El síndrome del trabajador quemado (burn-out) ha sido reconocida de forma oficial como enfermedad laboral. En concreto, figurará en el epígrafe 24 sobre factores que influyen en el estado de salud como un problema asociado al empleo o al desempleo de la próxima Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11) de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Este trastorno, asociado al estrés crónico en el trabajo, ya estaba en la anterior edición del catálogo (de 1990), pero en un epígrafe más inconcreto (problemas relacionados con dificultad en el control de la vida) y ahora este cambio dará mayor visibilidad y facilitará la gestión de bajas e incapacidades.
Se describe como el agotamiento por un síndrome conceptualizado como resultado de estrés crónico en el lugar de trabajo que no se ha manejado con éxito y se caracteriza por tres dimensiones: sentimientos de agotamiento o agotamiento de la energía; mayor distancia mental del trabajo, o sentimientos de negativismo o cinismo relacionados con el trabajo; y eficacia profesional reducida.
El agotamiento se refiere específicamente a los fenómenos en el contexto laboral y no debe aplicarse para describir experiencias en otras áreas de la vida. Se excluyen además los trastornos relacionados con la adaptación, los específicamente asociados con el estrés, la ansiedad o el miedo o los que afectan al ánimo.
Los Estados Miembros acordaron el sábado, en el transcurso de la Asamblea Mundial de la Salud, esta 11.ª revisión de la Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades y Problemas de Salud Conexos (CIE-11), que entrará en vigor el 1 de enero de 2022.
La base de la salud mundial
La CIE, que define el universo de enfermedades, trastornos, lesiones y otros problemas de salud conexos, es el estándar internacional de clasificación diagnóstica que sirve para notificar enfermedades y afecciones con cualquier fin clínico o de investigación y constituye la base para seguir la evolución de la salud y obtener estadísticas mundiales.
La CIE también capta los factores que influyen en la salud, o las causas externas de mortalidad y morbilidad, proporcionando una visión holística de cada aspecto de la vida que puede afectar a la salud.
Comprender qué es lo que hace que las personas enfermen y de qué mueren es la base para definir las tendencias de las enfermedades y las epidemias, decidir cómo programar los servicios de salud, asignar el gasto en atención sanitaria e invertir en la mejora de los tratamientos y la prevención. La CIE-11 puede tener muchos usos, como el registro clínico, la atención primaria, la seguridad del paciente, la lucha contra la resistencia a los antimicrobianos, la asignación de recursos, el reembolso o la determinación de los tipos de casos tratados en una unidad, además de las estadísticas de mortalidad y morbilidad.
La CIE-11 ha sido actualizada para el siglo XXI, refleja avances científicos y médicos fundamentales y puede integrarse bien con las aplicaciones sanitarias electrónicas y los sistemas de información. Esta nueva versión es totalmente electrónica, permite registrar más detalles y es mucho más fácil de usar y aplicar, lo que reducirá el número de errores y los costos, y hará que sea mucho más accesible, especialmente en entornos con bajos recursos.
Seguridad del paciente
Los Estados Miembros reunidos en la Asamblea Mundial de la Salud también se comprometieron a reconocer que la seguridad del paciente es una prioridad sanitaria fundamental y a adoptar medidas concertadas para reducir los daños causados a los pacientes en los centros sanitarios.
La Asamblea Mundial de la Salud aprobó el Día Mundial de la Seguridad del Paciente para el 17 de septiembre, y pidió a la OMS que preste apoyo técnico a los países para crear capacidades nacionales de evaluación, medición y mejora de la seguridad del paciente.
La Asamblea pidió a la OMS que, en consulta con los países y todas las partes interesadas pertinentes, formule un plan de acción mundial para mejorar y garantizar la seguridad del paciente en todo el mundo.
Los daños causados a los pacientes por eventos adversos es una de las principales causas mundiales de muerte y discapacidad. Se estima que anualmente se producen 134 millones de eventos adversos debidos a problemas de seguridad asistencial en los hospitales de los países de ingresos bajos y medios, lo que contribuye a la muerte de 2,6 millones de personas. Asimismo, se estima que uno de cada 10 pacientes sufre daños mientras recibe atención hospitalaria en los países de ingresos altos.
Reconociendo que la seguridad del paciente es fundamental para la prestación de asistencia sanitaria y la cobertura sanitaria universal, la OMS y el Reino Unido han puesto en marcha conjuntamente la Colaboración Mundial para la Seguridad del Paciente, iniciativa cuyo objetivo es garantizar y ampliar la acción mundial en esta materia, y colaborar estrechamente con los países de ingresos bajos y medianos para reducir los daños evitables a los pacientes y mejorar la seguridad de sus sistemas nacionales de atención sanitaria.
Acceso a los medicamentos
En la jornada de clausura, hoy 28 de mayo, la Asamblea Mundial de la Salud adoptó una resolución sobre la mejora de la transparencia de los mercados de medicamentos, vacunas y otros productos sanitarios en un esfuerzo por ampliar el acceso.
La resolución insta a los Estados Miembros a mejorar el intercambio público de información sobre los precios reales pagados por los gobiernos y otros compradores de productos sanitarios, y pide mayor transparencia en relación con las patentes farmacéuticas, los resultados de los ensayos clínicos y otros factores determinantes de la fijación de precios a lo largo de la cadena de valor que va del laboratorio al paciente.
En ella se pide a la Secretaría de la OMS que apoye los esfuerzos en pro de la transparencia y supervise los efectos de esta en la asequibilidad y disponibilidad de los productos sanitarios, incluido el efecto de los precios diferenciales.
El objetivo es ayudar a los Estados Miembros a tomar decisiones mejor fundamentadas a la hora de comprar productos sanitarios, negociar precios más asequibles y, en última instancia, ampliar el acceso de la población a dichos productos.
Garantizar el acceso a los medicamentos es fundamental para promover la cobertura sanitaria universal. Los Estados Miembros también expresaron su amplio apoyo a la hoja de ruta de la OMS para el acceso a los medicamentos, las vacunas y otros productos sanitarios, que determinará la labor de la Organización en esta materia durante los próximos 5 años.
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