La primera sensación que se produce al leer el currículum de Amparo Sánchez Navarro es la falta de respiración. Y eso que se trata de la versión resumida de su trayectoria. La segunda, la convicción de que en el reparto del tiempo, a ella le tocaron días de 30 horas, cuanto menos. Ella lo desmiente. Asegura que ser investigadora y docente, haber dirigido 11 tesis doctorales, publicado 81 artículos en revistas científicas internacionales de gran impacto o participado en 27 proyectos de investigación no le deja sin opciones para disfrutar de todo lo demás. Además, investigar le apasiona. Se veía haciéndolo desde pequeña.
Terminó la licenciatura en Farmacia en 1980 y la tesis doctoral en 1984, y sólo dos años después ya era profesora titular, uno de los muchos hitos que marcan la línea de su vida durante las tres décadas que han pasado desde entonces. Catedrática de la Universidad de Salamanca desde 2011, la profesora Sánchez Navarro es especialista en Farmacia Hospitalaria, en Farmacia Industrial y Galénica y en Análisis y Control de Drogas y Medicamentos. Imparte clases en los Grados de Farmacia y Biotecnología, así como en diversos másteres. Realizó estancias postoctorales en la Universidad de Manchester (Reino Unido), en la Universidad Martin-Luther (Halle, Alemania) y en la Harvard School of PublicHealth en Boston (Estados Unidos).
Ha participado en el desarrollo de dos patentes internacionales, fruto de la colaboración con un equipo de la Universidad de Oporto, y una patente nacional desarrollada en la USAL, y es el único miembro español del Comité Editorial de Clinical Pharmacokinetics, la revista internacional más prestigiosa de esta especialidad, una representación de la que se siente especialmente orgullosa. Pertenece al Grupo de Investigación de Farmacocinética Experimental y Clínica, es miembro del Grupo de Excelencia GR-207 y de la Unidad de Investigación Consolidada UIC 273, reconocidos por la Junta de Castilla y León, y ha sido reconocida con el Premio María de Maetzu de la Universidad de Salamanca a la excelencia científica.
“Es el único miembro español del Comité Editorial
de ‘Clinical Pharmacokinetics’, la revista internacional
más prestigiosa de esta especialidad”
A lo largo de su carrera científica, ha investigado en la búsqueda de nuevos vehículos para la administración de medicamentos, una labor que la ha llevado a aunar la Farmacocinética Experimental y la Tecnología Farmacéutica para desarrollar partículas biocompatibles y biodegradables que permiten conducir el fármaco hasta el punto donde debe ejercer su acción para obtener resultados más efectivos. Actualmente, su equipo trabaja con el sildenafilo, “un prototipo que abre la puerta a otros muchos fármacos con distintas indicaciones” y a la posibilidad de diseñar formulaciones versátiles que permitan la administración de medicamentos por diferentes vías para optimizar la respuesta a los tratamientos.
Con una trayectoria como la suya puede afirmarse que Ellas investigan, sin género de dudas…
Claro que Ellas investigan. Obviamente, hombres y mujeres tienen la misma capacidad para hacerlo, ni más ni menos. Quizás las circunstancias son más difíciles para las mujeres, eso sí. A estas alturas estamos todos muy concienciados de que, salvo por nuestras diferencias biológicas, somos iguales a todos los efectos. Sin embargo, la realidad demuestra que es difícil llevarlo a la práctica, porque son muchos siglos los que hay que cambiar.
¿En algún momento ha sentido que ha tenido que demostrar más por el hecho de ser mujer o que es más difícil progresar en la carrera científica?
La verdad es que en el ámbito de la Farmacia, donde me muevo, somos mayoría mujeres, y con los hombres que he trabajado no he sido consciente de ninguna desigualdad. En todo caso, hay quien dice que se trata de algo tan sutil y que estamos tan acostumbradas que a veces no somos conscientes, pero en mi caso yo diría que no
Hace unos días la profesora Henar Valdivieso comentaba que en ocasiones el problema no es tanto de estereotipos, sino de actitud, de que las propias mujeres se ponen sus propias barreras a la hora de elegir…
Estoy totalmente de acuerdo. A veces, cuando ves esas barreras, te paras, y a lo mejor las asumes, y yo creo que no hay que asumirlas. Pero depende mucho de cada persona. De los hombres y de las mujeres.
¿Optó por la Ciencia por tradición familiar?
Para nada. Mis padres no eran científicos, pero sí es cierto que la educación que he recibido de ellos sí me ha facilitado la labor investigadora. Siempre me inculcaron que hay que aprender y mejorar, que siempre tienes que estar preparada para lo nuevo, y eso me ha ayudado mucho, porque yo creo que todos llevamos un investigador dentro.
