La situación política creada tras las elecciones del 20 diciembre abre cierta esperanza en el terreno sanitario. De haber conseguido mayoría el Partido Popular y Ciudadanos, partidos ambos liberales en materia económica e incluso si hubiera conseguido la mayoría el Partido Socialista con o sin los nacionalistas clásicos la deriva de nuestro Sistema Nacional de Salud seguiría la senda por la que va desde el año 1997.
Hay que esperar que la influencia de los partidos socialdemócratas más a la izquierda del PSOE sepan inclinar la balanza para preservar al menos el verdadero meollo del sistema y si es posible, recuperar algo pues hemos perdido ya demasiadas cosas desde el año 97 con aquella llamada Ley de Nuevas Formas de Gestión. Ley tan negativa para la Sanidad Pública.
Hemos perdido parte de la gestión pública (las entidades privadas que gestionan los “hospitales del PP” deciden en qué se gasta el dinero público de los centros sanitarios). Hemos perdido parte de la provisión de servicios sanitarios (las entidades financieras que están detrás de los hospitales del llamado modelo ‘Alzira’, por ejemplo, determinan la calidad de los servicios sanitarios que ellos suministran pero que se financian con dinero público).
Todavía no hemos perdido un sistema de aseguramiento único y público pero si nos dejamos, pronto lo perderemos.
La mentira no se convierte en verdad por mucho que se repita: “La sanidad no es insostenible“. Su rentabilidad se mide en calidad de vida y en redistribución de riqueza. Se mide en derechos para los ciudadanos que se ven con salarios de miseria, con trabajos de miseria o sin trabajo y encima sin servicios básicos como la sanidad.
El modelo al que vamos es uno que permitiría a unos, consumir sanidad como si fueran coches y medicalizar su vida en su propio perjuicio con dinero de todos, mientras otros carecerán de la posibilidad de curarse de enfermedades reales y graves. Un modelo que se basa en cotizaciones a seguros que pronto serán también seguros privados, puerta que quedó abierta con el Real Decreto de 2012
Ahora es el momento y hay que saber de qué lado se está. Para hacer esta muralla, tráiganme todas las manos. Partidos como Podemos, mucha gente del PSOE, IU y otros muchos tienen que unir sus fuerzas en este terreno y tienen que ser el dique de contención que impida el final de la Sanidad Pública basada en la solidaridad de los sanos con los enfermos financiada por el Estado con cargo a los Presupuestos. Esta es una cuestión vital.
Racionalizar el gasto: sí; responsabilizar al ciudadano: sí; medicalizar la vida: no; fomentar los seguros privados: NO; Destruir el sistema: NO; convertir la sanidad en una industria para acumular riqueza unos cuantos: NO; desgravar los seguros privados: NO. Definir una cartera de servicios común pero no básica sino amplia: Este puede ser un punto para los pactos pero OJO, no una cartera básica de beneficencia sino que todo lo importante tiene que ser para todos, mientras que cuestiones de dudosa eficacia y el consumo sanitario, ni financiación ni provisión pública, fuera para todo el mundo.
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