Una mayor actividad en el cerebro causada por eventos estresantes está relacionada con el riesgo de desarrollar una afección cardiaca rara y a veces fatal, el síndrome de Takotsubo (TTS), también conocido como síndrome del corazón roto.
Así se recoge en un estudio publicado recientemente en el European Heart Journal, en el que los autores encontraron que cuanto mayor es la actividad de las células nerviosas en la región de la amígdala del cerebro, más pronto se puede desarrollar esta afección. En sus conclusiones, los investigadores sugieren que las intervenciones para reducir esta actividad cerebral relacionada con el estrés podrían ayudar a reducir el riesgo de desarrollar TTS, ya sea mediante tratamientos con fármacos o con técnicas para reducir el estrés.
El síndrome de Takotsubo se caracteriza por un debilitamiento temporal repentino de los músculos del corazón que hace que el ventrículo izquierdo se hinche en la parte inferior, mientras que el cuello permanece estrecho, creando una forma que se asemeja a una trampa de pulpo japonesa, de donde recibe su nombre. Esta condición relativamente rara se describió por primera vez en 1990, y la evidencia ha sugerido que generalmente se desencadena por episodios de angustia emocional severa, como dolor, ira o miedo, o por reacciones a eventos felices o alegres. Los pacientes desarrollan dolores en el pecho y dificultad para respirar, lo que puede causar ataques cardiacos y, en casos graves, la muerte. El síndrome del corazón roto es más común en mujeres –solo el 10% de los casos ocurren en hombres–, y es más frecuente en edades que oscilan entre los 60 y los 75 años.
La amígdala es la parte del cerebro que controla las emociones, la motivación, el aprendizaje y la memoria. También participa en el control del sistema nervioso autónomo y en la regulación de la función cardiaca. “El estudio sugiere que el aumento de la actividad neurobiológica asociada al estrés en la amígdala, que está presente años antes de que ocurra el STT, puede desempeñar un papel importante en su desarrollo y predecir el momento del síndrome. Puede preparar a una persona para una respuesta de estrés aguda intensificada que culmina en STT”, explica el Dr. Ahmed Tawakol, codirector del Centro de Investigación de Imágenes Cardiovasculares del Hospital General de Massachusetts y la Escuela de Medicina de Harvard (EEUU), que lideró la investigación.
Conexión corazón-cerebro
“También identificamos una relación significativa entre la actividad cerebral asociada al estrés y la actividad de la médula ósea en estos individuos. Juntos, los hallazgos brindan información sobre un mecanismo potencial que puede contribuir a la conexión corazón-cerebro”, agrega.
En el primer estudio que analizó escáneres cerebrales utilizando tomografía por emisión de positrones / tomografía computarizada (PET-CT) con F-fluorodesoxiglucosa para evaluar la actividad cerebral antes de que se desarrolle el síndrome de Takotsubo, el Dr. Tawakol y sus colegas evaluaron datos de 104 personas con una edad promedio de 68 años, el 72% de los cuales eran mujeres.
Los pacientes se habían sometido a exploraciones en el Hospital General de Massachusetts (Boston) entre 2005 y 2019, la mayoría para ver si tenían cáncer, y las pruebas también evaluaron la actividad de las células sanguíneas en la médula ósea. Los investigadores emparejaron a 41 personas que desarrollaron TTS entre seis meses y cinco años después de la exploración con 63 que no lo hicieron. El intervalo entre la exploración, la aparición del síndrome, el último seguimiento o la muerte fue un promedio (mediana) de 2,5 años para los 104 pacientes.
“Las áreas del cerebro que tienen una mayor actividad metabólica tienden a ser más utilizadas. Por lo tanto, una mayor actividad en los tejidos del cerebro asociados al estrés sugiere que el individuo tiene una respuesta más activa al estrés. De manera similar, una mayor actividad en la médula ósea refleja un mayor metabolismo de la médula ósea. Las exploraciones PET-CT generan imágenes que reflejan la distribución del metabolismo de la glucosa. De este modo, las imágenes del cerebro producen un mapa de la actividad metabólica del cerebro: cuanto más altos son los valores, mayor es la actividad en esas regiones cerebrales”, aclara el Dr. Tawakol.
Mayor riesgo sociado a una señal amigdalar elevada
Los investigadores encontraron que las personas que desarrollaron el síndrome del corazón roto tenían una mayor actividad amigdalar relacionada con el estrés en la exploración inicial (medida como una relación entre la actividad amigdalar y la actividad de las regiones del cerebro que contrarrestan el estrés) en comparación con las personas que no desarrollaron TTS posteriormente. Además, cuanto mayor sea la señal amigdalar, mayor será el riesgo de desarrollar esta afección. Entre los 41 pacientes que presentaron este síndrome, el intervalo medio entre la exploración y su aparición fue de 0,9 meses, mientras que en el grupo de control de 63 pacientes, el intervalo medio entre la prueba y el último seguimiento o la muerte fue de 2,9 años.
“Fue notable que entre los 41 pacientes que desarrollaron síndrome de Takotsubo, el 15% con la actividad amigdalar más alta desarrolló TTS dentro del año posterior a la obtención de imágenes, mientras que aquellos con actividad menos elevada desarrollaron el síndrome varios años después”, destaca el coordinador del trabajo, quien considera que los estudios futuros deberían investigar si la reducción de la actividad cerebral relacionada con el estrés podría disminuir las posibilidades de recurrencia de TTS entre los pacientes que han sufrido este síndrome anteriormente.
“Estos hallazgos se suman a la evidencia sobre el efecto adverso de la biología relacionada con el estrés en el sistema cardiovascular. Descubrimientos como estos subrayan la necesidad de realizar más estudios sobre el impacto de la reducción del estrés o las intervenciones farmacológicas dirigidas a estas regiones del cerebro en la salud del corazón. Mientras tanto, al encontrarse con un paciente con alto estrés crónico, los médicos podrían considerar razonablemente la posibilidad de que el alivio del estrés resulte en beneficios para el sistema cardiovascular”, sugiere el Dr. Tawakol.
El proceso por el cual el estrés induce el llamado síndrome del corazón roto no se comprende bien, pero puede implicar un mecanismo multiorgánico que comienza con la activación de los tejidos cerebrales sensibles al estrés. Esta actividad cerebral, a su vez, desencadena varios eventos adicionales, incluida la liberación de hormonas del estrés, la activación del sistema nervioso simpático y la liberación de células inflamatorias, cada una de las cuales puede contribuir al desarrollo de STT.
Según se informa desde la Sociedad Europea de Cardiología, editora del European Heart Journal, las limitaciones de este trabajo incluyen que fue un estudio retrospectivo de un solo centro que consistió principalmente en pacientes con un diagnóstico de cáncer, un factor de riesgo de TTS conocido, lo que puede condicionar la generalización de los hallazgos. Además, los investigadores no lograron medir los cambios instantáneos en la actividad cerebral en respuesta a un evento estresante que condujo al síndrome de Takotsubo y, por lo tanto, no pueden mostrar directamente una relación causal. Tampoco pudieron medir los cambios en la actividad en otras regiones del cerebro, lo que también podría influir en los resultados.
Inivestigadores que no participan en este trabajo han publicado un editorial adjunto titulado Conexión cerebro-corazón en el síndrome de Takotsubo antes de su aparición.
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