Cuando se cumple un año de la aprobación y puesta en marcha del Plan Estratégico para el Abordaje de la Hepatitis C en España, los últimos datos disponibles confirman que alrededor de 51.000 pacientes han recibido ya tratamientos con los nuevos medicamentos antivirales de acción de directa.
La eficacia, la seguridad y la simplicidad de uso caracterizan a esta nueva generación de agentes antivirales. Estos fármacos aúnan una eficacia para eliminar el virus C superior al 90% con una incidencia mínima de efectos adversos. Para los expertos de la Sociedad Española de Patología Digestiva (SEPD) se trata de un hecho remarcable que abre nuevos retos en asistencia, epidemiología, prevención e investigación con el fin de reducir el número de personas con hepatitis C y en un escenario futuro conseguir la eliminación de esta enfermedad.
Desde la aparición en 2011 de los nuevos agentes antivirales directos contra el virus de la hepatitis C, el abordaje de esta enfermedad está experimentando una revolución en términos de eficacia y mejora de la calidad de vida de los pacientes. El Dr. Javier Crespo García, jefe de servicio de Aparato Digestivo del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla (Santander) y experto de la SEPD, explica que “el virus de la hepatitis C es muy variable lo que ha dificultado el desarrollo de una vacuna eficaz. Hasta 2011, con un tratamiento que combinaba dos fármacos: interferon y ribavirina, se conseguía curar un 40% de los pacientes con genotipo I de hepatitis C y un 60% de los pacientes con genotipo III. Pero este era un tratamiento largo y con muchos efectos secundarios por lo que solo se lo podíamos ofrecer a uno de cada tres pacientes. En cambio, los nuevos antivirales de acción directa que empiezan a aparecer en 2011 cambian totalmente la situación”.
Se trata de tres fármacos, cada uno de ellos actúa directamente sobre el virus, más concretamente sobre una proteína del mismo: proteasa, polimerasa y complejo de replicación, respectivamente. El Dr. Crespo describe las características de estos fármacos: “cómodos, porque son orales; seguros, porque tienen pocos efectos secundarios; y muy eficaces: es un tratamiento que combina dos o tres fármacos en un espacio de tiempo corto para evitar que el virus se haga resistente.” Hoy, la tasa de curación alcanza el 95% de las personas, incluso en los casos más graves. Y aún en los casos más avanzados, en los que no es posible la resolución completa de la enfermedad hepática, sí es posible eliminar el virus evitando la evolución de otras manifestaciones extrahepáticas de la hepatitis C como son la vasculitis, la diabetes, la enfermedad renal y el incremento del riego de la arteriosclerosis.
Un tratamiento de tres meses
El Dr. Manuel Romero Gómez, director gerente de los hospitales Virgen Macarena y Virgen del Rocío (Sevilla) y experto de la SEPD, destaca que los nuevos medicamentos permiten obtener resultados homogéneos y accesibles a todos los pacientes, sea cual sea su fibrosis y pone en consideración lo que representa para los pacientes, tanto desde el punto de vista físico como psicológico. “Gracias a un tratamiento de tres meses recuperan un aspecto físico más saludable, vuelven a una actividad diaria normalizada y, sobre todo, se alejan del estigma que siempre acompaña a una enfermedad contagiosa, recuperando la autoestima”. Añade también que “los grandes beneficiarios de estos tratamientos son, sin duda, los pacientes a los que hay que reconocer también el importante papel que han tenido, a través de sus asociaciones, en la puesta en marcha del Plan Estratégico para el Abordaje de la Hepatitis C”.
Para el Dr. Romero no hay duda de que “la enfermedad más importante del hígado, causante de la mayoría de los casos de cirrosis grave y de los trasplantes hepáticos, tiene ahora un tratamiento que cura y elimina el virus causante, lo que representa una oportunidad que pocas veces se da en la historia de la medicina y que debemos aprovechar”. Los expertos consideran que una vez tratados los casos más urgentes, se debe continuar con los casos leves implementando el Plan Estratégico en áreas como la prevención, el diagnóstico y la investigación, de forma coordinada para llegar a largo plazo al objetivo de la eliminación de la hepatitis C.
Apenas está diagnosticado
El Dr. Agustín Albillos Martínez, jefe de servicio de Aparato Digestivo del Hospital Universitario Ramón y Cajal (Madrid) y experto de la SEPD, explica que “una estrategia de eliminación requiere diagnosticar y tratar a todos los individuos infectados. Hay que tener en cuenta que actualmente apenas está diagnosticado un 30% de los individuos con virus de la hepatitis C infectados. Por tanto, hay que diseñar estrategias de cribado de la población para diagnosticar a los pacientes con virus C que aún no lo están, y prescribirles el correspondiente tratamiento. El reservorio, la localización del virus C es exclusivamente humana, por ello la curación de estos pacientes detendrá la progresión de la enfermedad hepática y evitará la diseminación de la infección y la aparición de nuevos casos”. Para esta estrategia de identificación de casos aún ocultos se baraja utilizar los tests de diagnóstico de la hepatitis C en diferentes poblaciones como son los grupos de alto riesgo de la hepatitis C o extenderlo a cohortes de población general en las que se sabe que están incluidos el mayor número de individuos infectados.
La prevalencia estimada de la hepatitis C en España se sitúa entre el 1,2 y el 1,5% de la población, pero con una distribución según franjas de edad muy desigual: es baja en menores de 35 años, media en la franja entre los 35 y los 50 años y alta entre las personas mayores de 50 años. La explicación se debe, según el Dr. Javier Crespo, a que “corresponde en el tiempo con épocas con mayor consumo de drogas por vía intravenosa o la realización de transfusiones de sangre o hemoderivados (antes del descubrimiento del VHC, es decir, antes del año 1990)”.
Causada por un virus
La hepatitis C es una enfermedad hepática causada por un virus. Este virus puede causar una infección, tanto aguda como crónica, cuyas manifestaciones pueden variar entre una dolencia leve, y una enfermedad grave de por vida. Por lo general, la infección aguda es asintomática y aproximadamente una de cada tres personas infectadas eliminan el virus espontáneamente sin necesidad de tratamiento alguno. Sin embargo, en dos de cada tres la infección se hace crónica.
En el 15-30% de los pacientes con infección crónica, esta evolucionará a cirrosis hepática o cáncer y precisaran de un trasplante en el plazo de 20 años. “Independientemente del grado de afectación del hígado, la hepatitis C puede producir manifestaciones extrahepáticas graves como vasculitis, diabetes, enfermedad renal e incrementar del riego de asteriosclerosis, por ello es importante detectar y tratar a todos los pacientes con hepatitis C crónica sea cual sea su gravedad”, apunta el Dr. Crespo.
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