En 2013, cuando tres misioneros salesianos llegaron a la cárcel de Pademba Road, en Freetown (Sierra Leona), comprobaron que el lugar era “la constatación del infierno en la tierra”. Uno de ellos era Jorge Crisafulli, que recuerda “todo viejo, dilapidado, abandonado…”. Cuenta que había internos que pesaban 36 kilos, personas “esqueléticas con una mirada perdida y de desesperanza y, para nuestra sorpresa, muchos menores entre los presos adultos”.
No había letrinas ni agua corriente, y los allí recluidos se lavaban con cubos en medio del patio. Ante tal panorama, el objetivo era claro: “llevar un poco de cielo” a aquel infierno “a través del consuelo, el acompañamiento personal y espiritual, la ayuda jurídica y la esperanza”.
De eso trata Libertad, un documental dirigido por Raúl de la Fuente (Premio Goya en 2014 y en 2019) en el que se muestra el trabajo que realizan los misioneros salesianos en la prisión de Pademba Road, donde el hacinamiento, la insalubridad y la convivencia de adultos con menores convierten a estos últimos en víctimas de todo tipo de abusos.
La fotografía que ofrece Jorge Crisafulli en la cinta estremece: “Nunca había visto en mi vida un lugar así, tan lúgubre, tan sucio, donde los presos no comen, donde hay peleas, donde se abusa del preso de tal manera que puede llegar a pensar que no es humano. Un lugar donde tienes menos derechos que una cucaracha.. Un lugar donde pierdes tu dignidad, donde no tienes rostro, donde no tienes a nadie que te quiera, donde vendes tu cuerpo por un plato de comida… ¿Existe un lugar en el mundo que sea así? Si existe, yo lo llamaría infierno. La prisión de Pademba es un infierno”.
Chennor Bah lo confirma con su testimonio, uno de los que pueden conocerse en el documental: “Desde los 6 años viví en la calle, me convertí en el rey de las peleas y terminé en la cárcel. En la prisión sufrí abusos sexuales. La primera vez me echaron algo en la comida y me dejaron sin fuerzas; era consciente de todo, pero no podía defenderme. La segunda, tenía tanta hambre que los acepté a cambio de comida. Cuando salí de la cárcel enfermé y acudí a los misioneros salesianos. Ellos me atendieron, me cuidaron, empecé a vivir en un grupo familiar con otros chicos y aprendí un oficio. El primer sueldo que gané se lo di al padre Jorge para que ayudara a otros chicos como yo y, desde entonces, voy a la cárcel para ayudar a los menores inocentes”.
Su historia se refleja en una película sobrecogedora que forma parte de la campaña Inocencia entre rejas, impulsada por Misiones Salesianas para denunciar la situación de vulnerabilidad y la violación sistemática de los derechos de los menores que se encuentran privados de libertad en cárceles de adultos, en muchos casos por faltas leves y a la espera de juicio.
Según se explica desde la organización, entre 1,3 y 1,5 millones de menores de edad se ven privados de libertad cada año en el mundo, aunque es posible que esta estimación se quede corta. La mayoría de ellos están acusados de delitos por faltas leves y son infractores sin antecedentes. Y en este panorama, un dato escalofriante: casi seis de cada diez niños han sido encarcelados sin haber recibido asistencia legal ni haber acudido a juicio.
El delito de Chennor fue “andar por la calle de noche y sin rumbo”, la infracción más común de la que se acusa a los menores en Sierra Leona. Conocida como Loitering (merodeando), se aplica a quienes deambulan por las calles sin destino fijo, al entender que eso convierte a la persona “en potencial delincuente”. Como se detalla desde Misiones Salesianas, la primera vez la policía avisa al infractor, que a la segunda es encarcelado directamente, “sin pasar por un tribunal”, con una pena que oscila entre los siete meses y el año de prisión. En castigo se duplica si el menor vuelve a ser descubierto en la misma situación tras salir de la cárcel, porque la falta se convierte en Frequency.
Presunción “de culpabilidad”
“Entre el ébola y el coronavirus, en Sierra Leona hay más de 300.000 menores huérfanos que viven, duermen y mueren en la calle. Por eso, el delito de Frequency es un sinsentido contra los derechos de los menores”, asegura Crisafulli, director de Don Bosco Fambul, la organización salesiana que trabaja en Pademba Road. Allí también se hacinan “menores con años de condena por robar un teléfono móvil, por tenerlo, aunque ellos no lo robaran, por robar ovejas o una moto, matar un animal, romper un cristal, por una pelea…; en muchos casos, la Policía detiene a los primeros que encuentra en el lugar, les cambian la edad y los llevan directamente a Pademba sin comunicárselo a nadie”.
