La telemedicina existe desde los años 70, pero la pandemia por COVID-19 va a suponer un impulso decisivo con el desarrollo de estudios más potentes, con plataformas de control remoto, que ayudan a agilizar el desarrollo de la salud digital, ahorrando costes al sistema sanitario y mejorando la eficacia del mismo.
La telemedicina en los últimos tiempos ha demostrado ser una herramienta que ayuda a mejorar la salud del paciente porque permite reducir el tiempo en el manejo de las enfermedades y el gasto, además de aumentar la eficacia y favorecer el seguimiento, según apuntaron los expertos del I COngreso VIrtual Digestivo de la Sociedad Española de Patología Digestiva (SEPD), que participaron en la mesa Salud digital
y telemedicina. Cambios que esta pandemia está provocando en el manejo de las enfermedades hepáticas y Enfermedad Inflamatoria Intestinal (EII) celebrada durante la primera parte del Congreso en los días 28 al 30 de mayo.
Hasta el momento previo a la pandemia, la telemedicina se desarrollaba a modo de estudios y proyectos, pero a día de hoy se impone como realidad, a diferentes escalas. E-Salud es el concepto más general con el que se define al conjunto de Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) que, a modo de herramientas, se utilizan en el entorno sanitario en materia de prevención, diagnóstico, tratamiento y seguimiento, sin implicar necesariamente que se realice a distancia.
Contiene el término “telesalud” que se refiere a la atención médica preventiva y sanitaria brindada exclusivamente a distancia. Y dentro de ésta encontramos la telemedicina, que es considerada el uso de la información médica intercambiada entre distintos lugares por medio de comunicaciones electrónicas para mejorar el estado de salud de los pacientes. Por ello, es una herramienta general y muy versátil en la medicina que ha presentado ventajas en el diagnóstico, tratamiento y manejo de enfermedades hepáticas crónicas en un corto espacio y en el control y seguimiento de la Enfermedad Inflamatoria Intestinal (EII). Las nuevas tecnologías permiten mejorar el acceso y seguimiento, lo que reduce el tiempo en el manejo de la enfermedad en los pacientes con enfermedades hepáticas. Y en las personas con EII permite incluso detectar precozmente un brote porque las aplicaciones anticipan el empeoramiento y, por lo tanto, aumentan la eficacia frente a la patología.
Puntos de mejora
Para conseguir llevar a cabo la telemedicina en la práctica clínica se necesitan disolver dificultades que todavía existen, en parte, entre el propio personal sanitario, por el miedo del paciente a ser controlado por una aplicación, a nivel legal porque no existe normativa, económicamente por la inversión que supone a corto plazo desarrollar e implementar herramientas y a nivel administrativo y de interoperabilidad para que no suponga duplicar el trabajo.
“Se trata de un nuevo sistema que necesita generar un protocolo, unas normas generales, ya que no existe una legislación en España que la regule y es fundamental para el desarrollo de la actividad”, apuntó el Dr. Joaquín Cabezas Gonzalez, especialista de Sociedad Española de Patología Digestiva durante su intervención en la primera parte del I COngreso VIrtual Digestivo.
La falta de atención para la educación en salud digital es otra de las barreras que existen para poder desarrollar la telemedicina, que en el caso de los pacientes con EII servirá para un mayor y mejor auto-manejo de la enfermedad.
“Para conseguir que una herramienta de telemedicina funcione es importante que haya sido testada y validada por los pacientes previamente, para evitar que dejen de usarla por Dificultades o por sentir que no les aporta lo que necesitan”, comentó, por su parte, la Dra. Mariam Aguas Peris, especialista en Aparato Digestivo.
En el caso de las enfermedades hepáticas la consulta telemática podría ser más útil en las fases iniciales porque no hay síntomas ni complicaciones, aunque tiene cabida en todas las fases, adaptada a los diferentes grados y situaciones con matices.
