No sé si es el calentamiento global o, además, el nuevo edificio de hospitalización, que separa al Clínico del río Tormes e impide que le llegue la brisa del río, actúa como un muro que impide circular el aire y tiene algo que ver en el asunto.
Son numerosos los veranos que he escrito en éste y otros diarios locales acerca de la falta de aire acondicionado en el hospital, y todos los veranos he prometido que al verano siguiente volvería hacerlo si no se resolvía el problema, así que aquí está de nuevo esta columna para recordar a la Administración (como si no lo conociera sobradamente) que la situación que se vive es difícilmente soportable y nada justificable.
No parece lógico que, teniendo previsto abrir el nuevo hospital en 2019, ahora se realizase una importante inversión para dotar al viejo Clínico de aire acondicionado, ya que sería un dispendio excesivo. No obstante, la situación que se vive todos los veranos sí que sería razón suficiente para que la Junta de Castilla y León acelerase los trabajos del nuevo edificio de hospitalización, para que entrase en funcionamiento en los seis primeros meses del año 2019 y, así, durante ese verano, no fuera necesario volver a sufrir los rigores de todos los veranos.
Nos queda este verano y el verano de 2018 para pasar calor, para vivir el trasiego de ventiladores que poco solucionan, pero, ¡por favor!, eviten que también suframos el mismo rigor en el verano de 2019: solo hay que adelantar la obra unos meses y se está a tiempo de hacerlo.
Existen otras razones que hacen aconsejable a la Junta de Castilla y León que las obras estén finalizadas antes de mayo de 2019, pero tiempo habrá para volver sobre ellas. Hoy, lo prometido es deuda, nos toca hablar de la falta de aire acondicionado en el hospital, como el verano anterior y el penúltimo, y el antepenúltimo.
A ver si hay diligencia administrativa, se aceleran las obras y, cumpliendo mi promesa, solo puedo volver a escribir del problema en 2018, porque en 2019 ya no sea necesario. La verdad es que resulta cansino, pero una promesa es una promesa y hay que cumplirla, que somos gente de palabra. ¡Uf, que calor!
cuando gobernaba el psoe con Arturo Ferreras de Gerente no levantabas el pico Miguel.
y los calores se seguían sufriendo en esa época.
¿porqué no dices que por ejemplo, en oncología las habitaciones han dejado de ser dobles para aliviar el calor y facilitar la comodidad del enfermo?
se te ve el plumero