Entre científicos y personal sanitario, un toral de 2.750 profesionales de 44 países se han unido al primer manifiesto internacional contra las pseudociencias en la salud. Ha sido organizado por 11 asociaciones en una colaboración internacional, y está escrito en 11 idiomas. Algunos de los firmantes del manifiesto tienen una amplia trayectoria científica, médica y mediática, como es el caso del médico y experto en pseudoterapias Edzard Ernst; el director adjunto del Institut de Génomique Fonctionnelle de Lyon, François Leulier; el médico y antiguo vicepresidente del Senado de Bélgica, Louis Ide; o el activista indio y refugiado internacional por su defensa del pensamiento crítico, Sanal Edamaruku.
Los expertos de este manifiesto, entre cuyos primeros firmantes se encuentra la científica española Iria Uhía Castro, alertan de que las pseudoterapias matan. Algo todavía más evidente en tiempos de pandemia, donde la sustitución de medidas sanitarias y la proliferación de falsos tratamientos por culpa de prácticas pseudocientíficas, le ha costado la vida o ha producido intoxicaciones alrededor de todo el mundo.
El manifiesto inicialmente habla sobre la directiva europea 2001/83/CE, que permite la venta de productos homeopáticos como si fueran medicamentos. De este modo, una de las peticiones de los expertos que firman el manifiesto es la eliminación de las normas que permiten vender azúcar como si fuera un medicamento. Pero el manifiesto va mucho más allá, insistiendo en la necesidad de crear leyes que impidan la venta de estafas como si se trataran de tratamientos.
A pesar de que los firmantes se centran en la directiva europea, el manifiesto también tiene una vocación internacional. Y es que como alertan los organizadores, las pseudoterapias creadas y legitimadas en Europa causan muertes en el resto de países del mundo, y del mismo modo otras pseudoterapias creadas fuera de Europa producen muertes en Europa. Como alertan los expertos del manifiesto, entre los cuales hay cientos que pertenecen a países externos a la Unión Europea, las pseudoterapias son un fenómeno global que afecta a todos los ciudadanos del mundo. Y matan.
Ejemplos concretos de víctimas mortales
En su manifiesto, los expertos insisten en que estas terapias dejan víctimas con nombres y apellidos. Como Francesco Bonifaz, de 7 años, a quien su médico le dio homeopatía en lugar de antibióticos. Murió en Italia, Como Mario Rodríguez, de 21 años, que fue tratado con vitaminas para su cáncer. Murió en España. Como Jacqueline Alderslade, de 55 años, cuyo homeópata le dijo que dejara su medicación para el asma. Murió en Irlanda. Como Cameron Ayres, de 6 meses, cuyos padres no quisieron darle “medicina científica”. Murió en Inglaterra, Como Victoria Waymouth, de 57 años, a ella le recetaron un medicamento homeopático para tratar sus problemas cardíacos. Murió en Francia. Como Sofía Balyaykina, de 25 años, que tenía un cáncer curable con quimioterapia, pero le recomendaron un “tratamiento alternativo” de picaduras de mosquitos. Murió en Rusia. Como Erling Møllehave, de 71 años, en su caso un acupuntor le atravesó su pecho con una aguja y dañó su pulmón. Murió en Dinamarca. Como Michaela Jakubczyk-Eckert, de 40 años, cuyo terapéuta le recomendó la Nueva Medicina Germánica para tratar su cáncer de pecho. Murió en Alemania. Como Sylvia Millecam, de 45 años, su sanadora de la Nueva Era le prometió curar su cáncer. Murió en los Países Bajos.
La directiva europea 2001/83/CE ha permitido -y aún permite- que cientos de miles de ciudadanos europeos sean engañados a diario, y esto ha ocasionado muertes, y lo seguirá haciendo, hasta que Europa admita una realidad indiscutible: el conocimiento científico no puede doblegarse ante los intereses económicos de unos cuantos, máxime si eso implica engañar a pacientes y vulnerar sus derechos, añade el manifiesto.
Los retos en salud
Europa, aseguran los expertos, se enfrenta a otros problemas de salud pública muy serios. La medicalización excesiva de la
población, la generación de bacterias multirresistentes o los problemas de financiación de los sistemas públicos de sanidad ya son demasiado graves como para añadir, además, la presencia de gurús, falsos médicos o incluso médicos titulados que dicen poder curar el cáncer (o cualquier otra enfermedad) manipulando chakras, comiendo azúcar o aplicando “frecuencias cuánticas”.
“Europa no solo debe detener el fomento de la homeopatía, sino que debe luchar de forma activa por erradicar las estafas de salud pública que implican las más de 150 pseudoterapias presentes en nuestro territorio. La vida de miles de ciudadanos depende de ello”, explican, y es que de hecho, según estudios recientes, el 25.9% de los europeos han utilizado pseudoterapias en el último año, es decir, 192 millones de pacientes engañados.
Existe la creencia de que hay un conflicto entre la libertad de elección de un tratamiento médico y la eliminación de pseudoterapias, pero no es cierto. Según el artículo 25 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, toda persona tiene derecho a la asistencia médica. “Mentir a los enfermos para venderles productos inservibles que pueden matarlos incumple el derecho de los ciudadanos a recibir información veraz sobre su salud. Así que, aunque un ciudadano tiene derecho a renunciar a un tratamiento médico estando correctamente informado, también es cierto que nadie tiene derecho a mentirle para obtener lucro económico a costa de su vida”.
El peligro de las pseudociencias no solo está en la sustitución de tratamientos efectivos por otros engañosos. Además, existe un obvio retraso en la atención terapéutica en todos aquellos enfermos que, ante los primeros signos de una enfermedad, reciben productos falsos en lugar de medicamentos. Muchas veces, cuando llegan a la medicina, ya es demasiado tarde. También, varias de estas prácticas tienen efectos graves porsí mismas y pueden producir daños, e incluso la muerte, debido a sus efectos secundarios.
Cambios de las leyes europeas
Cada país tiene que enfrentarse al problema de las pseudoterapias a su modo. Sin embargo, los firmantes consideran que es admisible que las leyes europeas amparen la tergiversación de la realidad científica para que miles de ciudadanos sean engañados, e incluso mueran.
Así pues, los firmantes de este manifiesto declaran que:
1. El conocimiento científico es incompatible con los postulados de las pseudoterapias, como el caso de la homeopatía.
2. Las leyes europeas que protegen y amparan la homeopatía son inadmisibles en una sociedad científico-tecnológica que respeta el derecho de los pacientes a no ser engañados.
3. La homeopatía es la pseudoterapia más conocida, pero no es la única, ni tampoco la más peligrosa. Otras como la acupuntura, el reiki, la Nueva Medicina Germánica, el biomagnetismo, la iridología, la terapia ortomolecular y un largo etcétera, están ganando terreno y causando víctimas.
4. Hay que tomar medidas para frenar las pseudoterapias porque no son inocuas y producen miles de afectados.
5. Europa debe trabajar en la dirección de crear leyes que ayuden a detener este problema.
No es coherente que desde Europa se eleve la preocupación por el fenómeno de la desinformación y a la vez se ampare uno de sus tipos más peligrosos: la desinformación en temas de salud. Por todo ello, las personas que firman este manifiesto animan a los gobiernos de los países a los que pertenecen a poner fin a un problema que utiliza falsamente el nombre de la ciencia y que ya le ha costado la vida a demasiada gente.
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