Médicos Sin Fronteras (MSF) España ha realizado su balance de 2014, un año en el que la organización tuvo que hacer un esfuerzo “excepcional” para dar respuesta a la epidemia de ébola en África Occidental y a otras crisis causadas por el conflicto y la violencia, como las de Siria o Níger. “Fue un año en el que se nos ha puesto a prueba como organización. Y, desde luego, no habríamos sido capaces de hacerlo sin la colaboración de todos y cada uno de nuestros 425.493 socios y colaboradores en España”, subraya Raquel González, delegada de la entidad en Castilla y León.
Como señala MSF en una nota de prensa, 2014 fue el año de la mayor epidemia de ébola de la historia, una epidemia que afectó profundamente a varios países del África Occidental, debilitó sus sistemas sanitarios y se cobró la vida de 11.000 personas. “Esta epidemia nos llevó al límite de nuestra capacidad. Nos enfrentamos a retos sin precedentes, ante la pasividad de la comunidad internacional”, según explica Raquel González. A esta crisis sanitaria de alcance global se sumó la proliferación de crisis por causa del conflicto o la violencia. La cifra de refugiados y desplazados se acercó a los 60 millones, la más alta desde la II Guerra Mundial.
Innovando para llegar a las poblaciones
El pasado año, MSF-España estuvo presente en 21 países, y en muchos de ellos tuvo que readaptar su labor para lograr un mayor impacto. Uno de los contextos más complejos fue la guerra de Siria, donde “la misma dinámica del conflicto ha agrandado la brecha entre las necesidades crecientes de la población y las posibilidades de hacerles llegar la ayuda”. Así, la organización se vio obligada a adaptar su trabajo gestionando hospitales y estructuras de salud a través de personal sirio, “una forma diferente de seguir llevando asistencia urgente a quien la necesita cuando la inseguridad extrema nos lo pone difícil”, subraya la delegada.
En República Centroafricana, República Democrática del Congo, Sudán o Sudán del Sur, los equipos de respuesta rápida han asistido a las poblaciones en movimiento, aportando ayuda médica de emergencia en los asentamientos provisionales.
En Níger, la organización ha extendido “el modelo de lucha integrada contra la malaria y la desnutrición, con un tratamiento preventivo desde el nivel comunitario”. En Etiopía se han abierto nuevos programas e intervenciones, y se sentaron las bases para empezar a trabajar en el refuerzo de la atención pediátrica en Guinea-Bissau.
En México, la ONG continuó trabajando en la atención de los migrantes centroamericanos que cruzan peligrosamente para llegar a Estados Unidos, muchos de ellos huyendo de la violencia que ha tomado las calles en El Salvador, Guatemala u Honduras. Por otra parte, en India, “varios años de esfuerzos en tratamiento, investigación, lobby ante las autoridades y otras organizaciones finalmente tuvieron un resultado que difícilmente podíamos imaginar: los pacientes con kala azar ya reciben, de manera integrada en los centros de salud locales de la sanidad pública, el mejor tratamiento disponible: la dosis única de anfotericina B liposomal”.
Además, a finales de 2014, MSF-España asistió a los nigerianos que se habían refugiado en Diffa (sur de Níger) huyendo de la violencia de Boko Haram.
Optimización de recursos
En cuanto al balance financiero, el gasto de la organización en España superó el pasado año los 120,67 millones de euros, un 4,73% más que en 2013). La apuesta “por la optimización de los recursos consiguió situar en un 83,8% los gastos destinados a la misión social de la organización -ayuda humanitaria y testimonio- y mantener en un al 16,2% los de administración y captación de fondos”.
En cuanto a los ingresos, procedieron en un 89,8% de fuentes privadas (socios, donantes privados, empresas, herencias y fondos propios de MSF) y en un 10,2%, de fuentes institucionales -esencialmente ECHO y el Gobierno sueco-, situándose, en total, en los 148,8 millones de euros, un 28% más que en 2013.
La memoria destaca, además, que MSF España cerró 2014 con casi 425.493 socios y colaboradores activos. “A pesar de que el contexto sigue marcado por la profunda crisis económica, la generosa respuesta de la sociedad permite que los fondos privados sigan garantizando nuestra independencia económica y de acción. Los donantes han asumido que su aportación es ahora más importante que nunca: si la crisis impacta aquí, también lo hace en los países en los que MSF presta su asistencia” explica Raquel González, delegada de MSF en Castilla y León, donde la organización cuenta con 31.912 socios y colaboradores (3.806 en Salamanca).
Puede consultar la memoria de MSF España en este enlace.
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