre, incluso cuando era presidente del país:
“Aprendí que si no puedes ser feliz con pocas cosas, no vas a ser feliz con muchas” .Esto deberían aplicárselo los mandatarios de todos los países del mundo y otro gallo cantaría
Para los que no tienen memoria histórica, para los que han estado más preocupados en sacar adelante la Ley de la Muerte, en fomentar el nepotismo, en dar carteras a los que no saben ni abrirlas, que en gestionar con inteligencia el gran problema de esta peste maldita, les voy a recordar lo que pasó en el mundo en el año 1918, fecha en la que se inició la llamada peste española, que duró un año y once meses, que no comenzó en España y que mató a 40 millones de personas en todo el mundo:
Un siglo después de aquella tragedia aún no se sabe cual fue el origen de aquella pandemia que no entendía de fronteras. Como todas las pestes también comenzó en China. Después pasó a Estados Unidos y a Europa hasta que al final llegó a España, país neutral en la primera guerra mundial y que no censuró la publicación de los informes sobre la enfermedad y sus consecuencias (justo lo contrario de lo que ha pasado y está pasando con el denominado Covid 19).
Ser el único país que se hizo eco del problema, provocó que la pandemia se conociese como la Gripe Española. Ocho millones de españoles afectados y trescientas mil muertes, con edades comprendidas entre los 20 y 40 años. La mayoría de los fallecidos sucumbieron a una neumonía bacteriana secundaria ya que no había antibióticos y murieron rápidamente después de la aparición de los primeros síntomas, a menudo con hemorragia pulmonar aguda, con edema pulmonar. Los hallazgos patológicos primarios se limitaban al árbol respiratorio, insuficiencia respiratoria. Mascarillas de tela y gasas, elaboradas por las mujeres de España, era la única protección porque no había otra cosa.
Cien años después, en nuestro país… tampoco había absolutamente nada, sencillamente porque estos son tiempos de casoplones lujosos, de rascacielos muy altos, pero…de cerebros del tamaño de una pulga.
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