Es habitual que la mujer joven, menor de 30 años, se palpe una tumoración en la mama de forma casual. ¿Qué debe hacer en ese caso?
La primera reacción debe ser de tranquilidad. Es extraordinariamente extraño que un nódulo en la mama de una mujer menor de 30 años corresponda a una lesión maligna. Pero no es imposible, como tampoco es imposible que nieve en el centro de África, porque sí lo hace en la cumbre del Kilimanjaro.
La segunda acción que se debe realizar es consultar con su médico o ginecólogo. Probablemente, tras la palpación de la posible lesión, remitirá a la paciente al radiólogo para la práctica de una ecografía. La ecografía habitualmente es suficiente para determinar, primero, si existe una lesión.
Es habitual que la mujer joven palpe condensaciones glandulares adenomatosas o lipomatosas que no hacen referencia a una lesión independiente del resto del tejido fibroglandular.
Si existe un nódulo, definirá con total solvencia su carácter líquido o sólido. Si es líquido, es un quiste, un quiste complicado o inflamatorio, o un galactocele. En resumen, benigno con toda seguridad.
Si la lesión es sólida, se abre un abanico de posibilidades, casi todas ellas benignas, empezando por el fibroadenoma, que es la lesión más frecuente hallada en la mujer joven, y siguiendo por el hamartoma o adenofibrolipoma.
Si la lesión ofrece una posibilidad, siquiera remota, de malignidad, debe practicarse una mamografía, pese a la edad de la paciente.
La mamografía de screening o despistaje del cáncer de mama se empieza a indicar a partir de los 35 o 40 años, pero aquí estamos hablando de la mamografía diagnóstica realizada para determinar unas características muy importantes de una lesión ya detectada.
Además, en la actualidad, la nueva tecnología de contaje de fotones permite la realización de mamografías de alta calidad con dosis 4 y hasta 8 veces menores a las practicadas hasta hace solo dos años, con la más actualizada tecnología de ese momento.
Si persiste la duda diagnóstica en alguna de las metodologías realizada: clínica o palpación, ecografía y mamografía, debe realizarse una resonancia magnética para definir de forma absoluta la lesión o directamente practicar la llamada BAG (biopsia con aguja gruesa) dirigida con ecografía, que es el método más ágil y versátil para ello.
En definitiva, cualquier nódulo o tumoración mamaria debe ser estudiada hasta llegar a un resultado cierto, porque la posibilidad de una lesión maligna en una mujer joven es extraordinariamente baja, pero no imposible.
Como en muchas ocasiones ocurre en medicina, debemos pensar siempre en la posibilidad más frecuente, sin desatender nunca la más infrecuente.
* El doctor Manuel Salvador Tarrasón es especialista en Radiodiagnóstico y miembro de Saluspot
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