El próximo mes de junio se cumplirán 40 años de la declaración de los primeros casos de sida en el mundo. Durante estas casi cuatro décadas, se estima que 75,7 millones de personas [55,9 -100 millones] contrajeron la infección por el VIH y 32,7 millones [24,8-42,2 millones] fallecieron a causa de enfermedades relacionadas con el sida.
En estos momentos, la humanidad está sufriendo las consecuencias sanitarias, sociales y económicas de una nueva pandemia, y de nuevo estamos viendo cómo las consecuencias de esta crisis se intensifican en las poblaciones socialmente más vulnerables.
Es cierto que los datos indican que las personas con el VIH tienen el mismo riesgo de contraer y de desarrollar una enfermedad grave por el SARS-CoV-2 que la población general. Sin embargo, desde las entidades del tercer sector estamos siendo testigos de los efectos devastadores que la actual situación de crisis está teniendo en las poblaciones a las que atendemos, especialmente aquellas cuyos ingresos provenían de la economía sumergida o informal.
Los periodos de confinamiento y, en muchos casos, la imposibilidad de acceso a cualquier tipo de ayuda pública, están suponiendo que las personas migrantes, las personas trabajadoras del sexo, las mujeres trans, las personas usuarias de drogas, las personas sin techo, y, de forma transversal, todas las mujeres, entre otros colectivos, vean comprometido su acceso a recursos básicos, como la alimentación y la vivienda.
Por otro lado, la actual crisis sanitaria está provocando una situación de estrés inédita en nuestros sistemas autonómicos de salud, agravada por los recortes sufridos en los últimos años. Esto se hace más evidente en los departamentos de Salud Pública dedicados a implementar políticas preventivas, que se han mostrado como un agente indispensable para hacer frente a la actual crisis.
Esta situación está afectando a la atención sanitaria de las personas con el VIH y, en general, a los recursos para atender la salud sexual de la población. Durante los periodos de confinamiento, y también en la actualidad, hay diversos factores, como el cierre de clínicas de infecciones de transmisión sexual (ITS), la dificultad de acceso a la Atención Primaria o la dedicación de las personas especialistas en enfermedades infecciosas a atender a pacientes de COVID-19, que están limitando el acceso a la prevención y el diagnóstico del VIH y otras ITS, a la vez que merman la capacidad de atención sanitaria a las personas con el VIH.
Sin duda alguna, esto va a suponer un incremento en las ya inaceptables tasas de diagnóstico tardío cronificadas en nuestro país, y puede tener un efecto negativo en el aumento de morbilidad en las personas con el VIH. Además, el impacto del COVID-19 ha supuesto, en muchos lugares de nuestra geografía, la paralización de la puesta en marcha o la dispensación de estrategias preventivas recientemente aprobadas, como la profilaxis pre-exposición (PrEP).
También queremos seguir insistiendo en la persistencia del estigma y la discriminación asociada al VIH/Sida en nuestra sociedad. Así, desde el comienzo de la pandemia de VIH, demasiadas personas con esta patología han estado y siguen estando en una situación de autoconfinamiento social y viviendo su realidad desde el aislamiento, la soledad y la ocultación.
Por desgracia, en los últimos tiempos estamos observando el retorno de viejos discursos reaccionarios que atentan contra los derechos que tanto costó alcanzar. Vivimos con preocupación el auge de ideologías machistas, homofóbicas, transfóbicas y xenófobas, ante las que decimos, desde la sociedad civil, que no vamos a permitir ni un paso atrás.
Es cierto que, en los últimos dos años, en España se han dado pasos importantes en la respuesta frente al VIH. Hemos avanzado en la consecución de los objetivos 90-90-90 de ONUSIDA. En septiembre de 2019 se incluyó la PrEP como prestación en el SNS. En 2018 se firmó el Pacto Social por la No Discriminación y la Igualdad de Trato asociada al VIH, y se ha conseguido acabar con la exclusión de las personas con el VIH en el acceso a la función pública.
