Los 20 años de la asociación Parkinson Salamanca, que se cumplirán el próximo 24 de noviembre, han dado la oportunidad a los salmantinos de escuchar a uno de los mayores expertos en la materia, el neurólogo José A. Obeso, quien ha hablado de los logros y retos de esta enfermedad que afecta a 120.000 personas en España, casi 2.000 en Salamanca, a edades cada vez más tempranas.
Ante un salón de actos abarrotado en la sede del Colegio de Médicos de Salamanca, el doctor Obeso confirma que “desde hace ya 20 años estamos viendo a personas muy jóvenes” afectadas, de hecho el 25% de los enfermos tienen menos de 50 años y el pico de la enfermedad “ya no es de viejos” porque se sitúa en los 60 años.
Un realidad que tendrán que acotar los diversos estudios epidemiológicos e investigaciones que trabajan en las causas de una enfermedad de origen desconocido cuyo diagnóstico se fundamenta en la clínica del paciente, pero que sí ofrece factores de riesgo, tal y como explica perfectamente quien lleva investigando y tratando pacientes más de 30 años. “Yo tengo una hipótesis que encaja bien con esta realidad y responde a que tenemos una forma de vida que aumenta notablemente la exigencia de nuestro cerebro para la realización de tareas simultáneas”, afirma y lo explica con un ejemplo que lo hace mucho más comprensible: “Todos estamos paseando la calle y usando el móvil a la vez, decidiendo con quién vas a quedar o qué vas hacer, activando circuitos cognitivos de conducta, emocionales y a la vez moviéndonos”, y precisamente esas neuronas que se pierden con el párkinson son las que se encargan “de que sigamos andando” a la vez que hacemos todo lo demás.
Pero además de esta exigencia cerebral alta, el doctor considera que existen tóxicos que pueden influir en un desarrollo temprano de la enfermedad, por ejemplo las anfetaminas, que ya se sabe que dañan estas neuronas. “Tanto uso de psicofármacos en la juventud” puede estar influyendo en la aparición temprana del párkinson en pacientes jóvenes, porque la realidad es que todos los fármacos que crean adicción “modulan la actividad de la dopamina”.
Los logros y los retos
La dopamina. Es fue el principio de la enfermedad: describirla. Y así lo define el doctor Obeso, porque “no hay cosa más difícil en la Medicina que tener los síntomas y no saber a qué corresponden, describirla por primera vez fue el primer gran hito, justo ahora hace dos siglos”.
El segundo logro fue reconocer que esa muerte de las neuronas de una región del cerebro que se llama la sustancia negra, y que es la fuente de dopamina, tenía correlación con las manifestaciones motoras que caracterizan la enfermedad, lo que condujo a intentar conseguir reponer esa cantidad de dopamina con levodopa, “que continúa siendo el fármaco central y que logró que los pacientes pasaran de estar rígidos, torpes, temblorosos y otros muchos otros síntomas a mejorar su movilidad”, añade el neurólogo.
Y aunque la medicación también vino acompañada de una serie de complicaciones, que lleva a algunos enfermos, sobre todo jóvenes, a no querer tomarla, la realidad es que “ha conseguido que la esperanza de vida casi se acerque a la población normal”, lo que nos lleva al tercer hito, “la revitalización del tratamiento quirúrgico que resolvió en gran parte las complicaciones asociadas a la levodopa”.
El reto en la actualidad
Así que “reconocer el cuadro clínico y su base neuroquímica, reemplazar el déficit principal con levodopa y otros fármacos asociados, y el tratamiento quirúrgico han conseguido que los principales problemas de la enfermdad estén en general bien controlados, mejorando la esperanza y la calidad de vida”, añade Obeso,
Ahora, hay que abordar la realidad de unos pacientes que llegan a vivir con párkinson, 20, 30 o incluso 40 años, lo que siginifica que estamos “ante la única enfermedad neurodegenerativa con la que se envejece y ahí se produce una nueva situación, le damos tiempo a que se exprese de una manera que antes no podíamos ver”, explica Obeso, por lo que ahora “el reto fundamental es detener su progresión para tratar bien lo que es tratable y que no se desarrollen otros problemas que ya no obedecen solo a la fatla de dopamina sino a la extensión de la enfermedad degenerativa”.
Mientras llega esa fórmula, “algo que no va o ocurrir a corto plazo”, este experto aboga por un tratamiento multidisciplinar de los pacientes, “primero asumiendo que tiene una enfernedad crónica que va a ir minando su calidad de vida y es necesario prepararse, con apoyo psicológico, con rehabilitación física y cognitiva y con el acceso a un especialista que lo controle”.
También podría avanzarse en la detección precoz, “de hecho sabemos cuáles pueden ser factores de riesgo, como el estreñimiento, la depresión o el trastorno del sueño… incluso puedes tener constancia de pérdida de dopamina, pero si no tienes la enfermedad, aunque sea probable que la acabes teniendo, no tenemos ningún tratamiento para eso, no hay nada que ofrecer concreto y vendible”.
Toda una radiografía de lo que ha sido y lo que será. Con la conferencia La enfermedad de Parkinson 200 años después:logros y retos, este neurólogo del hospital Universitario HM Puerta del Sur, catedrático de Neurología, miembro de la Real Academia de Medicina y experto en investigación y tratamiento consiguió, sin duda, el objetivo que perseguían los organizadores, la asociación Parkinson Salamanca y el Instituto de Investigación Biomédica de Salamanca (Ibsal). Por un lado, “dar visibilidad a una enfermedad que todavía permanece muy oculta y concienciar a la sociedad”, como indicó la investigadora y subdirectora del Ibsal, Ángeles Almedia; y por otro, “que la gente conozca realmente la enfermedad, que a quien le toque estar con estos enfermos sepa como tratarles“, como dijo la presidenta de la asociación, Teresa Martín, quien no olvidó tampoco las necesidades del dia a día.
“Tenemos muchas necesidades, en principio tener un local propio para desarrollar todas nuestras actividades, ya que el local en la Casa de Asociaciones de Ayuda Mutua se nos queda pequeño e incompleto y tampoco es lo más adecuado para este tipo de enfermos”.
Por último, el también investigador en Parkinson, entre otras enfermedades neurodegenerativas, y gran apoyo siempre para la asociación salmantina, Juan Pedro Bolaños, hizo un repaso por la biografía del doctor José A. Obeso, aludiendo “al placer y el honor” de escuchar a quien ha escrito 350 artículos, 18 libros y innumerables conferencias y premios en la búsqueda de mejorar la vida de las personas que sufren la enfermedad de Parkinson.
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