“Mi nombre es todos los nombres. Mi nombre es Achwak. Hace un mes que estoy en Roquetas de Mar, en el Centro de Migraciones de Cruz Roja. Noemí me trajo desde el puerto en un coche. Estaba nerviosa, no sabía bien dónde iba y ella lo notó. Entonces me dijo que Roquetas era un bonito pueblo cerca del mar. No sé qué hora era, ahora estoy más tranquila mientras Noemí iba hablando en francés sobre el centro. No podía escucharla, pensaba en mi hijo, en cómo estaría, dónde habría llegado… Sólo pensaba en contactar con él…”.
Testimonio de Achwak
Así comienza el testimonio de Achwak, una mujer solicitante de asilo de origen somalí que recibe apoyo de Cruz Roja en Almería. La suya es una de las innumerables historias que podrían contar las personas que se han visto obligadas a huir de sus hogares y de sus comunidades para salvar sus vidas y buscar seguridad. El año pasado, casi 80 millones, una cifra récord, “después de varios años de aumento constante”, según la información ofrecida por la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). Entre ellas hay cerca de 26 millones de personas refugiadas, más de la mitad menores de 18 años.
Cada minuto, 24 personas lo dejan todo para huir de la guerra, la persecución o el terror, tal y como se recuerda desde Naciones Unidas coincidiendo con el Día Mundial del Refugiado, que se conmemora este sábado. Su secretario general, António Guterres, ha advertido que este año, la pandemia de COVID-19 supone “una amenaza adicional para los refugiados y los desplazados internos (casi 46 millones de personas), que se encuentran entre las personas más vulnerables”.
Este viernes, el director general de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom Ghebreyesus, también hizo hincapié en esta realidad. Tras avisar de que la pandemia “se está acelerando” –el jueves se notificaron más de 150.000 nuevos casos en el mundo, la mayor cifra registrada en un solo día– señaló que las poblaciones más vulnerables están expuestas “a un mayor riesgo de enfermedades graves y muerte”. A este respecto, puso de manifiesto que los refugiados “corren un riesgo especial de sufrir el impacto de la COVID-19, porque a menudo tienen un acceso limitado a una vivienda adecuada, agua, nutrición, saneamiento y servicios de salud”.
Así lo han constatado también otros organismos e inistituciones internacionales, como Cruz Roja, desde donde se recuerda que la emergencia sanitaria generada por el nuevo coronavirus “supone una grave amenaza para las personas desplazadas de todo el mundo, muchas de ellas hacinadas en campamentos o centros de recepción improvisados y, en muchos casos, sin servicios básicos mínimos”.
Las personas refugiadas, explica la organización humanitaria, “a menudo sin redes de apoyo familiares ni sociales, han sufrido también con severidad el impacto de la pandemia, viendo limitados sus procesos de integración y autonomía”, y “especialmente grave es la doble vulnerabilidad que sufren las mujeres refugiadas”, lo que lleva a que los proyectos de la entidad pongan énfasis en combatir las desigualdades creadas por el género, basándose en un enfoque de derechos humanos.
Toda acción cuenta
Sin embargo, pese a que los refugiados y desplazados se encuentran entre los grupos demográficos más expuestos al impacto del coronavirus, muchos se han sumado a la primera línea de respuesta frente a la COVID-19. “Desde los campamentos en Bangladesh hasta los hospitales en Europa, los refugiados trabajan como enfermeros, doctores, científicos y maestros, además de desempeñar otras funciones esenciales, protegiéndose ellos mismos y retribuyendo parte de lo que han recibido de las comunidades que los acogen. Este Día Mundial del Refugiado agradecemos a esas personas su capacidad y determinación para reconstruir sus vidas y ayudar a mejorar a quienes les rodean”, ha indicado el secretario general de la ONU.
Recordar “que todas las personas pueden hacer una contribución a la sociedad y que cada acción cuenta para crear un mundo más justo, inclusivo e igualitario” es precisamente el objetivo principal de la campaña diseñada este año por ACNUR con motivo del Día Mundial, lanzada bajo el lema Todo el mundo puede marcar la diferencia. Toda acción cuenta. “Una pandemia ha puesto a prueba nuestra fortaleza y ha puesto de relieve desigualdades sistemáticas. Pero también nos ha descubierto nuevas formas para conectar entre nosotros y ha renovado nuestra motivación para actuar en favor de la igualdad. En tiempos de COVID, rendimos homenaje a las personas refugiadas que están en primera línea de la lucha contra esta pandemia, a las comunidades que las acogen y a los trabajadores humanitarios que las apoyan. Hemos visto cómo héroes del día a día, de toda condición, daban un paso al frente para unirse a la primera línea de la respuesta”, se explica desde la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados.
Ahora que están aquí, #TeNecesitanCerca
En este mensaje también pone el acento Cruz Roja, que recuerda que, ante la actual crisis sanitaria, muchas personas refugiadas se han sumado al voluntariado de la organización humanitaria a través del Plan Cruz Roja RESPONDE frente a la COVID-19.
Además, y con el objetivo de concienciar a la población sobre los retos y dificultades que afrontan las personas solicitantes de protección internacional en España, la institución ha impulsado la campaña Ahora que están aquí, #TeNecesitanCerca (www.lamaletaquemaspesa.com), que incluye la versión electrónica del juego Acércate, en el que se describe el proceso de acogida e integración de los solicitantes de asilo en España, se muestran los principales retos que afrontan a su llegada a nuestro país y se propicia la reflexión sobre cómo todos podemos participar en su proceso de integración.
Acogida e integración en España
El trabajo de Cruz Roja Española en el ámbito de las migraciones suma más de 30 años, y se orienta hacia las personas y colectivos en situación de mayor vulnerabilidad. Así pues, las líneas de actuación abarcan la respuesta humanitaria, la protección, el apoyo y la integración y la defensa de las personas inmigrantes, refugiadas y desplazadas. Desde estos ejes, la entidad atendió en 2019 a 37.425 personas a través de su programa de acogida e integración de personas refugiadas y solicitantes de protección internacional, 8.000 más que en el ejercicio anterior.
Ante la actual situación de pandemia, los servicios de acogida e integración de personas solicitantes de asilo y refugiadas, considerados esenciales, están garantizando la atención en todo momento, adaptando sus actividades para cumplir con las medidas adoptadas por las autoridades sanitarias.
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