Desde su experiencia, ¿qué debilidades y qué fortalezas ha sacado a la luz la pandemia de COVID-19 en el sistema sanitario de Salamanca?
Como debilidades, destacaría:
• Sistema anclado en el pasado, con una gestión inadecuada y no actualizada a la demanda de la población actual, la edad y patologías más prevalentes.
• Falta de comunicación entre la Administración y profesionales sanitarios. No es solo cuestión de herramientas para transmitir la información, sino de escucha activa.
• Falta, ya crónica, de trabajo común y consenso entre Atención Primaria y Especializada.
• Inadecuación de recursos materiales y espacios en tamaño, dignidad y calidad.
• Falta de corresponsabilidad. La política no ha sabido –ni ha querido– transmitir que el sistema “puede ser universal”, pero no es infinito y nunca será gratuito.
• Necesidad de transmitir la corresponsabilidad de la Salud Pública a los ciudadanos. Por el bien de cada uno y el de todos.
En cuanto a las fortalezas, para mí las principales son:
• Un sistema de salud universal, abierto a todo usuario que se dirige a él, sin tener en cuenta raza, edad, sexo ni etnia.
• El coraje y el esfuerzo desinteresado de todos los profesionales sanitarios.
• La colaboración y la paciencia de la población salmantina durante el estado de alarma.
Con ese análisis previo respecto a las deficiencias encontradas, pero también poniendo en valor los puntos positivos, ¿qué retos deben asumirse a corto, medio y largo plazo?
Menos palabras, menos propósitos, menos planes y más hechos. Es necesario abrir ya el nuevo hospital y dotarlo de los recursos precisos, teniendo en cuenta y escuchando a los diferentes profesionales que trabajarán en él. Además, es preciso tener en cuenta al paciente frágil, crónico y anciano, mayoritario en nuestra provincia, que se encuentra con una atención inadecuada en numerosas residencias o domicilios. Y no solo ahora, en el estado de pandemia por la COVID, periodo que tan solo ha puesto de manifiesto este problema ya crónico. Es necesario encontrar un sistema adecuado, y no llenar un hospital para agudos de pacientes crónicos (hospitalización a domicilio, residencias medicalizadas...), y también menos reproches y más esfuerzos. Se debe hacer un trabajo serio y eficaz, por el bien común del sistema, entre la Administración, Atención Primaria y Atención Especializada.
Con los datos y la evolución que se han observado en Salamanca, ¿se podría explicar por qué es una de las provincias más afectadas de España?
No es fácil, pero, probablemente, por su cercanía y comunicación con Madrid, así como por la numerosa población universitaria, juvenil y su gran movilidad.
¿Cuándo cree que seremos capaces de recuperar la normalidad asistencial? ¿O considera que la atención que se presta en los centros sanitarios ya nunca volverá a ser como antes?
No sé si alguien tiene la respuesta a ello, pero probablemente nunca vuelva a ser igual. Y además, nunca debería ser igual. Los centros sanitarios deben ser centros para la salud, controlados, ordenados, y no abiertos al público en general, como centros comerciales. Es importante educar y educarnos: esto es de todos y para todos, y muy caro, cada vez más caro. Es fundamental concienciarse de que el mayor responsable de mi salud soy yo, no un sistema que cuida de mí, cuando yo no me he cuidado o lo he hecho mal. Una fecha para retomar cierta ‘normalidad’ podría ser el próximo verano... según se comporte la pandemia y la población este otoño-invierno. Dependerá mucho de nosotros y de guardar las normas.
¿Qué medidas son más urgentes para dar respuesta a todas las necesidades asistenciales que han sido aparcadas por la COVID-19? ¿Es necesario un plan nuevo para paliar las listas de espera?
Sí, ajustar las listas de espera a las necesidades reales. Solicitar y hacer lo que realmente hay que solicitar y hacer. Para ello, consenso, diálogo, participación y acuerdo.. (...)
* ACCESO A LA ENTREVISTA ÍNTEGRA EN 'SALAMANCA MÉDICA' (PÁGINA 54)