La Unidad de Otoneurología del Complejo Asistencial cuenta con un aparato de diagnóstico, denominado VHIT (Video Head Impulse Test), que ha permitido iniciar diferentes estudios en grupos poblacionales. Entre ellos, uno publicado en una de las revistas más prestigiosas de la Otorrinolaringología, que consistía en analizar la evolución en pacientes intervenidos de un neurinoma del acústico (Schwanoma Vestibular), que pierden la función de órgano del equilibrio y ver por qué unos evolucionan favorablemente y otros no, sacando un mismo patrón en cada uno de los casos.
La Unidad de Otoneurología desarrolla una línea de investigación propia a raíz de adquirir a finales de 2011 un nuevo aparato para el diagnóstico del daño en el órgano del equilibrio del oído denominado VHIT (Video Head Impulse Test). “Es un aparato que de forma no traumática diagnostica al paciente, porque algunas de las pruebas que nosotros hacemos para el diagnóstico del vértigo molestan, en el sentido de que tienen que producir un vértigo, que es una sensación muy molesta para los enfermos”, advierte el otoneurólogo Ángel Batuecas. Este especialista destaca que con el VHIT es otra forma de estudiar lo mismo sin causarle daño. En un primer momento no sabían lo que daría de sí una técnica que parecía “muy interesante”. Pero debido al importante volumen de enfermos con patologías diferentes, al tratarse de la única unidad de estas características en Castilla y León y tener muchas derivaciones, “enseguida tuvimos un volumen muy grande de pacientes y adquirimos experiencia”.
Con este aparato trabajan en un fenómeno que se llama compensación vestibular, “que consiste en que, cuando un paciente tiene un vértigo, es como si un piloto que lleva un avión de repente pierde un motor, se tiene que acostumbrar a una nueva situación”, detalla el doctor Batuecas. Una persona, para mantener el equilibrio necesita que los dos oídos estén bien. “Si perdemos uno, el otro tiene que trabajar por los dos y ese fenómeno se denomina compensación vestibular”, aclara este especialista. Lo que están estudiando en la unidad es qué va sucediendo en el enfermo conforme se va produciendo ese fenómeno de compensación y por qué después de un año de haber tenido un vértigo enorme o de haber sido sometido a una intervención quirúrgica en la cual se anula el órgano del equilibrio, “hay pacientes que están bien y otros no, cuando tienen la misma edad, el mismo sexo y los mismos condicionantes ambientales”. Las conclusiones de este estudio han sido publicadas recientemente en una de las revistas más prestigiosas del ámbito de la Otorrinolaringología, The Laryngoscope. En este sentido, Ángel Batuecas confirma que en unos pacientes esa compensación vestibular ha sido capaz de cumplir la ausencia del órgano del equilibrio, y sin embargo, en otros pacientes no. “Y en los que no se ha suplido son los pacientes que peor están”, subraya.
Asimismo, la unidad está colaborando con la Clínica Universitaria de Navarra, con investigaciones en común y varios trabajos abiertos, entre ellos, uno que trata de evaluar si existe afectación del órgano del equilibrio en los pacientes que reciben un implante coclear, o si hay afectación o no del órgano en pacientes con vértigo posicional del tipo benigno, que es el tipo de vértigo más frecuente. “Con este instrumento vamos analizando distintos grupos poblaciones que vienen a esta consulta y analizando un poco cómo se comportan”, detalla.
El doctor Batuecas cree que el VHIT se convertirá en una prueba estándar de la patología vestibular o, por lo menos, uno de ellos. “No sustituye a ninguna otra prueba, pero las complementa muy bien a todas, porque es capaz de localizar dentro del oído interno dónde está el problema”, asegura. Entre las ventajas, con respecto a otro tipo de pruebas diagnósticas: que se realiza en la propia consulta de la unidad y, en condiciones normales, en un paciente colaborador, se tarda entre tres y cuatro minutos. “Otras pruebas que veníamos realizando se hacían en un laboratorio aparte y se prolongaban hasta una hora y media”. Con el VHIT sólo hay que mover la cabeza al enfermo, y en la otra, inducir hasta cuatro veces un vértigo. “Beneficio para el paciente y para el médico, con la información que aporta el aparato, mucho más rica que otras pruebas, y para el sistema, al reducir la petición de pruebas específicas de patología vestibular entre un 60 y un 70%”. Cuando pasan consulta suelen ver a una media de 20 pacientes y las cifras anuales son de 700 a 800 nuevos cada año y alrededor de 2.000 revisiones. El 15% de los pacientes son de fuera de la provincia, al no existir una unidad con estas características en la región.
“Con este aparato ya no solo analizamos el diagnóstico del enfermo sino que en algunos aspectos podemos ver cómo evoluciona”, detalla. Antes de contar con este aparato, la evolución se medía por lo que decía el paciente, si estaba mejor o peor. “Pero esto te da un análisis dinámico de cómo se va produciendo ese fenómeno de recuperación o compensación”, añade el doctor Batuecas. Y a modo de ejemplo, si a un paciente con una enfermedad de Ménière invalidante al que le aplican un tratamiento con gentamicina que destruye completamente el órgano del equilibrio, del oído que sea, “con este aparato puedo ver cómo la gentamicina va actuando dentro del oído, cómo destruye la función ya partir de ahí, como el paciente va recuperándose de esa situación anómala a lo largo de los meses”. O cuando intervienen a un paciente con neurinoma, que cortan el nervio del equilibrio y tiene que producirse un fenómeno de compensación. “Y en la publicación de The Laryngoscope se centra en ver cómo en estos pacientes se iba produciendo ese fenómeno de compensación a lo largo de la semana y hasta los seis meses“. En la investigación han realizado un seguimiento en pacientes sometidos a una intervención para extirparles una neurinoma del acústico cuyo nombre científico es Schwanoma Vestibular, que es el mejor ejemplo de cómo un paciente pierde la función del órgano del equilibrio “porque le tienes que cortar el nervio vestibular”. En el trabajo se ve como hay pacientes que al cabo de uno o dos años están perfectos y tienen una vida normal, y hay otros, “que esa mejora no se produce, aunque es la minoría”, destaca. En el estudio han analizado a una población de 49 enfermos intervenidos de un Schwanoma Vestibular, 38 de ellos decían que estaban bien, y 11, mal. “Hemos analizado cuál era la diferencia que tenían unos y otros, mediados a través del VHIT, y hemos conseguido sacar un patrón de comportamiento de los pacientes que están mal”, precisa el otoneurólogo. El aparato da una imagen y se ve cómo se relaciona el movimiento de la cabeza (en azul) y en verde, el movimiento del ojo. “El movimiento del ojo es capaz de fijar la mirada en un punto, pero en un paciente que se la ha destruido el órgano del equilibrio en un lado, no es capaz de mantener la mirada en un punto, sus ojos se mueven con la cabeza y hacen un movimiento de corrección”.
La diferencia que ven en esos enfermos es que los que estaban muy bien conseguían agrupar esos movimientos de los ojos y eran capaces de agruparlo, y los que estaban muy mal, no podían. “Era un trabajo de comparar dos poblaciones y ver qué patrón tenían unos y otros”, determina. Y lo que han encontrado es que los que se encontraban bien tenían el mismo patrón, y los que estaban mal, también iguales entre sí.
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