“Aquí la presunción de inocencia no existe, hay presunción de culpabilidad”, relata el misionero, una idea que recalca en el documental: “Sierra Leona es el país al revés: a uno se le presume culpable hasta que se demuestra que es inocente”.
Casi cinco años pasó Chennor Bah en Pademba Road. El pasado 16 de septiembre acompañó al misionero Jorge Crisafulli en el estreno de Libertad, celebrado en Madrid, donde el joven contó que, a pesar de tanto dolor y tantas experiencias traumáticas, se sentía “feliz de haber cambiado mi vida por la gracia de Dios y de Don Bosco”, y también “de poder ayudar a otros menores como yo a salir de prisión”.
Como la suya, la experiencia de John Bosco, que se cambió el nombre cuando se bautizó como agradecimiento a los Salesianos, también es visible en el documental. Entró en la cárcel con 13 años, y allí pasó ocho meses por el delito de Frequency. En ese tiempo sufrió abusos sexuales y vio morir a dos compañeros de celda. Nadie lo visitó durante su pesadilla, y quiso quitarse la vida varias veces, pero le hablaron de Don Bosco Fambul y eso le salvó. Su fianza era de apenas 2 euros, y al salir de prisión volvió a sonreír.
En Libertad, Crisafulli pone de manifiesto la relevancia de este logro, aparentemente insignificante: en Pademba Road, dice, “lo más importante es el tema de la sonrisa, que ellos se sientan queridos, apreciados, que se sientan personas”. Más que el plato de comida extra –los internos reciben solamente uno al día–, las revisiones médicas para curar sus heridas, la atención psicosocial o las actividades recreativas en las que participan gracias a la labor de los misioneros salesianos y de los voluntarios que participan en el proyecto.
En la prisión, atienden a tres grupos de 75 reclusos cada día, y recorren las celdas para descubrir a los internos más vulnerables para que formen parte del grupo Don Bosco. Durante los ocho años en los que llevan trabajando en Pademba Road, 250 personas de menos de 25 años –la mayoría menores de edad– han salido de la cárcel gracias al esfuerzo del equipo legal de voluntarios. Además, cada año recuperan los expedientes extraviados de alrededor de 80 presos y agilizan su proceso judicial. El acompañamiento continúa cuando dejan atrás el infierno, brindándoles un hogar, formación, afecto y un clima familiar que les ayuda “a recuperar la confianza en sí mismos”.
“Cuando les veo con esa alegría interior, con una sonrisa en la cara… Cuando les veo salir de la prisión y decir: soy libre, esto es el cielo, me siento profundamente contento”, reconoce Jorge Crisafulli.
Así ocurrió con Chennor y ocurre con tantos otros. Como John Bosco, que aprendió un oficio y ahora sueña con poner en marcha una gran plantación de cacao en su aldea. “Don Bosco me ayudó a tener esperanza en prisión y me cambió la vida”, asegura.
Libertad recorre España
Tras su estreno en Madrid, Misiones Salesianas inició un recorrido por diferentes ciudades españolas para presentar el documental y difundir el testimonio de sus protagonistas, así como el trabajo que se lleva a cabo en Sierra Leona con los menores privados de libertad.
Libertad ha pasado ya por Pamplona, Santander, Oviedo, Ourense y Salamanca, donde cerca de 400 personas completaron el aforo establecido en el teatro Liceo para asistir a la proyección de la cinta en un acto en el que participaron Jorge Crisafulli, Chennor y el periodista salmantino Alberto López, que ha viajado en varias ocasiones a Sierra Leona y ha sido testigo directo de la realidad que se vive entre los muros de Pademba Road.
Durante los próximos días, el documental llegará a Puertollano (28 de septiembre), Villena (29 de septiembre), Málaga (30 de septiembre), Pozoblanco (1 de octubre), Burgos (4 de octubre), Barcelona (13 y 14 de octubre), Zaragoza (18 de octubre) y Huesca (19 de octubre). Ver fechas, ciudades y lugares de proyeccción
* Este contenido se ha elaborado gracias a la información facilitada por el periodista Alberto López y a los materiales de la campaña ‘Inocencia entre rejas’
Más información:
√ Campaña Inocencia entre rejas
√ Materiales didácticos de la campaña
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