La Fundación Española del Corazón (FEC) y la European Public Health Alliance (EPHA) se han unido para poner en marcha el estudio Efectos de la contaminación del aire en pacientes sometidos a rehabilitación cardiaca después de sufrir un infarto de miocardio. Los resultados preliminares del trabajo de investigación se presentan este miércoles durante la jornada Calidad del aire en la era post COVID-19, organizada por la FEC y la EHN y que se retransmite en directo desde su web: fundaciondelcorazon.com
Tal y como indica el Dr. José Luis Palma, vicepresidente de la FEC, “la contaminación atmosférica es hoy día, con toda probabilidad, el mayor reto de salud pública a nivel mundial y constituye un importante factor de riesgo para el desarrollo de las enfermedades cardiovasculares”. Se sabe que la contaminación ambiental causa 8,8 millones de muertes al año en el mundo; unas 30.000 de ellas en España, siendo entre el 40 y el 80% de esas muertes de causa cardiovascular.
La FEC alertó a finales del pasado año, con motivo de la Cumbre del Clima celebrada en Madrid, de que 12 ciudades españolas rebasan el límite de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de partículas más contaminantes.
El transporte es uno de los principales responsables de la mala calidad del aire en nuestras ciudades. Y es que, como indica el Dr. Palma, “estudios españoles han revelado que el tráfico rodado contribuye a entre el 70 y el 80% de la contaminación por PM 2.5 en nuestro país”.
El vicepresidente de la FEC asegura que el principal reto “está en lograr una disminución de los niveles contaminantes en el aire. Las medidas encaminadas a la reducción y limitación del tráfico se plantean como una de las soluciones más inmediatas para conseguirlo”.
Expertos internacionales de primer nivel
En la jornada, que cuenta con la colaboración de Sanitas, expertos internacionales de primer nivel entre los que se encuentran la Dra. María Neira, directora del Departamento de Salud Pública y Medio Ambiente de la OMS, y representantes de la EPHA y la European Heart Network (EHN), entre otros, debaten sobre la situación concreta de España y acerca de cómo se están afrontando esos retos.
El Dr. Palma recuerda que “durante el confinamiento por la pandemia de la COVID-19 se han observado significativas reducciones en la contaminación del aire. Sin embargo, una vez finalizado el mismo han repuntado a valores muy parecidos a los de antes de la aparición de la pandemia”. En esta línea, la FEC considera que es necesario prestar atención a la calidad del aire en la era post COVID-19 tanto desde las administraciones públicas, como desde las sociedades científicas o el mundo empresarial.
Compromiso de la FEC con la contaminación
La FEC, respaldada por la Sociedad Española de Cardiología (SEC), lleva tiempo mostrando su preocupación por la contaminación atmosférica y trabajando conjuntamente con otros organismos para concienciar sobre este importante factor de riesgo cardiovascular.
En este sentido, la FEC presenta durante la jornada los datos preliminares del estudio Efectos de la contaminación del aire en pacientes sometidos a rehabilitación cardiaca después de sufrir un infarto de miocardio, cuyo investigador principal es el Dr. Jordi Bañeras, miembro de la SEC y la FEC, además de cardiólogo de la unidad de críticos cardiovasculares del Hospital Vall d’Hebron y profesor asociado de la Universidad de Barcelona.
“Los datos preliminares de nuestro estudio apuntan que los pacientes que entran en un programa de rehabilitación cardiaca tras un infarto de miocardio, y que han estado expuestos a niveles de contaminación atmosférica altos unos meses previos al infarto de miocardio, tienen reducida la capacidad funcional que se esperaría encontrar tras el programa de rehabilitación cardiaca”, avanza el cardiólogo. Bañeras añade que la capacidad funcional se ha medido en términos de varios indicadores de consumo de oxígeno.
Hasta la fecha, se había demostrado, en un estudio realizado en Londres, que la exposición a corto plazo a la contaminación contrarresta los efectos cardiopulmonares beneficiosos de caminar en personas con enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), cardiopatía isquémica y aquellas que no padecen enfermedades cardiopulmonares crónicas a través de parámetros de función pulmonar. Sin embargo, “hasta el momento no disponíamos de datos tan específicos de función cardiopulmonar como los que nos ofrecen los estudios de ergoespirometría”, asegura el Dr. Bañeras.
Precisamente en este estudio se ha incluido pacientes de siete ciudades españolas, a los que se les ha sometido a dos ergoespirometrías dentro de un programa de rehabilitación cardiaca. Los datos definitivos estarán para diciembre de 2020.
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