En Reumatología atienden a pacientes con afectación musculoesquelética, aunque otra de la sintomatología es la afectación en la piel. "Vemos a pacientes que se les ha detectado datos de autoinmunidad aunque no tengan una artritis ni una clínica del aparato locomotor, pero hay que hacer un estudio completo para ver la afectación de los órganos".
Como explica esta especialista, por un lado existe el lupus cutáneo, que no tiene afectación interna, y el eritematoso sistémico. En ambos casos se trata de una enfermedad crónica que pueda causar múltiples manifestaciones al ser multisistémica, "que quiere decir que no solo va a afectar a un aparato, sino también al sistema nervioso, central, o a cualquier órgano", subraya la doctora Hidalgo.
Como destaca la reumatóloga, el lupus es una enfermedad del sistema inmune y el de defensa, que es el que nos tiene que proteger de agentes externos, de procesos infecciosos. "En este caso el sistema de defensa se altera y pierde la tolerancia a sus propias células, por eso se dice que la enfermedad es autoinmune", precisa. Es entonces cuando el sistema de defensa se vuelve en contra de sus propias células y provoca daño, "¿y por qué le pasa eso al sistema inmune?", a lo que contesta algunas de las posibles causas que se postulan hoy en día. Entre ellas, al afectar a un mayor número de mujeres, señalan factores hormonales, o que se desencadena tras procesos infecciosos o virus, "que en personas con predisposición genética se desencadena una reacción anómala, autoinmune, que luego se va a perpetuar, y el virus desaparece, pero deja perpetuada esa alteración inmunológica que va a provocar daño en distintos aparatos". Otras posibles causas son determinados medicamentos.
Vigilancia de los brotes
El lupus es una enfermedad que cursa por brotes que se tienen que vigilar, porque como señala Cristina Hidalgo, "un día está perfecto, y al siguiente ponerte muy malo, y cuando tienen fármacos necesitan monitorización para controlar la toxicidad". A veces, esta enfermedad autoinmune no da la cara, "y tenemos que ver los datos de actividad", porque es una patología muy heterogénea y no hay dos pacientes iguales. Lo importante, aclara esta reumatóloga, es detectar los brotes a tiempo, "porque así se puede prevenir el daño de un determinado órgano".
Con los datos clínicos y de laboratorio, los reumatólogos pueden distinguir el grado del lupus y si es necesario hacer una vigilancia más estrecha. La doctora Hidalgo lanza un mensaje positivo de cara al Día Mundial del Lupus para los afectados, ya que si están vigilados, y siguen los tratamientos y las recomendaciones, "pueden llevar una vida normal".
En cuanto a la terapia farmacológica para tratar el lupus, como asegura esta especialista, en la actualidad hay muchos fármacos en investigación, "y se ha avanzado mucho". Otro aspecto clave es evitar la exposición al sol, sobre todo si tiene afectación cutánea, "e intentar seguir los tratamientos que recomiendan las guías según las manifestaciones de la enfermedad". El tratamiento básico siempre son los antipalúdicos, el dolquine, que no solo mejoran las manifestaciones cutáneas y articulares, sino el riesgo cardiovascular que tienen estos pacientes.
Varios tratamientos
Y según las manifestaciones que tengan varían otros fármacos. Por ejemplo, es habitual la utilización de corticoides a dosis bajas, salvo manifestaciones orgánicas graves, que hay que darles más altas, "e intentar que sea poco tiempo", matiza. Para tratar esta enfermedad también se utilizan fármacos inmunomoduladores e inmunosupresores, que depende de la gravedad. Y si estos fracasan, y la situación es más grave, se utilizan terapias biológicas, que son los nuevos fármacos emergentes.
El abordaje de la enfermedad es multidisciplinar pero lo ideal, como asegura Cristina Hidalgo, que sea el reumatólogo el médico de referencia, apoyado de otros especialistas. En algunos hospitales españoles si existen unidades de referencia, pero en Salamanca no. Esta especialista la gran labor de la Sociedad Española de Reumatología, que desde hace unos cinco años cuenta con un registro nacional de pacientes con lupus, unos 4.000 contabilizados, que se utiliza para extraer conclusiones sobre cómo son los perfiles del paciente, qué manifestaciones tienen, qué fármacos funcionan o qué complicaciones hacen con los medicamentos. "De ahí se sacan muchos datos y publicaciones, y luego existen grupos de trabajo que se dedican al riesgo cardiovascular o las manifestaciones renales, etc.", puntualiza.