La enfermedad del hígado graso no alcohólico (NAFLD, siglas de su nombre en inglés: nonalcoholic fatty liver disease en inglés) está considerada actualmente como la primera causa de hepatopatía crónica en los países occidentales. Es una patología en la que se acumula grasa en el hígado y que, por lo general, no presenta síntomas (o estos son muy leves), por lo que, en muchos casos, el diagnóstico se realiza cuando el paciente ya tiene lesiones graves o irreversibles.
Por ello, la detección temprana del hígado graso es un objetivo pioritario para prevenir la progresión de la enfermedad. En la actualidad, la biopsia hepática es “el patrón de oro” del diagnóstico de esta patología. Sin embargo, al ser un método invasivo, no está exenta de complicaciones. Además, pueden presentarse errores de muestreo, por lo que su aplicación en grandes grupos poblacionales no es viable.
Ahora, desde la Sociedad Española de Patología Digestiva (SEPD), y en colaboración con OWL Metabolomics, se ha puesto en marcha un estudio multicéntrico denominado NASH Registry sobre la enfermedad hepática grasa no alcohólica en pacientes con alto riesgo de padecerla. El trabajo, que incluye a personas con diabetes mellitus mayores de 50 años y con un índice de masa corporal (IMC) superior a 25kg/m2, independientemente de que presenten alteración del perfil hepático, tiene como fin evaluar la utilidad de implementar dos herramientas emergentes en la detección precoz del NAFLD: OWLiver® y DeMILI®.
Los resultados del proyecto estarán disponibles antes de finalizar este año, y se espera que sean capaces de cambiar la estrategia diagnóstica en este (y otros) grupos de pacientes.
Junto con los métodos no invasivos conocidos, las herramientas emergentes al servicio del diagnóstico médico introducen “una visión innovadora en la mejora de procesos sanitarios”, según se indica desde la SEPD, cuyos especialistas consideran que su combinación en grupos de riesgo de sufrir hígado graso no alcohólico puede permitir identificar de forma correcta a los sujetos con dicha patología.
En este sentido, desde la sociedad científica se pone de manifiesto la necesidad de herramientas que hagan posible clasificar adecuadamente a los pacientes cuya carga de enfermedad es escasa y que, por tanto, no van a necesitar una vigilancia estrecha en las consultas (evitando generar alarma en el afectado y un consumo innecesario de recursos sanitarios), diferenciándolos de aquellos que realmente presentan una patología relevante establecida y/o con riesgo de progresión, que deben ser estudiados en Atención Especializada y tratados específicamente (o incluidos en estudios clínicos).
Estudio multicéntrico
NASH registry o Utilidad de la combinación de métodos diagnósticos no invasivos de esteatohepatitis en sujetos de alto riesgo de desarrollo de enfermedad hepática grasa no alcohólica es el nombre de este estudio multicéntrico coordinado por la SEPD en el que ya se han recogido los datos clínicos y serológicos de cerca de 300 pacientes, inciándose el análisis metabolómico mediante una de las nuevas herramientas que se evalúan en el trabajo.
Los objetivos específicos del proyecto son:
1. Determinar la prevalencia de NASH y fibrosis significativa o avanzada en población en riesgo de desarrollo de NAFLD.
2. Establecer un algoritmo de diagnóstico y seguimiento de estos pacientes en función de riesgo de progresión de la hepatopatía.
3. Proporcionar un registro de pacientes que se podrían beneficiar de participar en los ensayos clínicos de fármacos frente a NASH.
Mayor riesgo en personas con obesidad y diabetes
La esteatohepatitis no alcohólica (NASH) es una forma de enfermedad del hígado graso no alcohólico (NAFLD) en la que, además de acumulación de grasa en el hígado, hay inflamación y lesión de las células hepáticas. La NAFLD presenta una elevada prevalencia, que se sitúa entre el 23 y el 25% en la población general. Del total de afectados, el 10-20% presenta un NASH, y hasta un 5% desarrolla una cirrosis. Estas cifras son significativamente superiores en pacientes obesos y diabéticos. Además, su incidencia y prevalencia están en aumento en relación con otras enfermedades metabólicas con las que se encuentra patogénicamente asociada. Según se explica desde la SEPD, más del 90% de las personas con NAFLD tienen al menos una característica del síndrome metabólico, y aproximadamente una tercera parte presenta tres o más.
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