Para las EII, si bien se puede usar en todas las fases, es más efectivo en los periodos de brote donde el paciente precisa de una mayor asistencia sanitaria, ya que cuando el paciente se encuentra estable existe un alto porcentaje de pérdidas de seguimiento.
En cualquier caso, no todas las patologías pueden beneficiarse de estos nuevos sistemas por sus características, pero los pacientes con enfermedades hepáticas crónicas y los diagnosticados de EII son un perfil muy idóneo. Hasta el momento existen varias experiencias en España que pretenden servir de guía, tanto en enfermedades hepáticas como en pacientes con EII inestables.
Antecedentes en enfermedades hepáticas
En Cantabria hace unos años se pusieron en marcha dos proyectos de manejo de la hepatitis C en al ámbito penitenciario. Bajo la estrategia de cribar y tratar, con el apoyo de la telemedicina, para conseguir la eliminación del VHC en uno de los sectores más vulnerables de la población, como son las personas que cumplen condenas en prisión o penas no privativas de libertad: proyecto JailFree y proyecto HONEST, respectivamente.
En el caso de los presos, se consiguió la eliminación de la hepatitis C y se ha demostrado que se puede ahorrar una media de 579 euros por paciente/tratamiento, reduciendo el gasto por paciente de 1.774€ a 1.195€. Sin contar con las ventajas sociales y mejora de la autoestima que estos
formatos suponen para este tipo de pacientes.
En el proyecto HONEST, se ha desarrollado la figura que denominada “navegador”, profesional sanitario o asistente social que ayuda en el cribado y la reinserción del paciente en los diferentes programas de salud pública. Siendo, en este caso, el programa de cribado de la hepatitis C la
puerta de entrada para dar una atención global a este tipo de pacientes.
“En estos proyectos se pone de manifiesto como la telemedicina ayuda al diagnóstico y a tener un mejor manejo de la enfermedad hepática en todas sus fases. Y podría ser utilizada en cada momento en diferentes modalidades para poner en contacto al médico de atención primaria con médico especialista, médico con enfermera, médico con paciente, etc.”, comentó el Dr. Cabezas.
Antecedentes en EII
Los pacientes con EII tienen unas características idóneas, por patología y perfil del paciente, para el uso de la telemedicina. Hay un alto porcentaje de personas jóvenes y tecnológicamente preparadas que agradecen el ahorro de tiempo que suponen las numerosas visitas al hospital y sienten la eficacia de los nuevos programas pilotos, con una sensación de mayor control de la patología, sobre todo en los momentos de brotes. Estos pacientes suponen cada vez más carga asistencial y coste, por lo que estas nuevas herramientas ayudan a mejorar en ambos sentidos.
Con el objetivo de desarrollar una plataforma web para controlar a los pacientes inestables con EII, incluso adelantarse al brote, nace en Valencia TECCU (Telemonitorización de la Enfermedad de Cronh y Colitis Ulcerosa). Un ensayo clínico piloto demuestra que se consigue un mayor número de pacientes en remisión cuando se controlan de manera remota con TECCU y un ahorro económico de hasta 2.250€ por paciente que entraba en remisión en control remoto, cuando se compara con la consulta presencial y telefónica.
La Dra. Aguas puntualiza: “El control remoto no supone no ver a los pacientes presencialmente, sino priorizarlos, porque el programa tiene alertas con diferentes niveles de control muy estricto, que te avisan de si algún paciente está empeorando y permite al médico tener una actitud proactiva ante ese paciente”. En la actualidad este programa está en fase de prueba en otros 30 centros de toda España mediante un ensayo clínico multicéntrico.
Los antecedentes en ambas patologías demuestran que la salud digital es un complemento para mejorar los métodos asistenciales ya existentes potenciando la calidad de la asistencia, por ello, en la “nueva normalidad”, se debe explicar como cualquier proceso diagnóstico. Aunque todavía deben desarrollarse más, para mejorar los flujos de trabajo y beneficiar a pacientes y profesional sanitario.
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