Bastaría con acercarse a una cartelera de estrenos para encontrar alguna con temática epidemiológica, y algunas con guiones tan viables, que la ficción podría llegar a verse superada.
En la vida real, tal previsión y semejantes despliegues son impensables, pese a que se cuente con los medios necesarios. Y no será porque los largometrajes no avisen... No es cuestión de ser alarmistas, pero alguien podría haber prestado un poco de atención, aunque fuera por hacer algo.
No tan rabiosamente actual, pero sí relevante, ya que afecta solamente a 75 millones de personas en los dos mundos, en el que llaman desarrollado y en el otro; es el del VIH. Esta epidemia ha alcanzado unos niveles impensables, superando ampliamente hasta los más pesimistas augurios.
Un estudio recientemente publicado arroja utilísima clarividencia sobre esta enfermedad, documentando, mediante sofisticados modelos de fileografía estadística, que la pandemia del VIH se origino en 1920 en Kinshasa, capital de la República Democrática del Congo. Y no se trata de ninguna película.
Casi se podría apostar a que es una información relevantemente trascendente, epidemiológicamente hablando, y ni hablar de su trascendencia antropológicamente relevante...
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