Hace cinco meses, la OMS alertaba sobre el aumento de los casos de sarampión en el mundo debido a ua cobertura vacunal insuficiente. Así lo confirmaba un nuevo informe publicado por importantes organizaciones sanitarias, en el que se constataba un considerable incremento de las notificaciones registradas en 2017, cuando varios países sufrieron brotes intensos y prolongados de la enfermedad, a la que se asociaron 110.000 muertes ese año.
V de vacuna, V de vida
Ejemplo de la seriedad de esta advertencia es lo que está sucediendo estos días en Estados Unidos, donde más de 650 personas permanecen en cuarentena en dos universidades de Los Ángeles por un brote de sarampión que, según las estimaciones de las autoridades sanitarias, podría afectar a casi el 90% de las personas no vacunadas si se vieran expuestas al virus. Con ello, cabría la posibilidad de una epidemia en menos de dos semanas.
Hasta el 24 de abril, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EEUU han notificado 695 casos de sarampión en 22 Estados, la cifra más alta desde que la enfermedad se declarara erradicada en el año 2000.
El sarampión es una enfermedad grave y muy contagiosa que puede causar complicaciones debilitantes o fatales, como encefalitis, diarrea y deshidratación graves, neumonía, infecciones de oído y pérdida permanente de la visión. Los lactantes y los niños pequeños con desnutrición y sistemas inmunitarios débiles son particularmente vulnerables a las complicaciones y la muerte.
A finales del pasado noviembre, la Dra. Soumya Swaminathan, directora general adjunta de la OMS para Programas, recalcaba: “El resurgimiento del sarampión es motivo de gran preocupación, ya que se han producido brotes en todas las regiones, en particular en países que habían logrado eliminarlo o estado cerca de conseguirlo. Sin medidas urgentes para aumentar la cobertura vacunal e identificar poblaciones con niveles inaceptables de niños infrainmunizados o no inmunizados, corremos el riesgo de perder décadas de progreso en la protección de los niños y las comunidades contra esta enfermedad devastadora, pero totalmente prevenible”.
Y es que esta infección puede prevenirse con dos dosis de una vacuna que, como recuerda este organismo mundial, es “segura y eficaz”. Sin embargo, durante varios años, la cobertura mundial con la primera dosis se ha estancado en un 85% en el mundo, muy lejos del 95% necesario para prevenir los brotes, lo hace que muchas personas sean vulnerables a la enfermedad. De este modo, a pesar de que desde el año 2000 se han salvado más de 21 millones de vidas gracias a la vacunación contra el sarampión, los casos notificados en el mundo aumentaron en más de un 30% desde 2016.
En el contexto europeo, la situación del sarampión en España es favorable, según informó en febrero el Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría (CAV-AEP), desde donde se subrayaba, sin embargo, “que no debe bajarse la guardia y han de tenerse en cuenta las señales de alarma de unas coberturas vacunales que se resienten. Según el informe publicado en febrero de 2019 por el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades, durante el pasado año se registraron en España 220 casos de sarampión, con una tasa de 4,8 casos por millón de habitantes.
Las vacunas salvan vidas
En EEUU, la alerta sanitaria se ha producido precisamente en la Semana Mundial de la Inmunización, que se celebra esta última semana de abril con el objetivo de promover la vacunación para proteger contra las enfermedades a las personas de todas las edades. En este marco, el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social ha lanzado la campaña ‘V’ de vacuna, ‘V’ de vida, en la que se recuerda que la vacunación es muy importante “a lo largo de toda la vida” porque “previene, controla y vence las enfermedades”.
De hecho, las vacunas evitan cada año 1.000 muertes en España y entre dos y tres millones en todo el mundo. Además, como se insiste desde la Administración sanitaria, “son seguras y protegen tu salud y la de todos”, por lo que sus beneficios son indudables, no solo desde el punto de vista individual, sino también para la salud pública.
