Las picaduras de avispas y abejas (himenópteros) se disparan durante los meses cálidos, cuando estos insectos están activos y se hace más vida al aire libre. Las reacciones suelen ser locales, con picor, enrojecimiento e inflamación circunscrita a la zona donde pica el insecto, pero cuando el área de inflamación es mayor de 10 centímetros de diámetro nos encontramos ante una reacción alérgica que se considera patológica.
En algunos casos se producen lesiones en la piel a distancia del lugar de la picadura, dificultad para respirar, mareo o síntomas digestivos, lo que constituye una reacción alérgica generalizada grave o anafilaxia.
“En la mayoría de los casos, los afectados son atendidos por médicos de Urgencias o Atención Primaria, que no siempre recomiendan la consulta con el especialista. Cuando un sujeto experimenta una reacción local importante, y sobre todo si sufre una reacción generalizada tras la picadura de uno de estos insectos, debería solicitar a su médico de cabecera que le remita a un servicio de Alergia hospitalario para su evaluación, donde se le someterá a pruebas diagnósticas y se le pautará tratamiento con inmunoterapia en caso de estar indicado”, explica la doctora Teresa Alfaya, presidenta del Comité de Alergia a Himenópteros de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC).
La consulta con el alergólogo después de haber sufrido una reacción alérgica por picadura de himenópteros es fundamental y, sin embargo, una tercera parte de los pacientes no acude al especialista. “El 60% de los pacientes que han tenido una reacción alérgica generalizada (anafilaxia) por picadura de avispas o abejas sufrirán una reacción similar o más grave con la siguiente picadura”, recuerda la doctora, que añade: “Las proteínas del veneno se unirán a los anticuerpos IgE específicos del paciente, ocasionando la degranulación del mastocito y la liberación de histamina, triptasa y otros muchos mediadores responsables directos o indirectos de la reacción alérgica”.
La alergia que mejor se cura
Según los datos de la SEAIC, aproximadamente el 3% de la población en España sufre reacciones alérgicas generalizadas por el veneno de avispas y abejas, y la tasa de mortalidad anual se estima en un 0,08 por millón de habitantes, lo que significa que unas tres o cuatro personas podrían fallecer cada año por esta causa.
La vacunación con veneno de himenópteros es, probablemente, la forma de inmunoterapia más eficaz. “El tratamiento para los pacientes que ya han sido diagnosticados de alergia al veneno de avispas o de abejas es muy efectivo. Se realiza con el veneno del insecto responsable de la reacción alérgica y consigue que el paciente tratado deje de ser alérgico y no presente ninguna reacción en caso de una nueva picadura”, subraya la doctora Alfaya.
“Su efectividad, superior al 90%, está probada mediante la repicadura con el insecto, que puede ser espontánea (accidental) o bien de forma controlada en el hospital. Esta eficacia se alcanza rápidamente, tras llegar a una dosis de mantenimiento mínima de 100 μg, aunque para consolidar esta respuesta de tolerancia hay que administrar el tratamiento en dosis mensuales o cada dos meses durante aproximadamente cinco años”, añade.
Además, los pacientes con antecedentes de reacción alérgica generalizada grave (anafilaxia) por veneno de himenópteros o por otras causas deben ser instruidos en la auto-administración de adrenalina, el tratamiento de emergencia de las reacciones anafilácticas.
Mapa de véspidos
El Comité de Alergia a Himenópteros de la SEAIC está elaborando un mapa de véspidos de España cuyos resultados se presentarán en el próximo Congreso Nacional. “Se trata de ir visitando las diferentes áreas geográficas de España para ver qué especies de avispas hay en cada zona. Para ello contamos con la colaboración de un entomólogo. Es importante conocer qué avispas tenemos en nuestra área para saber qué veneno es el culpable (en el caso de una reacción alérgica) y con qué veneno habría que realizar el tratamiento con inmunoterapia. Sería algo parecido al mapa polínico (los pólenes que hay en cada zona), pero con avispas”, explica la doctora Alfaya.
Otra de las novedades es la participación española en el Working Group of Insect Allergy (EAACI). “El objetivo es compartir experiencia sobre la alergia a venenos en cada región de la Unión Europea. Por ejemplo, Polistes dominula es una especie predominante en España, Italia, Portugal y los países del sur de Europa, pero este año se han registrado casos en países como Holanda, y estamos trabajando conjuntamente. Además, la SEAIC colabora en varios proyectos multicéntricos en este ámbito de la Alergología, como el estudio EADOAS, sobre el efecto del tratamiento antihipertensivo en las reacciones alérgicas a venenos”, concluye la experta.
Sobre la avispa asiática
En las últimas semanas, la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica también se ha pronunciado sobre la alarma generada tras el reciente fallecimiento de dos personas en Galicia tras sufrir picaduras por la llamada avispa asíatica (Vespa velutina). Así, la organización científica ha lanzado un mensaje tranquilizador en el que ha recordado que, en la mayoría de los casos, la picadura de himenópteros “no produce una reacción alérgica grave que desemboque en una crisis anafiláctica y ponga en peligro la vida de las personas.
En este sentido, insiste en que sólo un 3% de los españoles sufre reacciones alérgicas generalizadas frente a venenos de avispas y abejas, si bien en Galicia “este riesgo puede ser más elevado por su carácter rural, su relación y afición por la apicultura y, de forma alarmante en los últimos años, por la irrupción de la avispa asiática”, que tiene una “actividad notable” durante los meses de primavera y verano, cuando también “se incrementa la exposición de la población a actividades de riesgo”.
En cualquier caso, recalcan los especialistas, cualquier persona que haya sufrido una reacción alérgica generalizada por picadura de abeja o avispa debe ser evaluada por un alergólogo lo antes posible. Además, las reacciones a picaduras de himenópteros “deben ser tratadas de forma urgente”. Por ello, si el paciente está diagnosticado “y ha presentado previamente reacciones anafilácticas debe tener en su poder adrenalina y estar adecuadamente instruido en su autoadministración”, al igual que su entorno cercano.
De igual modo, los afectados “deben evitar en la medida de lo posible la realización de actividades de riesgo al aire libre, trabajos en el campo, desbrozado de fincas, etc. En cuanto a la población general, puede evitar acercarse a los lugares en los que anidan estos himenópteros y seguir unos consejos sencillos para reducir el riesgo y saber cómo actuar después del picotazo.
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