En nuestro hospital quieren hacernos creer que estamos pasando a otra fase de la pandemia, se están cerrando plantas COVID y parece que se quiere llegar a la “normalidad”, pero según los máximos dirigentes, debería ser una “nueva normalidad”.
CSIF quiere denunciar que, para muchos mandos intermedios, esta “nueva normalidad” pasa por continuar con su política de poca o nula empatía con los trabajadores. Estos se han dejado la piel para combatir esta enfermedad sin las medidas de protección adecuadas y con continuos cambios en sus horarios laborales y servicios donde trabajar, y les han obligado (muchos tienen a sus espaldas cerca de 40 años de profesión) a realizar turnos y jornadas abusivas en plantas desconocidas, sin un reciclaje o entrenamiento previo en las nuevas técnicas. Como consecuencia de ello, un buen número de profesionales han decidido solicitar la jubilación anticipada.
Ahora que esto parece que esta medio controlado, se pretende volver a la “normalidad”, y se están cerrando plantas COVID para que pasen a ser plantas limpias; con esa excusa, se está obligando a los trabajadores a disfrutar días libres que se les descuentan de sus descansos y a solicitar las vacaciones, incluido el mes de junio, cuando las gerencias sabían que, en la “mesa sectorial”, el día 7 se iba a debatir el calendario vacacional, y aunque no se ha conseguido la propuesta que CSIF hizo para que no se considerara al mes de junio como periodo estival, al final la Administración algo se ha plegado.
Se continúa suministrando material que no reúne las condiciones necesarias de protección (mascarillas). Estamos en un “estado de alarma”, pero no es “la guerra donde todo vale”, y se han vulnerado muchos derechos de los trabajadores de una forma flagrante, se han incumplido promesas de un modo descarado y algún personal (sobre todo médicos residentes) ha visto disminuida su nómina, a pesar de las promesas que se hicieron de que nadie la vería mermada.
Creemos que es hora de un verdadero cambio en las estructuras de los que nos tienen que dirigir y hacerles saber que sus puestos no son vitalicios, que deben tener más empatía, educación (es a veces lo único que se les pide) y que se acuerden de que algún día volverán a la arena.
Alguien en nuestro “mal gobernado país” va a tener la decencia de asumir su responsabilidad y va a dimitir… seguro que no, porque estamos gobernados por indecentes, y muchos mandos intermedios, por miedo a que les muevan la silla, son capaces de hacer la vista gorda.
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