Preguntas y respuestas sobre inmunización y seguridad de las vacunas
Para resolver las dudas que pueden surgir entre los ciudadanos en relación a las vacunas debido al desconocimiento o a la existencia de información errónea o poco fiable, la OMS publicó hace un año una relación de preguntas y respuestas a las cuestiones que se plantean con mayor frecuencia. Estas son algunas (aunque pueden consultarse todas en este ENLACE):
– Habiendo buena higiene, saneamiento y agua salubre ¿sigue siendo necesaria la vacunación?
La buena higiene, el saneamiento y el agua salubre son insuficientes para detener las enfermedades infecciosas, y la vacunación sigue siendo necesaria. Si no mantenemos tasas de inmunización óptimas —la llamada inmunidad colectiva—, las enfermedades prevenibles mediante vacunación volverán. Aunque las mejoras de la higiene, el saneamiento y la salubridad del agua ayudan a protegernos de las enfermedades infecciosas, muchas de ellas pueden propagarse, independientemente de lo aseados que seamos. Sin vacunación, enfermedades que se han vuelto raras, como la tosferina, la poliomielitis o el sarampión, pueden reaparecer rápidamente.
– ¿Son seguras las vacunas?
Las vacunas son seguras. Todas las vacunas aprobadas son sometidas a pruebas rigurosas a lo largo de las diferentes fases de los ensayos clínicos, y siguen siendo evaluadas regularmente una vez comercializadas. Los científicos también siguen constantemente la información procedente de diferentes fuentes en busca de indicios de que una vacuna pueda tener efectos adversos. La mayoría de las reacciones a las vacunas son leves y temporales, como el dolor en el lugar de inyección o la febrícula. Los raros efectos colaterales graves notificados son investigados inmediatamente.
Es mucho más fácil padecer lesiones graves por una enfermedad prevenible mediante vacunación que por una vacuna. Por ejemplo, la poliomielitis puede causar parálisis; el sarampión, encefalitis y ceguera, y algunas enfermedades prevenibles mediante vacunación incluso pueden ser mortales. Aunque una sola lesión grave o muerte causada por las vacunas ya son demasiadas, los beneficios de la vacunación superan largamente los riesgos, y sin vacunas habría muchos más casos de enfermedad y muerte.
– ¿Puede un niño recibir más de una vacuna a la vez?
Las pruebas científicas revelan que la administración de varias vacunas al mismo tiempo no tiene efectos negativos en el sistema inmunitario del niño. Los niños están expuestos diariamente a varios cientos de sustancias ajenas que desencadenan respuestas inmunitarias. El simple acto de comer introduce nuevos antígenos en el organismo, y son numerosas las bacterias que viven en la boca y la nariz. Los niños se ven expuestos a muchos más antígenos en un resfriado común o una faringitis que cuando son vacunados.
La principal ventaja de administrar varias vacunas al mismo tiempo es la necesidad de menos consultas, que ahorra tiempo y dinero. Además, cuando es posible una vacunación combinada (por ejemplo, contra la difteria, el tétanos y la tos ferina) también se reduce el número de inyecciones y las molestias para el niño. Se pueden tomar diferentes medidas para reducir el dolor en el momento de la vacunación.
– ¿Qué conservantes se usan en las vacunas?
El tiomersal es un compuesto orgánico que contiene mercurio y se añade a algunas vacunas como conservante. No resulta peligroso y es el conservante más utilizado en las vacunas que se suministran en viales multidosis. No hay datos que indiquen que las cantidades de tiomersal utilizadas en las vacunas supongan un riesgo para la salud.
– ¿Qué hay sobre las vacunas y el autismo?
Un estudio de 1998 planteó la posible relación entre la vacuna triple vírica (sarampión, paperas y rubéola) y el autismo, pero posteriormente se demostró que era fraudulento y tenía graves sesgos, por lo que fue retirado por la revista que lo publicó. Lamentablemente, esa publicación creó un estado de pánico que produjo una disminución de las tasas de inmunización y posteriores brotes de esas enfermedades. No hay ninguna prueba de la existencia de una relación entre la vacuna triple vírica y el autismo o los trastornos del espectro autista.
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