Este proyecto, hoy en día, con la situación económica que tenemos, se debe replantear y evaluar de forma seria la remodelación del actual hospital, que, unido al nuevo, daría un servicio impresionante a los salmantinos y salmantinas.
Se cometió el enorme error de construir el nuevo hospital en un lugar limitado y sin posibilidad de expansión, pegado al río, de tal manera que la Confederación Hidrográfica del Duero ha puesto sus objeciones por estar el vial de acceso en zona inundable, obligando a construir un muro de 14 metros. Las facultades y la carretera del paseo de San Vicente cierran los límites a la futura expansión del hospital por nuevas necesidades.
El nuevo hospital tendrá 863 camas, exactamente 150 camas menos que las que tenía el Complejo Asistencial Universitario de Salamanca antes de meter la tijera de los recortes, que contaba con 1.013; remodelando el actual Hospital Clínico podríamos contar con el suficiente número de camas para dar una correcta asistencia a la población y eliminar las vergonzosas listas de espera, pues, además, contaríamos con el doble de quirófanos que están proyectados.
Con la demolición del hospital se perderá una ocasión magnífica para dar salida a las listas de espera, no sólo de Salamanca, sino de toda la Comunidad de Castilla y León, pues podríamos ser centro de referencia público para quitar las listas de espera de toda la región. El dinero que en toda la Comunidad paga la Consejería de Sanidad a la privada, se podría quedar en Salamanca y atender dignamente en un hospital público a los castellanos y leoneses.
Habría que hacer contrataciones de personal. Para quitar las listas de espera, que no se quitan, se pagan a la Sanidad privada unos 40 millones de euros anuales, más que suficiente para contrataciones
El edificio del actual Hospital Clínico tiene miles de metros útiles para atender a la población, para nuevos proyectos asistenciales y de investigación, en definitiva, una enorme cantidad de posibilidades para beneficiar a la ciudadanía, que al fin y al cabo, somos los que pagamos los impuestos y tenemos derecho a dar nuestra opinión.
La demolición y el reciclaje de residuos y escombros, más la construcción del edificio de consultas suponen un enorme coste para un beneficio mínimo, cuando invirtiendo en una remodelación, menos costosa, convertiríamos a nuestros hospitales en una auténtica Ciudad de la Salud y referente sanitario.
Medios y personal habría, sólo se necesita voluntad política para hacerlo. Espero que estos planteamientos sean recogidos por quienes nos representan en las instituciones y hagan suyas estas propuestas.
Les deseo un feliz y saludable año 2018.
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