La bióloga molecular Lourdes Ruiz Desviat, experta en enfermedades neurometabólicas, dirige el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (CBM), mixto del CSIC y la Universidad Autónoma de Madrid, que no ha parado de investigar durante toda la pandemia.
Este centro multidisciplinar cuenta con tres líneas de estudio para hacer frente a la covid-19: la detección del coronavirus SARS-CoV-2, las claves de la respuesta inmunitaria y nuevas aproximaciones terapéuticas para tratar la infección. Entre sus investigadores está la viróloga e inmunóloga Margarita del Val, una de las voces de referencia sobre la pandemia en los medios de comunicación y que coordina la Plataforma Salud Global del CSIC, la herramienta de cooperación que agrupa 300 equipos de investigación para desentrañar el nuevo coronavirus y para estar preparados para futuras pandemias.
¿Cómo se han reorientado las investigaciones del CBM durante la pandemia?
Respuesta: Nuestro centro es multidisciplinar y cuenta con líneas muy diversas de investigación, por eso ha sido sencillo. Contamos con muchos inmunólogos, virólogos y científicos especializados en diferentes enfermedades que han aprovechado la experiencia que tenían con otros virus similares, otros patógenos, o en la respuesta inmunológica, para reorientarla hacia el SARS-CoV-2. Desde el inicio del estado de alarma, en el mes de marzo, comenzaron a generarse proyectos orientados a la covid-19, muchos de los cuales han obtenido financiación del Instituto de Salud Carlos III o han contado con prefinanciación del CSIC.
¿Cuáles son sus principales proyectos en relación a la covid-19?
Actualmente están en marcha nueve proyectos. Se dividen en tres líneas de estudio: la detección del virus, la respuesta inmunológica y nuevas aproximaciones terapéuticas.
Un proyecto busca detectar el coronavirus en el aire de los hospitales.
El proyecto que dirige Antonio Alcamí consiste en detectar el SARS-CoV-2 en diferentes zonas de los hospitales a través de unos aparatos que absorben el aire y dejan los virus sobre una membrana, permitiendo realizar posteriormente una PCR digital de la que se obtiene una cuantificación de la presencia del coronavirus. Concretamente, se ha llevado a cabo en el Hospital de La Paz y en el Hospital Severo Ochoa. Tras más de siete meses recopilando datos, se ha podido ver que zonas como las urgencias o la zona de triaje concentraban mayores cantidades de virus en el aire mientras que las UCI eran espacios limpios. El equipo de Alcamí ha mejorado los métodos de detección para hacerlos más sensibles a la presencia del virus, y trabaja con varias empresas en métodos de inactivación del virus y mejora de la ventilación. El siguiente paso es ampliar estos análisis fuera de los recintos hospitalarios.
En el CBM también se estudian métodos de detección en personas.
El grupo que lidera Balbino Alarcón ha desarrollado un test serológico para determinar la presencia de anticuerpos. Este sistema ofrece una fiabilidad mayor que un test ELISA, que es el que se suele emplear para estas mediciones. Para su detección tan solo se necesita un par de gotas de sangre, por lo que con un kit muy sencillo cualquier persona podría tomar una muestra de sangre de un capilar para su análisis. Y en 24 horas, un plazo que los científicos esperan acortar en los próximos meses, se obtiene el resultado mediante citometría de flujo, una tecnología biofísica basada en el uso de luz láser. Este método de diagnóstico se pretende emplear con otro fin desde principios del año que viene: detectar la respuesta humoral en personas vacunadas contra la covid-19. Y otro equipo, el de Luis Blanco, ha desarrollado un test de detección que usa una variante de la ADN polimerasa de phi29, una patente del propio Blanco y Margarita Salas, para detectar el SARS-CoV-2 de manera rápida, sencilla y fiable. Se trata de un proyecto que está muy avanzado y que podría comercializarse pronto.
¿Qué aproximaciones terapéuticas están desarrollando en el centro?
