En la madrugada del este sábado al domingo, los relojes deberán retrasarse una hora en España. Con este motivo, la Sociedad Española de Sueño (SES) ha querido hacer público su posicionamiento oficial al respecto y, en base a la evidencia científica existente, aconseja que éste sea el último cambio horario y que a partir del mismo se mantenga de forma permanente el horario de invierno (GMT+1).
Según esta organización, “el horario de invierno promueve un ritmo biológico más estable que el del verano, algo que contribuye a mejorar el rendimiento intelectual y ayuda a disminuir la aparición de diversas enfermedades, como las cardiovasculares, la obesidad, el insomnio y la depresión”. Por tanto, se recalca desde la SES, éste sería el más beneficioso para la población, “especialmente para los grupos más sensibles a los cambios de hora y a padecer trastornos del sueño y de la salud, como son los niños y las personas de edad avanzada”.
La sociedad científica cita estudios recientes elaborados en la Universidad de Murcia para señalar que el horario de invierno en España “es el que permite una mayor sincronía entre la salida del sol y el inicio de la jornada laboral y escolar”, y también el que propicia “una mayor exposición a la luz solar durante esa jornada”. El horario de invierno, por tanto, “facilita tener más horas de sueño y un despertar más natural que coincide con el amanecer”.
Por el contrario, si el horario establecido de forma permanente fuese el de verano (GMT+2), “nos encontraríamos con que en algunas ciudades españolas el amanecer no se produciría antes de las 9:30 horas durante el invierno, mientras que en verano el anochecer no llegaría hasta las 22:00 horas”. Según la SES, esta desincronización entre la luz y la hora, que ya se produce en los meses de verano, provoca que las personas tengan tendencia a acostarse más tarde por la noche y a despertarse más tarde por la mañana. “Un desajuste que provoca que se tienda a dormir menos tiempo los días laborables y a dormir más los festivos, en una situación que puede favorecer un bajo rendimiento laboral y escolar y, de forma crónica, facilitar la aparición de enfermedades asociadas a la falta y a la mala calidad del sueño”, sostienen desde la SES.
Erradicar el cambio horario
Tal y como se recuerda en el posicionamiento de la organización, el control del sueño corre a cargo de un reloj interno situado en el cerebro que depende de factores externos, como la temperatura y la luz. Por este motivo, aunque el cambio solo sea de una hora, “altera el tiempo de exposición al sol durante el día y desequilibra el reloj interno, que tarda varios días en reajustarse”, algo que ocasiona que durante los primeros días algunas personas refieran “irritabilidad, falta de concentración, bajo rendimiento laboral e insomnio”.
Por ello, desde la Sociedad Española de Sueño se aboga por que el de esta madrugada sea el último cambio horario en España “y porque se promueva una mayor exposición a la luz natural cuando la mayoría de las personas están trabajando o aprendiendo en la escuela”, lo que ocurre durante el horario de invierno.
Por último, la SES recuerda que dormir adecuadamente las horas necesarias y mantener un ritmo regular del ciclo sueño-vigilia es uno de los pilares fundamentales de la salud. No en vano, “un sueño insuficiente, desorganizado y de mala calidad favorece la aparición de enfermedades tan frecuentes, graves y con tan alto impacto social y económico como el cáncer, el alzhéimer, la hipertensión arterial, la obesidad, la diabetes, el infarto de corazón, el ictus, la depresión y la ansiedad”.
Que el cambio de hora no te quite el sueño
Por otro lado, y coincidiendo con el cambio horario de esta próxima madrugada, cuando los relojes deberán atrasarse una hora, desde la Asociación para el Autocuidado de la Salud (ANEFP) se han lanzado unas pautas para facilitar la adaptación al nuevo sistema que implicará que amanecerá y anochecerá más pronto:
– Establece una rutina de sueño, manteniendo unos horarios regulares. Acostarte y despertarte en torno a la misma hora ayuda a adaptarse.
– Evita las siestas al menos hasta que tu organismo se haya habituado al nuevo horario.
– Evita las cenas pesadas y apuesta por alimentos ligeros antes de acostarte.
– Disminuye el consumo de cafeína y otros excitantes. No son buenos aliados para adaptarte al nuevo horario.
– Evita el ejercicio físico varias horas antes de dormir.
– Evita las luces brillantes, especialmente la de aparatos electrónicos, como móviles, tabletas o portátiles antes de dormir. Su uso prolongado altera los ritmos circadianos y reduce la calidad del sueño.
– Si a pesar de seguir estos consejos te cuesta adaptarte al nuevo horario, se añade desde la ANEFP, consulta con tu farmacéutico para que pueda aconsejarte, si fuera necesario, el producto más adecuado para aliviar el insomnio ocasional.
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