Los resultados de un estudio presentado hoy en la rueda de prensa del Congreso Europeo Anual de Reumatología (EULAR) 2017 confirman la relación entre el tabaquismo activo y el riesgo de desarrollar artritis reumatoide (AR). Sin embargo, curiosamente, también se sugirió por primera vez que, en los fumadores, la exposición al tabaco temprano en la vida, a través del tabaquismo pasivo en la infancia, aumenta significativamente este riesgo.
En un segundo estudio, los resultados preliminares de un meta-análisis mostraron que el tabaquismo está asociado con una mayor progresión del daño estructural a la columna vertebral en pacientes con espondilitis anquilosante (EA). Otra razón importante por la que los reumatólogos deben animar a sus pacientes con EA a que dejen de fumar.
Para analizar el impacto del tabaquismo activo y pasivo en el riesgo de desarrollar AR, se siguió prospectivamente a una gran población de mujeres voluntarias nacidas entre 1925 y 1950 desde 1990. La exposición pasiva al tabaquismo durante la infancia aumentó la asociación entre el riesgo de AR y el tabaquismo activo en adultos. En los fumadores que tuvieron una exposición pasiva infantil al humo del tabaco, el cociente de riesgo fue de 1,73 en comparación con los no fumadores no expuestos durante la infancia. En contraste, el cociente de riesgo fue de 1,37 en fumadores activos no expuestos al humo pasivo durante la infancia.
“Nuestro estudio destaca la importancia de evitar que los niños estén expuestos a cualquier ambiente con tabaco, especialmente en aquellos con antecedentes familiares de AR”, dijo el autor principal y profesor Raphaèle Seror, de los Hospitales Universitarios del Sur de París, Francia.
En un análisis separado que buscaba una posible asociación entre el desarrollo de AR y un historial de función intestinal alterada, la diarrea crónica previa se asoció con más del doble de riesgo de adquirir AR (cociente de riesgo de 2,32), mientras que el estreñimiento crónico o el alternar entre diarrea y estreñimiento no afectó al riesgo (cocientes de riesgo de 1,16 y 1,07, respectivamente).
“Una asociación entre un historial de diarrea crónica y el riesgo de desarrollar AR sostiene la hipótesis de disbiosis (un desequilibrio bacteriano en el intestino) como factor de riesgo para la aparición de una enfermedad inflamatoria mediada por el sistema inmunológico”, explicó el profesor Seror. Estos datos encajan perfectamente con el esquema preclínico de AR, en el que se produce un evento externo en una etapa temprana que provoca la aparición de la llamada autoinmunidad, para ser seguido años después por AR clínica”, concluyó.
Más de 70.000 mujeres en el estudio
De las 70.598 mujeres, un total de 1.239 pacientes declararon que habían desarrollado AR, de las cuales 350 pudieron optar al análisis de la relación con el tabaquismo activo y pasivo, y 280 al análisis de la relación con un historial de trastorno del tránsito intestinal. La edad media de inclusión en el estudio era de 49,0 años; la duración media del seguimiento era de 21,2 años.
Se enviaron once cuestionarios auto-administrados a los participantes entre 1990 y 2014 para recoger datos médicos, demográficos, ambientales y hormonales, así como hábitos dietéticos. El diagnóstico de AR se recogió en 2 cuestionarios sucesivos. Los casos se consideraron positivos si, después de haber declarado que padecían de AR, habían tomado un medicamento específico para la AR (metotrexato, leflunomida o un fármaco biológico) desde 2004 (el período desde el que se disponía de datos sobre el reembolso de medicamentos). Mujeres con una enfermedad inflamatoria intestinal y/o si no había información sobre su posible tabaquismo, fueron excluidas.
El tabaquismo pasivo se evaluó con la siguiente pregunta: “Cuando erais niñas, ¿estuvisteis expuestas al humo del tabaco dentro de alguna habitación?”. Se consideró que las pacientes habían estado expuestas si la respuesta era “sí, unas cuantas horas, o sí, varias horas al día”. El tránsito intestinal habitual, notificado por las mujeres antes del diagnóstico de AR (10 años como promedio), se clasificó como tránsito normal, diarrea crónica, estreñimiento crónico y alternancia entre diarrea y estreñimiento.1
La AR es la enfermedad inflamatoria articular crónica más frecuente, que afecta a alrededor del 0,5% -1% de la población general y causa destrucción articular gradual, discapacidad y reducción de la esperanza de vida. En los últimos años, muchos factores ambientales potenciales se han asociado con un mayor riesgo de desarrollar AR, pero hasta ahora el tabaquismo es el único que ha sido ampliamente estudiado.
Espondilitis anquilosante (EA)
Para determinar si el tabaquismo está asociado con la progresión de la enfermedad observada en los rayos X y con un daño espinal más rápido en pacientes con EA, se realizó una revisión detallada y un meta-análisis de todos los estudios pertinentes actualmente disponibles.
Los datos combinados d 8 estudios aptos sugirieron que había una asociación significativa entre el tabaquismo y el daño estructural espinal acumulado (Razón de momios 2,02). Aún se están evaluando los datos de los estudios que investigaban la asociación entre el tabaquismo y la progresión de la enfermedad en los rayos X espinales que reflejaron la formación de nuevos crecimientos óseos (conocidos como sindesmofitos ) y/o un aumento en el tamaño de dichos sindesmofitos.
“El uso del tabaco constituye un factor de riesgo importante no sólo para la susceptibilidad a la enfermedad, sino también en la gravedad de la enfermedad en pacientes con espondilitis anquilosante”, dijo el autor principal y profesor Servet Akar de Facultad de Medicina Izmir KatipCelebi de la Universidad de Esmirna, Turquía. “Los reumatólogos deben trabajar duro para animar a sus pacientes con EA a que dejen de fumar, ya que esto podría tener un gran impacto en su calidad de vida futura”, agregó.
La EA es una forma de artritis dolorosa, gradual e incapacitante causada por la inflamación crónica de las articulaciones en la columna vertebral. La prevalencia de EA varía globalmente y se estima en 23,8 por 10.000 en Europa y 31,9 por 10.000 en América del Norte. A pesar de que la EA está estrechamente asociada con el genotipo HLA-B27, no todos los resultados positivos del marcador desarrollan la enfermedad. El uso del tabaco, entre otros factores de riesgo, aumenta el riesgo de desarrollar EA.
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