Se está estudiando desde el papel de las células senescentes o envejecidas en el desarrollo de la covid-19, a biomarcadores para determinar el riesgo de la enfermedad, pasando por un proyecto para caracterizar la respuesta inmunológica al SARS-CoV-2, que ayudará a analizar el impacto de la pandemia en España y a estimar la vulnerabilidad de la población frente a nuevas oleadas de infecciones. También se investiga la actividad antiviral de ARN no codificantes inmunomoduladores y de compuestos dirigidos contra dianas celulares frente a coronavirus humanos. Además, se analiza el potencial terapéutico del fármaco metformina en la fibrosis pulmonar provocada por la covid-19, se trabaja en la búsqueda de nuevas dianas terapéuticas para prevenir tanto el edema pulmonar como las alteraciones del endotelio pulmonar que causa la tormenta de citoquinas provocada por el SARS-CoV-2, y otro proyecto aborda la generación de anticuerpos humanos terapéuticos contra el SARS-CoV-2 mediante estrategias in silico e in vitro.
La financiación obtenida estos meses ha permitido adaptar las instalaciones del centro.
Gracias al CSIC hemos podido adaptar dos de nuestras instalaciones. Por un lado, el laboratorio de bioseguridad P3. Este laboratorio se ha preparado para poder trabajar con coronavirus respiratorios como el SARS-CoV-2. Ya está funcionando y varios grupos están preparados para trabajar con la cepa infectiva del coronavirus que proporcionará el grupo de Luis Enjuanes, del Centro Nacional de Biotecnología (CNB-CSIC), para ensayar, por ejemplo, antivirales y diferentes estrategias de detección del virus. Uno de los objetivos principales es trabajar en estrecha colaboración con el CNB-CSIC y otros centros del CSIC para ofrecer apoyo a los proyectos de investigación que se están desarrollando sobre covid-19, así como para potenciales usos futuros con otros agentes infecciosos. También se está adaptando una parte del animalario como laboratorio NCB-3 para ratones. Esperamos que esta zona esté lista en los próximos meses. Será la única instalación de este tipo en el CSIC en la que se pueda trabajar con animales infectados con coronavirus y estará disponible para otros centros de la institución que lo necesiten.
¿Qué contactos se han establecido con las empresas para sacar adelante proyectos y que lleguen a la sociedad lo antes posible?
En el caso del CBM, sobre todo, se ha producido un acercamiento de las empresas directamente a los investigadores o bien a través de la PTI Salud Global. Hay empresas que están trabajando con nuestros investigadores en temas de calidad del aire, hay otras que han establecido contactos con el servicio de genómica o alguna interesada en los nuevos kits de diagnóstico. El trabajo con la Vicepresidencia Adjunta de Transferencia del Conocimiento es muy estrecho y con ellos se están realizando las solicitudes de patente y muchas de las relaciones con las empresas para transferir las tecnologías.
¿Cómo han ayudado las donaciones a impulsar la investigación pública?
En España no es habitual, pero es cierto que el CSIC ha recibido y está recibiendo muchas donaciones. Parte de ese dinero también está ayudando a financiar los proyectos del CBM. Al final, todo suma. No podemos competir con Estados Unidos, que es un país que ha dedicado muchos millones de euros a la investigación del coronavirus, pero en España se va a generar un importante conocimiento sobre el SARS-CoV-2 y la covid-19 y es, en parte, gracias a la apuesta que se ha hecho por invertir en ciencia para superar la pandemia.
¿Qué supone para el centro que una de sus investigadoras, Margarita del Val, sea la coordinadora de la PTI Salud Global?
Es un orgullo que una investigadora del CBM sea el referente en todos los medios de comunicación para hablar sobre la pandemia en nombre del CSIC. Margarita del Val es una científica que comunica muy bien y dice todo muy claro, algo clave a la hora de enviar mensajes a la población en meses como los que estamos viviendo. Además, sus habituales apariciones en televisiones, radios o periódicos han generado mayor visibilidad de nuestro centro, el público nos conoce un poco más.
¿Qué destacaría del trabajo de sus investigadores durante la pandemia?
Al igual que ha ocurrido en el resto del mundo, destacaría la generosidad de los grupos de investigación, que han dejado sus investigaciones anteriores para volcarse en el estudio del coronavirus SARS-CoV-2. Eso está suponiendo más trabajo, más esfuerzo y una presión importante, porque todo el mundo está esperando los resultados y en plazos muy cortos. Pero también está siendo muy importante la colaboración entre científicos. Se complementan unas investigaciones con otras y se ponen a disposición de quien lo necesite todas las infraestructuras.
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