¿Usted cree?
La investigación es generar conocimiento para mejorar las cosas, y ¿a quién no le gusta eso? A cada uno en su ámbito, claro. Por eso creo que si nos paramos a pensar, todos llevamos un investigador dentro, lo que pasa es que a lo mejor las circunstancias no nos permiten sacarlo. Es duro, hay que dedicarle tiempo, pero la verdad es que a mí me ha dado muchas satisfacciones.
“Los profesores Domínguez-Gil y Martínez Lanao
me iniciaron en los estudios de Farmacocinética Experimental
y me transmitieron la ilusión por esta ciencia que es realmente apasionante”
¿En qué momento se dio cuenta de que la Ciencia era su camino?
Muy pronto. Yo me veía en un laboratorio desde muy pequeñita. Aunque no en la Universidad, fíjate. Pero sí me gustaban la salud y los medicamentos, y me veía más en una industria química o farmacéutica.
¿Por qué se decantó por Farmacia?
Como digo, yo siempre tuve muy claro que me veía trabajando en un laboratorio. Como soy de Salamanca, entre las licenciaturas que se ofertaban aquí era la más relacionada con el mundo del laboratorio y la salud… Medicina también me gustaba, pero yo no me veía capaz de ejercerla desde el punto de vista asistencial. Farmacia me pareció una buena opción, y a día de hoy pienso que es excelente, porque te abre muchísimas puertas en muchos campos.
¿Volvería a elegirlo?
Volvería a hacer Farmacia, o quizás Biotecnología, que también me gusta mucho. Este curso la USAL ha ofertado por primera vez la doble titulación de Farmacia y Biotecnología y creo que es un gran acierto
Entró en el Departamento de Farmacocinética Experimental para hacer la tesis con Alfonso Dominguez-Gil Hurlé, todo un referente en este campo…
Sí, tuve la gran suerte de que el profesor Domínguez-Gil fuera mi director de tesis (Farmacocinética experimental de animoglucóxidos). Todo un privilegio, porque fue pionero en aplicar la farmacocinética a la clínica en España. La verdad es que él y el profesor Martínez Lanao, que también fue mi director de tesis, me iniciaron en los estudios de Farmacocinética Experimental y me transmitieron la ilusión y el interés por esta ciencia que es realmente apasionante.
Ha investigado en la búsqueda de nuevos vehículos para la administración de medicamentos, concretamente, en partículas biocompatibles y biodegradables que permitan conducir el fármaco hasta el punto donde debe ejercer su acción. ¿Nos esperan muchos avances en cuanto a la forma de administración de los medicamentos o está todo prácticamente inventado?
Yo creo que sí nos esperan grandes avances. Actualmente existen muchísimos estudios en este sentido, aunque a veces no cristalizan en la aplicación clínica. Yo empecé en Farmacocinética Experimental, pero a los dos años de obtener la plaza de profesora titular hice una estancia postdoctoral en Manchester y ahí cambió un poco la orientación de mi línea de investigación; también en Farmacocinética Experimental, pero más mecanicista y centrada en estudios en órgano aislado. He trabajado sobre todo con riñón y músculo aislado, y en los últimos años, con pulmón aislado de rata. A raíz de eso pude enlazar la farmacocinética con la tecnología farmacéutica, en concreto en formulaciones diseñadas específicamente para conseguir objetivos terapéuticos concretos. Hemos patentado unas partículas capaces de transportar el fármaco, los albusomas, que están constituidos por liposomas y albúmina, compuestos que forman parte de nuestro organismo, por lo que son totalmente biocompatibles, biodegradables y muy versátiles porque pueden incluirse en formulaciones liquidas, solidas o semisólidas. Ahora estamos utilizándolas con el citrato de sildenafilo, conocido por ser el componente principal de Viagra. Una de sus aplicaciones es la disfunción eréctil, pero otra indicación de este fármaco es la hipertensión pulmonar, para la que actualmente se administra por vía oral, lo que conlleva efectos secundarios. Nosotros estamos formulando el sildenafilo en liposomas y albusomas para su administración por vía pulmonar, es decir, por inhalación.
“Hemos preparado liposomas cargados de sildenafilo
sin disolventes orgánicos y con una eficacia de encapsulación muy alta”
¿En qué punto se encuentra esta línea de trabajo?
De momento estamos validando las formulaciones con estudios de cesión in vitro. Hemos solicitado un proyecto que se resolverá en diciembre, y que espero que nos concedan, para incorporar un impactador en cascada, que es un equipo que simula el sistema respiratorio y que permite probar el comportamiento de las partículas en un simulador antes de pasar a la experimentación con animales. Los estudios en animales son necesarios pero hay que minimizar su uso, por lo que son fundamentales todas las estrategias tecnológicas previas que te proporcionen información, de modo que los animales sólo se utilicen como primera prueba de concepto.
