Dificultades con la lectura, escritura y comprensión lectora son los principales inconvenientes en el aprendizaje de las personas con dislexia. Sus capacidades son normales, pero cuentan con ciertos obstáculos para emplear los vehículos de acceso al aprendizaje, que son la lectura y escritura. Y esta limitación puede influir en su rendimiento académico si no se detecta a tiempo y se adapta el aprendizaje.
La prevalencia de este trastorno del aprendizaje en España oscila entre el 5 y el 10%, por lo que, “en una clase de 25 alumnos, por lo menos uno tendrá dislexia”, afirma Ana Salvador, miembro de la Comisión de Educación del Colegio Profesional de Logopedas de la Comunidad de Madrid (CPLCM), coincidiendo con el Día Mundial de la Dislexia. Estos casos son más habituales de lo que se piensa, de modo que es fundamental su detección en la etapa de educación infantil y durante el inicio de la educación Primaria “para desarrollar las habilidades y procesos implicados en la lectura y escritura y adaptar el aprendizaje a las necesidades de esa persona”, indica la logopeda.
Signos de alerta
En España, entre el 40 y el 56% del fracaso escolar afecta a alumnos con dificultades de aprendizaje, entre las que está la dislexia. Esto ocasiona en los niños problemas de salud, porque les provoca baja autoestima, ansiedad, depresión, trastornos de conducta, etc. Para abordar esta cuestión de manera eficaz, la logopeda especializada en trastornos del aprendizaje apela a la colaboración de los profesionales de la salud, de la educación y las familias, con el fin de detectar los primeros síntomas de las dificultades de la lectura y poder comenzar cuanto antes a tratarlos.
Ana Salvador advierte que los indicadores tempranos se dan incluso antes de que los niños comiencen el aprendizaje de la lectoescritura: “El primero de ellos es el nivel de lenguaje oral que presenta el niño. Es necesario que exista un buen nivel en todos los componentes del lenguaje (forma, contenido y uso) antes de enfrentarse a la lectura y la escritura”. Por consiguiente, esta especialista recomienda desterrar la famosa frase de “ya hablará” cuando estamos ante un niño que apenas realiza frases a los dos años y medio, ya que ese retraso puede ir aumentando, “y cuanto más esperemos, más tiempo de tratamiento necesitaremos para que su lenguaje se adecúe a su edad cronológica”.
Asimismo, el mejor predictor de habilidad lectora es el procesamiento fonológico. Por ello, recomienda que, en la escuela, se trabaje mucho la conciencia fonológica.
La torpeza motora es otro gran indicador de un posible problema de lectura. Por otra parte, Ana Salvador, indica que si el niño “ha tenido ciertas dificultades para aprenderse los colores, los números, las formas, los días de la semana o tiene problemas para centrar su atención, deberemos estar alerta cuando inicie el aprendizaje de la lectura, porque es posible que necesite un mayor apoyo”.
Además del diagnóstico precoz, la representante del CPLCM considera que existen otros factores que podrían prevenir la situación actual en las personas con dislexia, entre ellos, “el aumento de la formación del profesorado; el incremento de personal especializado en centros educativos donde podríamos estar los logopedas, si se nos permitiese; el desarrollo de pedagogías renovadoras, como el aprendizaje por proyectos; la adecuación de las adaptaciones curriculares no significativas a las necesidades de cada alumno y el aumento de los recursos financieros para los servicios de apoyo en los centros educativos”.
Intervención del logopeda
Como explica la vocal y miembro de Comité de Educación del colegio profesional, “la dislexia afecta a la precisión, fluidez y comprensión de la lectura, provocando que la persona que lo sufre tenga una habilidad lectora por debajo de la esperada para su edad”.
Además, este trastorno puede presentarse acompañado de dificultades para escribir con una ortografía correcta, dificultad en la claridad y organización de la expresión escrita e incluso puede afectar a la calidad gráfica (tamaño y forma de las letras), lo que se conoce como disgrafía. Todos estos aspectos deberán trabajarse para conseguir mejorar las capacidades y habilidades de las personas con dislexia, una intervención en la que los logopedas juegan un papel fundamental.
Estos profesionales, recuerda Salvador, poseen una formación específica que les permite un buen desempeño profesional en lo que respecta a la realización del diagnóstico diferencial, la evaluación y la intervención de la dislexia.
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