Recién nacido: el calzado en el bebé es importantísimo. ¿Cuántas veces hemos tenido la tentación de comprar unos zapatos preciosos, pero contraproducentes en el desarrollo fisiológico del pie del bebé? Lo correcto en la etapa en la que no caminan es calzarles zapatos o peúcos blandos, sin suela. Un zapato rígido puede lesionar su piel, ya que se mueven mucho.
Fase de gateo: el niño necesita libertad de movimiento. Los zapatos deben tener la puntera reforzada de goma, suela flexible y talón cubierto, ya que no tienen control ni estabilidad en el apoyo del pie.
Empieza a caminar: cuando empiezan a caminar, todavía no tienen estabilidad, equilibrio y seguridad en el paso. El zapato debe tener el talón cubierto, contrafuertes o refuerzos laterales y una suela que amortigüe. Un calzado correcto favorecerá el buen apoyo del pie, el trabajo muscular y la seguridad del niño.
Una vez el niño se hace mayor, los requisitos del buen calzado son los mismos. Podemos ser más flexibles, pero siempre irán más cómodos con suela que amortigüe y que tenga un buen quebrante de puntera (cuanto más levantada está la punta del zapato, más favorece el despegue digital del pie del niño).
El zapato que bloquea el tobillo es más incómodo. Por ejemplo, unos botines que sean igual de altos que el hueso del tobillo rozarán, y eso es muy molesto para realizar el juego de la articulación del tobillo durante la dinámica; o el tipo mocasín o bailarina, que no sujeta el mediopié, ya que en realidad son dos bandas de piel unidas en el talón, en el caso de la bailarina, y otra pieza en el empeine, en el caso del mocasín. Es un calzado que obliga a forzar la musculatura y que suele tener poca suela.
El calzado tipo chancla o sandalia muy suelta es el peor, ya que el pie se ve forzado a mantenerse pegado al zapato.
Para la práctica de deporte, se recomiendan zapatillas de malla extensible, que transpiren y con buena suela que amortigüe los impactos del pie durante la carrera o el salto. Aquellas zapatillas de suela muy fina fatigan el pie.
Hay que calzarles las zapatillas adecuadas para el deporte que vayan a realizar. Por ejemplo, para correr no se debe usar unas de tenis, ya que la suela es más rígida para no resbalar en las frenadas.
* Alicia Vanaclocha Monzó es podóloga y miembro de Saluspot
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