Somos conscientes de que la pandemia de COVID-19 está suponiendo un desafío inédito para los gobiernos de todo el mundo y la sociedad global, y desde las entidades del tercer sector estamos redoblando nuestros esfuerzos para, en la medida de nuestras posibilidades, seguir atendiendo a las personas vulnerables. Sin embargo, pedimos que la respuesta a la actual epidemia no suponga un retroceso en los logros obtenidos. Estamos convencidos de que, en unos meses, la ciencia encontrará una solución en forma de tratamiento o vacuna para frenar la COVID-19 y que volveremos a nuestras vidas y en ellas el VIH seguirá presente.
Por todo ello, en la conmemoración del Día internacional del Sida, desde CESIDA y nuestras entidades miembro declaramos y recordamos:
· Que hoy + que nunca no podemos permitir que esta crisis se cebe de nuevo en las personas más vulnerables y que ninguna persona se quede atrás. Para ello, es imprescindible articular mecanismos de protección social que garanticen el acceso a recursos básicos para estas poblaciones.
· Que hoy + que nunca necesitamos leyes que garanticen el acceso universal a la salud. Por lo que es necesario corregir el actual RDL 7/2018 para conseguir una legislación estatal plenamente inclusiva que reconozca el derecho a la atención sanitaria en igualdad de condiciones a todas las personas que viven en España, independientemente de su situación administrativa, su tiempo de residencia o la comunidad autónoma donde residan.
· Que hoy + que nunca es necesario garantizar el acceso al diagnóstico del VIH y otras ITS a todas las personas que lo necesiten. En España, las cifras de diagnóstico tardío siguen siendo inaceptablemente elevadas. Por ello, el diagnóstico precoz y el inicio temprano del tratamiento son las mejores herramientas para preservar la salud de las personas y prevenir la transmisión, puesto que Indetectable es igual a Intransmisible.
· Que hoy + que nunca es imprescindible afianzar los logros obtenidos y seguir avanzando en la implementación de las medidas recogidas en el Pacto Social por la No Discriminación y la Igualdad de Trato asociada al VIH.
· Que hoy + que nunca se debe asegurar el acceso a la profilaxis preexposición al VIH (PrEP) a todas las personas que la necesiten en todo el territorio español.
· Que hoy + que nunca las entidades del tercer sector y las personas voluntarias somos imprescindibles para articular la respuesta al VIH y el apoyo a las poblaciones vulnerables, por lo que se debe garantizar su sostenibilidad.
· Que hoy + que nunca se debe garantizar una atención sociosanitaria a las personas con VIH teniendo en cuenta sus singularidades, especialmente las de las mujeres y las personas mayores (supervihvientes).
· Que hoy + que nunca es necesario un liderazgo político y compromiso económico que garantice la existencia y la sostenibilidad de la respuesta a la infección por VIH. El liderazgo pasa, inevitablemente, por el refuerzo político, de recursos humanos y económico del Plan Nacional sobre el Sida y sus homólogos autonómicos como organismos coordinadores de las políticas de prevención, asistencia e investigación relacionadas con el VIH y otras ITS.
· Que hoy + que nunca es fundamental fortalecer el Estado del Bienestar. La sanidad, la educación, los servicios sociales y los servicios residenciales para las personas mayores deben estar garantizados para todos y todas. Se está viendo claramente, durante este año y durante los casi 40 años de pandemia de VIH, que la mejor garantía de que nadie se quede atrás, de asegurar la equidad y la justicia social, es a través de unos servicios públicos de calidad.
No podemos dejar pasar la ocasión de mostrar nuestro agradecimiento a todas las personas trabajadoras de la salud que se están dejando la piel en esta crisis. Especialmente a las nuestras, a las trabajadoras y trabajadores de las unidades de Enfermedades Infecciosas, para quienes seguimos pidiendo el reconocimiento de su especialidad.
Es indiscutible que la actual situación de crisis sanitaria va a tener un impacto económico y social enorme en todo el mundo en los próximos años, pero la COVID-19 pasará, y el VIH seguirá entre nosotros sin cura y sin vacuna algunos años más. Por eso, Hoy + que nunca necesitamos la implicación de todas y todos para que no se produzca un retroceso en la respuesta local, nacional e internacional frente al VIH y el sida. Tenemos la esperanza de que llegará el día en que la ciencia nos proporcione las herramientas para lograr una generación libre del VIH.
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