Et Itinerantur. Con este título, el doctor José Ignacio Calvo Arenillas dejaba patente una vez más por qué es considerado el padre académico de la Fisioterapia en la Universidad de Salamanca y por qué, además, ha reunido a numerosos amigos, compañeros y familiares durante el acto de homenaje que se le ha tributado esta mañana en el Aula Salinas del Edificio Histórico con motivo de su jubilación.
El profesor Calvo Arenillas es, como dijo el rector de la USAL, Ricardo Rivero, “uno de los responsables de tener nuestra gran Facultad de Enfermería y Fisioterapia”, en lo que fue sólo uno de los numerosos halagos que recibió por parte de los asistentes, entre ellos, presidiendo la mesa, la vicerrectora de Postgrado y Planes Especiales en Ciencias de la Salud, Purificación Galindo Villardón; el decano de la Facultad de Enfermería y Fisioterapia, Fausto José Barbero Iglesias; y el director del simposio organizado para la ocasión sobre la historia de la Fisioterapia, Carlos Moreno Pascual.
No en vano toda su vida profesional ha estado dedicada a mejorar la vida de los demás, implicado en la formación universitaria de los futuros profesionales pero también con el trato directo a los pacientes, y en especial, a los pacientes más vulnerables, desde bebés recién nacidos con problemas de movilidad hasta el colectivo de las personas mayores, a quienes les ha abierto la puerta del envejecimiento activo a través del ejercido físico pautado según sus condiciones.
Así lo recordaba durante su conferencia al mencionar como “hace ya más de 25 años se nos ocurrió en el Área de Fisioterapia aplicar el agente físico “movimiento” a las personas mayores con la intención de prevenir la inmovilidad y promocionar la salud, y diseñamos programas de actividad física terapéutica con el fin de conseguir este envejecimiento activo y evitar la discapacidad”, porque, como añadió “la discapacidad aumenta con el paso de los años, tanto en hombres como en mujeres, situándose en los 80 años en cerca del 50% de los vivos a esa edad, pero además las limitaciones de la actividad que más restringen la participación de los mayores son el desplazarse fuera del hogar, la realización de tareas en el hogar, que también exige desplazamiento, y en general, el desplazarse”.
Con esta idea, surgió el Programa de Revitalización Geriátrica, PREGE, apoyado desde el principio por el Ayuntamiento de Salamanca y en el que fisioterapeutas y terapeutas ocupacionales, becados por el programa, realizan su función en numerosos centros de mayores de la ciudad, proporcionando a muchos adultos mayores capacidades para mantener y mejorar su desplazamiento. Un programa que, además, ha sido exportado a ciudades dentro y fuera de España.
Experiencias acompañadas de investigaciones continuas que demuestran, como indicó Calvo Arenillas, que “nuestros órganos y sistemas están en función del desplazamiento, así que, si seguimos desplazándonos, podríamos alargar activamente el envejecimiento, aumentando vida a los años”. Pero no sólo en los aspectos motrices, sino también en el terreno de la cognición, “de hecho, directamente, estamos observando que la velocidad de la marcha y la actividad revitalizadora influyen positiva y directamente en los procesos cognitivos”.
Para llegar hasta aquí, “a esos 80.000 kilómetros que caminaremos a lo largo de nuestra vida” si llegamos a los 80 años, como así indican las últimas estadísticas sobre esperanza de vida en nuestro país, el profesor Calvo Arenillas realizó un exhausivo, ameno y práctico repaso sobre como su vida profesional había estado enfocada a esa idea platoniana del “ser redondo, donde las partes están tan íntimamente relacionadas que lo que ocurre en una de ellas tiene repercusión en las otras”, algo que ya Santo Tomás de Aquino había comentado en el siglo XVI: “los trastornos mentales tienen tanta repercusión en lo físico que pueden causar enfermedad o incluso la misma muerte”.
