En una serie de entrevistas publicadas en la revista Salamanca Médica, editada por el Colegio de Médicos de Salamanca, 18 profesionales que han visto de cara el impacto de la COVID-19 relatan, a través de un cuestionario tipo, cuál ha sido su experiencia durante la pandemia y por qué es preciso no olvidar las devastadoras consecuencias de un virus mortífero que ha puesto en jaque a buena parte del planeta. Estos días reproducimos un extracto de sus relevantes testimonios, que pueden leerse de forma íntegra AQUÍ.
Desde su experiencia, ¿qué debilidades y qué fortalezas ha sacado a la luz la pandemia de COVID-19 en el sistema sanitario de Salamanca?
Creo que para poder contestar a esta pregunta es necesario un análisis sosegado y tranquilo con todos los datos encima de la mesa. Este análisis ya ha sido iniciado en el CAUSA, y espero que nos permita extraer unas conclusiones que nos ayuden a definir las áreas de mejora donde podamos actuar en el caso de que surja un rebrote. La crisis provocada por la COVID-19 ha puesto de manifiesto la capacidad de nuestros centros hospitalarios para adaptarse, de forma muy rápida, a incrementos de demanda exponenciales motivados por un agente infeccioso nuevo y muy agresivo. Y también hemos aprendido que hay mucha actividad y tareas que podemos evitar, o realizar de manera más eficiente y a distancia, sin menoscabo de la eficacia y la calidad del servicio.
La experiencia de desabastecimiento de materiales, equipos y profesionales no deberían volver a producirse si, como es obligado, se dispone a partir de ahora de planes de contingencia y respuesta ante pandemias u otros tipos de emergencias. Ahora tenemos el tiempo necesario y mucho más conocimiento para prepararnos mejor.Pero, además, existen transformaciones pendientes en nuestro sistema asistencial aceleradas durante la pandemia que ahora deberían incorporarse de manera más ordenada, como son el rediseño físico y funcional de nuestros hospitales, los circuitos rápidos de alta resolución, una Atención Primaria reforzada y más resolutiva, la normalización en el uso de las tecnologías digitales y disruptivas o la renovación tecnológica. Todo esto espero que nos lo permita la puesta en marcha del proyecto del nuevo hospital.
Con ese análisis previo respecto a las deficiencias encontradas, pero también poniendo en valor los puntos positivos, ¿qué retos deben asumirse a corto, medio y largo plazo?
Las medidas de prevención y protección frente a la COVID-19 van a permanecer durante unos meses, en tanto no desaparezca por completo la transmisión del virus o se encuentre una vacuna eficaz. Ello obligará a mantener dobles circuitos, sistemas de precribado de los pacientes, disposición de pruebas diagnósticas de SARS-CoV2, reservas estratégicas de materiales de protección y suministros, refuerzo de plantillas, evitar toda la atención presencial que no sea precisa y extremar las medidas de limpieza, higiene y uso de protección personal. Debe retomarse la actividad asistencial demorada mediante una priorización de las listas de espera.
Es necesario evaluar con detalle el gasto que se ha generado como consecuencia del coronavirus en todos sus componentes (personal, materiales, infraestructuras y equipos), que ha sido muy elevado. También debe analizarse el coste adicional de las nuevas medidas necesarias para afrontar la nueva normalidad y los posibles rebrotes.
La Atención Primaria ha sido fundamental en la contención de la transmisión y gestión de la demanda. En el futuro se debe reforzar su capacidad de resolución de procesos asistenciales, con una mayor capacidad de asistencia a domicilio y en centros residenciales, disponibilidad diagnóstica y dotándola de los recursos y entrenamiento suficientes para la vigilancia epidemiológica de casos y contactos. La experiencia de flexibilizar los espacios dentro de los hospitales (especializando centros, aumentando el nivel de cuidados y reasignando profesionales para adaptarse a una demanda diferente en muy poco espacio de tiempo) es una gran lección que debe aprovecharse para futuros planes de preparación y respuesta; pero también en el diseño de nuevos hospitales y modernización de los actuales. Las consultas telefónicas, telemedicina, portal del paciente, interconsultas virtuales Primaria-Especializada, así como la entrega de medicamentos en el domicilio de determinados pacientes, se han generalizado. Ahora resulta necesario evaluar las condiciones en las que se han implantado, con el fin de mejorar la seguridad y su capacidad de respuesta en situaciones normalizadas, y reforzar todas las plataformas y aplicaciones de asistencia virtual.