¿Las expectativas son buenas?
Yo creo que sí. La verdad es que estamos en un momento muy optimista. Si nos conceden el proyecto y conseguimos este equipo, podremos avanzar mucho; si no, tendremos que tratar de redirigir la investigación, y podemos hacer otras cosas in vitro. Pero estamos muy contentas, porque además, a diferencia del procedimiento convencional, hemos desarrollado un método de preparación de liposomas sin disolventes orgánicos. Al principio trabajábamos con disolventes, pero pensamos que si los fosfolípidos se autoensamblan para formar la células sin necesidad de disolventes, deberíamos intentar algo parecido, ya que la estructura de los liposomas es muy similar a la de las células. Efectivamente, diseñando un experimento mediante una vibración ultrasónica controlada, conseguimos que las moléculas se autoensamblen con las fuerzas que las dirigen, que son fuerzas electrostáticas, puentes de hidrógeno y fuerzas de Van Der Waals. De este modo, hemos preparado liposomas cargados de sildenafilo sin disolventes orgánicos y con una eficacia de encapsulación muy alta.
¿Qué suponen estos resultados?
Uno de los problemas de los liposomas es que la cantidad de fármaco que se puede incluir en ellos es baja, por lo que, en ocasiones, no resultan viables; por ejemplo, si para administrar la dosis necesaria de fármaco tienes que dar 10 gr. de lípidos. Por eso se aplican determinadas estrategias de carga remota para intentar que la eficacia sea mayor, y lo hemos conseguido. Ahora estamos trabajando también con el otro hándicap de los liposomas, que es su inestabilidad. Nosotros los liofilizamos, y sí que hemos encontrado métodos de estabilización. Sin embargo, si piensas en su aplicación a la clínica es necesario utilizar excipientes que estén aprobados por la FDA (la Agencia responsable de la regulación de alimentos y medicamentos de EEUU), que es otra dificultad en la vía inhalatoria. Por ejemplo, hace unos años Pfizer comercializó la insulina inhalada, y se retiró posteriormente por problemas de toxicidad.
Parece como cuando en una casa en obras van surgiendo contratiempos por todas partes…
Así es. Si haces un buen estudio, algunos los prevés, pero otros te surgen. En este caso, estamos intentando utilizar la lactosa –que sí está aprobada para las formulaciones inhaladoras– como agente estabilizante, y estamos bastante contentos con los resultados, aunque tenemos que mejorarlos.
Han pasado más de 30 años desde que inició su carrera investigadora, pero por la forma en la que habla de su trabajo no parece que su pasión por la investigación haya envejecido…
No. Yo creo que es otra de las cosas fundamentales para investigar: tiene que gustarte. Yo hago una investigación muy modesta, nada mediática, pero todos nos apasionamos por algo, y si puedes trabajar en ello e ir obteniendo resultados y mejorando… merece la pena. Es cierto que a veces las cosas no salen bien y te disgustas.
“Creo que sí se puede vivir de la investigación,
y quizás cada vez más, porque en la sociedad en la que estamos
el conocimiento es cada vez más importante a todos los niveles”
Los investigadores afirman que antes de obtener un resultado positivo suele haber muchos pequeños fracasos. ¿No resulta frustrante?
Yo creo que no, fíjate, porque todo el trabajo está muy meditado; ya prevés que puede salir bien o no, y siempre tienes la alternativa. En nuestro caso, por ejemplo, sí hemos estabilizado los liposomas con otros excipientes que no están aprobados por la FDA, pero a lo mejor con la lactosa no lo logramos. Pero si eso sucede, estamos pensando en otro, por ejemplo el manitol, que sí está propuesto para la vía inhalatoria. En cualquier caso, siempre aprendes del fracaso, porque siempre te aporta conocimientos. Además, en investigación hay algo excelente que es lo que te hace seguir, y es que compartes los resultados, los publicas, y todo es publicable si está bien hecho, porque es una información que siempre aporta algo a quien está trabajando en el mismo campo.
Un aprendizaje constante…
Constante y en el que implicas mucho. Además, es un trabajo muy creativo en el que proyectas tu personalidad, porque de muchos caminos que puedes coger, seleccionas el que a ti te parece más importante. Nosotros hemos dedicado mucho tiempo a preparar los liposomas sin disolventes orgánicos porque me parecía algo fundamental, teniendo en cuenta que el cuidado del medioambiente es responsabilidad de todos. Y estoy muy contenta.