Así, desde “nuestra gran diferencia con las plantas, porque somos capaces de desplazarnos casi instantáneamente, sin necesidad de utilizar estrategias reproductoras para colonizar el entorno”, pasando por el pez de Haikou, que vivió hace unos 530 millones de años y ya presentaba cabeza y tronco diferenciados; el Tiktaalik, medio pez, medio tetrápodo; el Hylonomous lyelli de hace 312 millones de años, que ya tenía en la parte distal de sus extremidades lo que podríamos definir como una mano con cinco dedos; el Thrinaxodon, precursor de los mamíferos que afianza el desplazamiento cuadrúpedo; hasta que aparece hace 13 millones de años el Nyanzapithecus alesii, “el posible aspecto del ancestro común de los humanos y de todos los simios vivos”, fue repasando cómo se han ido “generando las capacidades cada vez más complejas que nos caracterizan como especie, esto es: la marcha bípeda con sus componentes de enderezamiento, equilibrio y movimiento fásico; la prensión propositiva y el lenguaje. Y siempre el desplazamiento”.
Pero, una vez llegado a este avanzadísimo estado de evolución, “no nacemos así”, como siguió relatando el homenajeado para explicar que “el desplazamiento bípedo a los humanos nos cuesta casi 13 meses después de un embarazo de 40 semanas, en condiciones ideales”, desde “la maduración retiniana durante el primer mes de vida”, pasando por “el hecho crucial entre los 4,5 y 5,5 meses en la maduración del sistema nervioso como es la mielinización del cuerpo calloso, con lo que los dos encéfalos se conectan entre si y en el desarrollo se muestra con la aparición de las posturas asimétricas”, y luego todo “coser y cantar” en el periodo de nuestra vida en la que “somos capaces de realizar tantas cosas que son incontables, pero siempre mediadas por el desplazamiento, siempre en busca de encontrar el lugar adecuado”.
Agradecimientos
Toda una lección magistral de media hora, a pesar de que él mismo reconocía no saber “qué a contar a estas alturas”, después de “mis últimos 29 años en la USAL y en los previos a 1990, desde la finalización de mi Licenciatura en Medicina y Cirugía en 1975”, en los que “siempre me interesó la vertiente social de la Medicina, por ello hice el MIR en Rehabilitación”. Desde entonces hasta hoy, toda una vida cuyo éxito él mismo atribuye al “esfuerzo y trabajo en equipo, pues como dice José Agustín Goitisolo en sus Palabra para para Julia, “…un hombre solo, una mujer, así tomados de uno en uno, son como polvo, no son nada…”.
Y aunque él recibió besos y abrazos casi sin descanso durante este merecido homenaje, recordó a sus maestros, uno por uno, y dedicó emotivas palabras de agradecimiento a quienes “han hecho posible que haya llegado hasta aquí, mis padres Miguel y María Teresa, mi compañera Milagros, mi hijo Nacho y su compañera Laura, mis nietos Ignacio y Leonor, mis hermanos Miguel, Pilar y María del Carmen, en general a toda mi familia; a la ciudad de Plasencia donde hice el bachillerato, también a mis compañeros de faena Jesús, Fausto, Anuska, Carmen, Roberto y Silvia, Carlos, José Luís, Rosa, Pilar, Javier, Luis, Antonio, a todos los profesores de la Facultad que han enriquecido mi conocimiento, a todos mis amigos y compañeros, a todos los que se formaron aquí y ahora están impartiendo docencia en nuestra aulas y otras distribuidas por el ancho mundo o ejerciendo como profesionales. A los rectores que siempre me trataron bien, Fermoso, Berdugo, Battaner, Ruipérez y el actual Rivero, significando en ellos a todo el personal docente e investigador y de administración y servicios de nuestro imperecedero estudio y a todos los alumnos que se formaron con nosotros”.
Sus últimas palabras fueron “para la lección que quiero perdure en el recuerdo de mis estudiantes. Toda la enseñanza de las habilidades propias de los fisioterapeutas y terapeutas ocupacionales debe estar encaminada a ser las lluvias de abril y el sol de mayo del poema que D. Antonio Machado escribió en Soria en 1912 y que en parte dice: Al olmo viejo, hendido por el rayo/ Y en su mitad podrido/ Con las lluvias de abril y el sol de mayo/ Algunas hojas nuevas le han salido/ Mi corazón espera/ También, hacia la luz y hacia la vida, /Otro milagro de la primavera”.
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