Las autoridades sanitarias deberían valorar que si tan grande es la desinformación de unos progenitores como para decidir no vacunar a sus hijos, quizá sea debido a la ausencia de información o a informaciones erróneas, y seguramente sea posible hacer algo para evitarlo: informar.
Se pueden encontrar infinidad de opiniones y foros de salud en los que escribe quien así lo desea. Sería recomendable que tales sitios indicaran, claramente, que no proceden del Ministerio de Sanidad. Mas adecuado aún sería contar con enlaces a las paginas oficiales de los servicios de salud, atención al ciudadano... No coartaría el derecho de expresión.
Cierto es que últimamente se negocia con vacunas recomendadas, y existen dispares opiniones entre asociaciones de profesionales y el Ministerio en la inclusión o no en el calendario vacunal. Quizá vaya siendo hora de unificar criterios e informar de verdad.
Tampoco estaría de más que se promoviese activamente la inclusión en los programas de vacunación de los recién llegados, al igual que se promueve la vacunación antes de viajar al extranjero.
Las vacunas no reducen absolutamente los riesgos, cuentan con efectos secundarios, reacciones adversas, intolerancias... Pero el acto en sí de vacunar ya supone velar por la salud, prevenir y evitar complicaciones propias y ajenas.
Una terrible desgracia, en la que de nada sirve mirar hacia atrás y pensar qué habría ocurrido si le hubieran vacunado, ha ocurrido.
En caso de duda sobre su salud, debería acudir a informarse a los profesionales de la salud