Con los datos y la evolución que se han observado en Salamanca, ¿se podría explicar por qué es una de las provincias más afectadas de España?
Creo que ha habido varias razones y, de momento, solo son hipótesis; será necesario un estudio más pormenorizado para sacar conclusiones. Una de las teorías apunta a las concentraciones y a la movilidad de personas en una época en la que ya circulaba el virus. Salamanca siempre ha sido una ciudad muy turística, con visitas de todos los lugares del país. La celebración de la Copa de la Reina de baloncesto y el Carnaval de Ciudad Rodrigo fueron dos acontecimientos multitudinarios cercanos a la fecha de declaración de alarma. Por otro lado, el cierre de los centros educativos en Madrid, al estar permitida en aquel momento la circulación, provocó que muchos estudiantes y profesionales de la educación se trasladaron a las provincias limítrofes, como Soria, Segovia, Ávila y Salamanca. Pero insisto, sólo son teorías. Espero que pronto conozcamos las causas reales que nos permitan adoptar las medidas necesarias para evitar hechos similares en un futuro.
¿Cuándo cree que seremos capaces de recuperar la normalidad asistencial? ¿O considera que la atención que se presta en los centros sanitarios ya nunca volverá a ser como antes?
El Plan de Desescalada del CAUSA contempla el inicio de la actividad de forma progresiva, tanto de la actividad quirúrgica como de consultas externas y pruebas diagnósticas, siempre salvaguardando la debida protección para los pacientes y los profesionales. A lo largo del mes de junio ya se ha iniciado la actividad en el bloque quirúrgico. Con respecto a las consultas, se están llevando a cabo interconsultas no presenciales para repriorizar la lista de espera e iniciar las consultas presenciales; lo mismo estamos haciendo con las pruebas diagnósticas. ¿Cuándo volveremos a la normalidad asistencial? Puede que todavía necesitemos un poco de tiempo. Acabamos de salir de una crisis sanitaria que ha provocado un gran desgaste físico y emocional en nuestros profesionales, nos encontramos en pleno periodo vacacional y tenemos que iniciar un proceso de reintegración con Atención Primaria. La atención presencial volverá a los centros sanitarios, pero creo que tendremos que abordar cambios que no admiten más demora, como la restricción de la circulación de personas ajenas a la organización por el hospital, la racionalización de nuestras salas de espera, el desarrollo de la telemedicina, ambulatorización de los procesos asistenciales y los circuitos de alta resolución, entre otros.
¿Qué medidas son más urgentes para dar respuesta a las necesidades asistenciales que han sido aparcadas por la COVID-19? ¿Es necesario un plan nuevo para paliar las listas de espera?
La lista de espera era y es una de nuestras prioridades, por lo que tendremos que trabajar a fondo en ella. Partíamos de una lista de espera quirúrgica y de consultas considerable, aunque no se han dejado de intervenir los pacientes más prioritarios en este tiempo en el Hospital Virgen de la Vega o en la Fundación Hospital General Santísima Trinidad. Pero la lista de espera está ahí, y hay que abordarla a partir de ahora repriorizando a los pacientes junto con los servicios implicados. Cabe mencionar que durante la pandemia no se ha incrementado la cantidad de pacientes, pero lo que sí ha aumentado mucho es la demora media asistencial. Puede decirse que en el momento actual estamos teniendo la actividad quirúrgica habitual. En cuanto a las consultas, si algo ha enseñado esta pandemia es que las telefónicas y telemáticas tienen un gran futuro, y ya se está trabajando con la dirección de Atención Primaria para ampliar las interconsultas no presenciales. El desarrollo de un Plan Estratégico de Coordinación Asistencial con Primaria será básico (…)
* ACCESO A LA ENTREVISTA ÍNTEGRA EN ‘SALAMANCA MÉDICA’ (PÁGINA 16)
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