La Navidad es sinónimo de alegría, encuentro, vacaciones o fiesta, pero la realidad es que estas celebraciones pueden ahondar en la herida de las personas que pasan por una depresión, que viven solas o que sufren o se recuperan de una enfermedad. Datos y consejos para aportar un granito de arena en estas situaciones difíciles.
Todos los años, cuando diciembre acecha, se empiezan a publicar noticias sobre el número de personas mayores que se ven obligadas a pasar estos días sin compañía. Una estampa que contrasta con los anuncios de caras sonrientes, familias felices y reuniones de amigos. Por ello, en esta ocasión, IMOP y Berbés Asociados (BA) han llevado a cabo una nueva pregunta IMOP-BA para conocer la opinión de los españoles en este sentido, así como sus preferencias en esta época del año.
De hecho, casi un 70% de españoles (67,9%) reconoce sentirse triste al pensar en esta situación de las personas solas, a un 9,1% le enfada esta realidad y un 8,6% prefiere creer que la soledad ha sido una elección y no una imposición. No obstante, un 10,8% de la muestra indica que le resulta indiferente.
En cuanto a las razones que hacen que la Navidad sea especial, un 56,8% de los españoles subraya que lo mejor es el poder reunirse con amigos y familiares. A esta actividad, le siguen los villancicos y, en general, el ambiente navideño que les gusta a un 11,9% (13,4% de hombres versus 10,4% de mujeres) y la ilusión que se percibe en los niños (6,4%). Encargarse de la decoración navideña del hogar es la actividad que más le gusta al 2,4% de mujeres, aunque a ningún hombre. A su vez, la comida y los dulces típicos es lo que más les gusta al 6,7% de los varones y al 2,6% de mujeres.
Pero, ¿y qué es lo que menos gusta a los españoles? El consumismo lo rechaza el 25,3% de la población, por encima de echar de menos a seres queridos que ya no están (11,2%) —algo que destacan un 14,3% de mujeres frente a un 7,9% de los hombres—.
Para concluir, la encuesta pone de relieve que pese a que la mayoría de la población disfruta con estas fechas, aproximadamente un 10% (9,9%) las rechaza “totalmente”.
Una Navidad a medida, la mejor opción contra el cáncer
La Navidad es un periodo en el que se comparten momentos muy especiales. Sin embargo, cuando el estado de salud no es el deseado puede suponer un foco de estrés por temor a no cumplir las expectativas que marca el ritual para estas fechas.
El cáncer y su tratamiento no implica solo una alteración corporal, también causa cambios emocionales. La incapacidad para realizar actividades que antes se hacían sin pensar genera frustración y rabia; no encontrarse bien empuja al aislamiento social y un sinfín de cambios y limitaciones físicas obligan a diseñar una nueva rutina.
Cuando en esas circunstancias llega una celebración como la Navidad, quizá pueda parecer obligatorio minimizar la enfermedad, el malestar o la preocupación y actuar “como si nada pasara”, pero es evidente que algo pasa y es importante tomar conciencia.
“Preguntar a la persona con cáncer qué necesita y planificar los días festivos en base a cómo se encuentra, es un cambio de perspectiva muy recomendable para afrontar estas fechas”, explica Sara García, psicooncóloga del Centro K?lida Sant Pau, quien nos ofrece una serie de sugerencias que darán pistas tanto al enfermo como asu entorno más cercano.
Prepararse para las fiestas. Es importante anticipar determinadas situaciones para poder adaptarlas a la nueva realidad y favorecer así la sensación de equilibrio y serenidad. Estas son algunas indicaciones que la psicooncóloga recomienda a los pacientes:
Establecer expectativas alcanzables. Empieza por confeccionar una lista en la que describir qué quieres hacer y a quién quieres ver durante las fiestas. No olvides que siempre puedes cambiar de opinión. Ser realista con tus limitaciones actuales, sobre todo si debes realizar tratamiento durante la Navidad.
Es aconsejable compartir tareas. Si habitualmente eres la persona responsable de una comida señalada y no te encuentras bien, solicita a otro miembro que se encargue de hacerlo.
Expresar necesidades y emociones. Si te sientes triste o tienes dificultades para gestionar tus emociones en estas fechas señaladas, compartirlo con tu familia puede ser liberador. Recuerda que no tienes la obligación de realizar actividades que no desees. Practicar la asertividad y compartir con tu entorno aquello que quieres o no hacer puede ser de ayuda para ti y para los que te rodean.
Ser amable con uno mismo. Es necesario tener presente que las celebraciones no tienen por qué ser perfectas, date permiso para vivir estos días de la mejor manera que puedas. Reposar, tómate tiempo para realizar actividades que te ayuden a sentirte bien. Observa tus emociones sin cuestionarte por ello. Los cambios de humor y la sensación de vivir en una “montaña rusa emocional” son habituales cuando tienes cáncer y en estas fechas todavía más.
Planificar actividades sencillas. El cansancio es uno de los efectos secundarios más habitual durante los tratamientos, por lo que conviene evitar un número elevado de visitas o viajes largos. Informa a quienes te acompañan de tu necesidad de realizar pequeños descansos a lo largo del día. Si estás fuera de casa y consideras que quieres volver antes de lo establecido, comunícalo a los demás sin sentirte culpable.
El entorno cercano: cómo actuar
A cuidadores, familiares y amigos, también se les presenta una situación nueva que les puede generar dudas sobre cómo actuar durante las celebraciones.
Para el cuidador/a principal, estos días suponen un reto difícil de afrontar, ya que implican preocupaciones añadidas a una situación de por sí adversa. Para mantener un buen estado físico y anímico es imprescindible que no asuma más de lo que puede hacer. En opinión de Sara García, el cuidador también debe cuidarse, “es beneficioso aprender a decir ‘no’ cuando surge una propuesta o solicitud que implica sumar nuevos roles con una carga extra”, afirma.
Probablemente, el nivel de cansancio y el sueño sean superiores a lo habitual, por lo tanto, conviene que el cuidador no se sobrecargue con ocupaciones que le resten energía. Lo importante es estar juntos, disfrutar y aprovechar cualquier ocasión para compartirla con la persona querida.
Quienes van a pasar las Navidades al lado de personas que siguen un proceso oncológico, deben actuar con naturalidad, “Debemos pensar que cada persona es única y el modo en que afronta el cáncer, también. Preguntarle qué necesita, nos dará claves. Ofrezcámosle nuestro apoyo y nuestra compañía, que valorará más que cualquier regalo.Y, sobre todo, respetemos sus tiempos de descanso, aunque implique cambios en la logística de las celebraciones”, comenta.
Quizá esta Navidad sea distinta a todas… pero también puede ser inolvidable.
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