No todas las personas infectadas por las bacterias de la tuberculosis (Mycobacterium tuberculosis) enferman. Se estima que cerca de un tercio de la población mundial lo está, pero tan solo un pequeño porcentaje (alrededor de 8,6 millones) llega a desarrollar la enfermedad. Investigadores del Servicio de Medicina Interna del Complejo Asistencial Universitario de León (CAULE) y del Instituto de Biomedicina de la Universidad de León (Ibiomed) trabajan desde hace siete años en analizar la respuesta inmunológica frente a la tuberculosis.
“La mayor parte de la población es relativamente resistente a la enfermedad y no se entiende muy bien por qué unas pocas personas, en números relativos, enferman”, explica Octavio M. Rivero Lezcano, uno de los miembros del equipo de investigación. La comunidad científica tiene evidencia de que algunos grupos de personas son especialmente susceptibles a la tuberculosis, como los diabéticos, los pacientes oncológicos o los ancianos, en los que la enfermedad aparece con mayor frecuencia, aunque no se conocen las causas. “El interés de nuestro grupo es entender por qué estas personas son más susceptibles a nivel celular y molecular, ya que si somos capaces de comprenderlo podremos tratar de fortalecer su sistema inmunológico frente a la bacteria”, agrega.
Actualmente, el principal tratamiento contra la tuberculosis es antibiótico, aunque existen cepas multirresistentes, extremadamente resistentes, y hasta cepas totalmente resistentes, frente a las cuales no hay ningún antibiótico conocido que sea eficaz. En este caso, “el pronóstico de los pacientes es muy malo y el porcentaje de mortalidad altísimo”, apunta el investigador, quien insiste en que “si somos capaces de entender la susceptibilidad quizá podamos paliar las deficiencias inmunitarias para intentar que la persona, sin necesidad de antibióticos, pueda protegerse de la enfermedad”.
Susceptibilidad en los ancianos
En un trabajo publicado recientemente en la revista científica Immunology, el equipo de investigadores leoneses ha profundizado en la susceptibilidad a la tuberculosis en los ancianos. Para ello, han estudiado macrófagos (células del sistema inmunitario que infecta principalmente la bacteria) de ancianos tuberculosos y de ancianos no tuberculosos.
Los macrófagos se encargan fundamentalmente de fagocitar todos los cuerpos extraños que se introducen en el organismo, como las bacterias, aunque en el caso de la tuberculosis “es una bacteria tan especial y tan adaptada al ser humano que es capaz de entrar en el macrófago y multiplicarse en su interior, acabando por destruir el macrófago y extendiéndose a otros, que es la forma en que la enfermedad va evolucionando”.
Los investigadores han realizado un estudio de microarray o chip de ADN (dispositivos que permiten analizar la expresión diferencial de genes y que monitorean simultáneamente los niveles de miles de ellos) de macrófagos obtenidos de ocho ancianos tuberculosos y de ocho ancianos no tuberculosos, en células infectadas in vitro, con el fin de realizar una comparación en la expresión de genes.
“Queríamos averiguar de qué manera reacciona el macrófago de un tuberculoso en comparación con el macrófago de una persona no tuberculosa frente a la bacteria. Hemos realizado un análisis a nivel molecular y hemos obtenido una lista de unos 70 genes que están expresados de una forma diferente entre los macrófagos de un anciano tuberculoso y los de un anciano no tuberculoso”, detalla Rivero Lezcano.
El equipo científico está especialmente interesado en las citocinas, unas proteínas encargadas de estimular el sistema inmunitario, por lo que les llamó especialmente la atención la única citocina presente en esta lista de genes diferencialmente expresados, IL26. “Se sabe muy poco de esta citocina, apenas está caracterizada y no se conoce bien cuál es su función, de modo que este estudio es uno de los primeros que le empieza a asignar un valor biológico”, añade.
También diferentemente expresado en jóvenes
Después, los investigadores han ampliado el estudio a personas jóvenes, para comprobar si lo que habían observado era un factor diferencial de los ancianos o si, por el contrario, era general independientemente de la edad. Determinaron que sí, que IL26 estaba también diferentemente expresado entre jóvenes tuberculosos y no tuberculosos.
Por último, utilizando un modelo de sangre completa, el grupo científico infectó sangre in vitro y comprobó que, en presencia de Il-26 , la sangre perdía capacidad de eliminar la bacteria. “IL26 perjudica la respuesta inmunitaria, por lo que es un gen candidato a biomarcador para medir la susceptibilidad a la tuberculosos. No obstante, estamos en una etapa incipiente y necesitamos más estudios. Hay evidencias de que participa pero no sabemos en qué magnitud”, advierte.
De este modo, el próximo objetivo del grupo es profundizar en la función de IL26, así como caracterizar más genes de la lista obtenida. En definitiva, “dar pasos para entender de qué manera estos genes influyen en la susceptibilidad a la tuberculosis”.
Referencia bibliográfica
Guerra?Laso, J. M., Raposo?García, S., García?García, S., Diez?Tascón, C., y Rivero?Lezcano, O. M. (2015). “Microarray analysis of Mycobacterium tuberculosis?infected monocytes reveals IL26 as a new candidate gene for tuberculosis susceptibility”. Immunology, 144(2), 291-301.
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