En vísperas del Día Mundial de la Lucha contra el Sida 2015, que se conmemora el 1 de diciembre, ONUSIDA ha publicado un nuevo informe que muestra que los países están adoptando, como parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, la Estrategia de Respuesta Rápida de esta organización para acabar con el sida en el horizonte de 2030.
Según indica el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH-Sida, el avance en la respuesta al virus en los últimos 15 años ha sido “extraordinario”, y estima que en junio de 2015 había 15,8 millones de personas en tratamiento antirretrovírico, en comparación con los 7,5 millones de 2010 y los apenas 2,2 millones que se registraban en el punto máximo de la epidemia, en 2005.
Asimismo, ONUSIDA calcula que a finales del pasado año las nuevas infecciones por el virus de inmunodeficiencia adquirida (VIH) habían disminuido en un 35% desde el máximo del año 2000, y las muertes relacionadas con el sida se redujeron en un 42% desde el máximo de 2004.
“Cada cinco años hemos aumentado en más del doble el número de personas en tratamiento. Ahora tenemos que hacer lo propio solo una vez más para detener la epidemia de sida y evitar que repunte”, ha destacado Michel Sidibé, director ejecutivo del programa.
Los beneficios del tratamiento antirretroviral cambian la vida de los afectados por el virus, pues les permite vivir más y con más salud, algo que ha contribuido a un aumento del número de personas que viven con el VIH en el mundo, uos 36,9 millones a finales de 2014, según las estimaciones de la organización, que recuerda que, una vez que reciben el diagnóstico, estos pacientes necesitan “acceso inmediato al tratamiento”.
Objetivo 90-90-90
En este sentido, los diferentes países se están preparando para duplicar el número de personas en tratamiento contra el VIH para el 2020, un planteamiento de Respuesta Rápida que tendrá un papel decisivo en el logro del Objetivo de Tratamiento 90-90-90 de ONUSIDA, que busca asegurar que el 90% de las personas portadoras del VIH conozcan su estado serológico, que el 90% de los afectados que saben que tienen la infección esté en tratamiento y la supresión de la carga viral del 90% de quienes están en tratamiento.
“Hoy tenemos más opciones de prevención del VIH que nunca antes, y con mejores datos podemos lograr mejores resultados, encontrando las opciones de prevención adecuadas para las personas que lo necesitan”, ha afirmado Sidibé.
Por ello, y para acabar con el sida en cuanto a amenaza para la salud pública, se necesita una respuesta acelerada y más centrada, que use mejores datos para mapear y llegar a las personas en los lugares donde se producen más infecciones nuevas por el VIH. Para apoyar a los países con ese enfoque, ONUSIDA ha publicado un nuevo informe –Centrarse en la ubicación y la población: una Respuesta Rápida para poner fin al sida para el 2030– que reúne ejemplos de más de 50 comunidades, ciudades y países que están utilizando enfoques innovadores, buscando llegar a más personas con servicios integrales de prevención y tratamiento del virus.
A través del uso responsable de ricos conjuntos de datos nacionales, los países pueden centrarse en un nivel mucho más detallado, mapeando dónde se producen nuevas infecciones y dónde se necesitan más servicios. El informe demuestra de qué forma los países pueden redistribuir los recursos para mejorar el acceso a los servicios de prevención y tratamiento del VIH. Con el enfoque de la Respuesta Rápida y una inversión inicial importante, “las brechas se cierran más rápido y los recursos llegan más lejos, además de que las necesidades anuales de recursos empezarán a disminuir a partir del 2020”.
Programas de impacto
El informe destaca programas de prevención y tratamiento del VIH de gran impacto -la profilaxis previa a la exposición, la circuncisión masculina médica voluntaria y los servicios de salud sexual y reproductiva, por ejemplo- que se están aplicando con éxito en varios lugares y para poblaciones diversas, como las adolescentes y mujeres jóvenes y sus parejas, las embarazadas que viven con VIH, las trabajadoras sexuales, los transexuales, los hombres gays y otros hombres que tienen relaciones sexuales con hombres y los usuarios de drogas intravenosas.
Como señala ONUSIDA, estos programas innovadores utilizan datos nacionales y subnacionales y el conocimiento local de las poblaciones que presentan un mayor riesgo de infección por el VIH para ofrecerles servicios adaptados a sus necesidades, con el fin de llegar a las personas que se están quedando atrás, con lo que se logra un mayor impacto a un coste menor.
En su informe, la organización identifica 35 países que han de adoptar la Estrategia de Respuesta Rápida y que, en conjunto, suman el 90% de las nuevas infecciones por el VIH. Centrándose en la localización y la población y en los programas que ofrezcan el mayor impacto, se obtendrán grandes beneficios para el año 2030, evitándose 21 millones de muertes relacionadas con el sida, 28 millones de infecciones por el virus y 5,9 de infecciones en niños hasta el año 2030.
“Todo el mundo tiene derecho a una vida larga y saludable. Tenemos que llevar los servicios relacionados con el VIH a las personas más afectadas, y hacer que esos servicios se presten en un ambiente seguro, sin discriminación y que respecte la dignidad de las personas”, ha señalado Sidibé.
A menor prevalencia, mayor discriminación
Además, el análisis muestra que las zonas con menor número de personas afectadas y con baja prevalencia de la infección son más propensas a presentar actitudes discriminatorias que las áreas que tienen más casos de infección por el VIH. Este resultado, aparentemente paradójico, se explica debido a que la educación y la comprensión sobre el virus suelen ser mayores en los países donde éste es más prevalente y donde más personas están recibiendo tratamiento.
Sin embargo, esas actitudes discriminatorias hacen que sea más difícil para las personas de las regiones de baja prevalencia acudir en busca de servicios relacionados la infección por miedo a la estigmatización y a represalias.
Si se adopta la estrategia de Respuesta Rápida de ONUSIDA, “con un fuerte liderazgo y una inversión a la altura en las comunidades, las ciudades y los países más afectados, podremos poner fin a la epidemia de sida para el 2030 como parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible”, concluye la organización.
Según las estimaciones de este programa de Naciones Unidas:
– 15,8 millones de personas estaban en tratamiento antirretrovírico en junio de 2015.
– 36,9 millones de personas vivían con el VIH en el mundo a finales de 2014.
– 2 millones de personas contrajeron el VIH a finales de 2014.
– 1,2 millones de personas murieron a causa de enfermedades relacionadas con el sida (a finales de 2014).
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