¿Hoy en día se puede vivir de la investigación?
La verdad es que yo tuve mucha suerte, y cuando empecé era mucho más fácil estabilizar tu puesto de trabajo. De hecho, a los 28 años era profesora titular… Esto ahora no es posible, y es necesario enfocar las cosas de otra manera. Pero en investigación y en cualquier otro trabajo; no puedes pensar en estabilizar tu empleo desde el inicio. Yo creo que sí se puede vivir de la investigación, y quizás cada vez más, porque en la sociedad en la que estamos el conocimiento es cada vez más importante a todos los niveles.
¿Debemos entonces acostumbrarnos a vivir con mayor incertidumbre?
Sí, pero eso sucede en cualquier trabajo, aunque es triste. Sin embargo, creo que sí puedes vivir de la investigación, y espero que se le dediquen más recursos, porque cada vez estamos más concienciados sobre su importancia. Y hay que normalizarla. Antes se pensaba que la investigación era una actividad muy elitista, y no es así. Hace falta investigar a todos los niveles y en todos los campos, y si dedicáramos más tiempo, dinero y esfuerzo a la investigación, probablemente lo agradeceríamos todos.
Hace unos días se ha conocido que el pacto de presupuestos que ha alcanzado el Gobierno incluye un aumento del 6,7% en la inversión en investigación, nuevas becas pre y postdoctorales, tasas de reposición por encima del 100% si es necesario… Todo con el argumento de que la Ciencia es “imprescindible” para un cambio del modelo productivo. ¿Cree que hay motivos para la esperanza o se trata de otro canto de sirenas?
Todas esas medidas son fundamentales. Siempre te agarras un poco a la esperanza, pero en relación a la Ciencia es que la evidencia es clara, lo estamos viendo. En todos los países en los que se invierte más en investigación sus economías van mucho mejor. No se trata de esperanza, es que yo creo que no va a quedar más remedio, porque ya es algo obvio.
El problema es que el rendimiento de la investigación es a largo plazo y quizás aquí lo que queremos son fórmulas rápidas de crecimiento y riqueza…
A mí nunca me ha gustado diferenciar entre la investigación básica y la aplicada, y además yo no tengo una visión muy comercial de esto, es obvio en mi trayectoria. Pero no pasa nada si tenemos que reorientarnos para intentar rentabilizar un poco más la investigación, algo que quizás ha sido un problema en España. Como ya he dicho, se puede investigar a muchos niveles y en muchos campos. Esta filosofía ya existe en las universidades con las Oficinas de Transferencia de Resultados de Investigación (OTRI), que deberían estar mejor dotadas, por cierto, porque están desbordadas, y un investigador no puede hacerlo todo. No te pueden pedir que seas buena investigadora, buena gestora, buena profesora y buena comunicadora. Y que además tu trabajo revierta en una aplicación concreta que obtenga beneficios económicos.
Esa es otra queja frecuente entre los investigadores: el papeleo y las tareas burocráticas. ¿Le resta mucho tiempo a la investigación?
Mucho y no sólo la burocracia. En España existe una gran diferencia respecto a las universidades en las que yo he estado, y creo que es así en muchos otros países, y es que los administrativos y técnicos se integran en los equipos de investigación, algo que resulta fundamental. Un investigador tiene su tarea, y los otros profesionales también, y la de todos es muy importante. Aquí muchas veces esa integración no existe, y debemos realizar tareas que suponen una pérdida de tiempo para investigar; eso no es optimizar recursos.
¿Los técnicos de laboratorio no están incorporados a los equipos?
No se incorporan a los proyectos de investigación. Quizás es culpa nuestra, y no hemos sabido implicarlos en los proyectos. Cuando hice una estancia en la Harvard School of Public Health para poner a punto la técnica de pulmón aislado, vi que allí los técnicos de laboratorio realizan una labor fantástica, y resultan fundamentales para que todo funcione. En un laboratorio hay técnicas que es preciso hacer muy bien, y un buen técnico facilita mucho las cosas. En mi opinión, eso aquí es una asignatura pendiente, aunque se va mejorando con los programas de empleo de la Junta de Castilla y León.
Ha trabajado también en el terreno de las infecciones, buscando nuevas estrategias para optimizar la dosificación de antibióticos, todo un reto, teniendo en cuenta que una de las grandes amenazas para nuestra salud son las llamadas bacterias súper resistentes…
En la línea de pulmón aislado empecé a trabajar con antibióticos, precisamente. El objetivo fue comprar la farmacocinética de los antibióticos cuando se administran por las vías convencionales en infecciones respiratorias con la de los mismos antibióticos administrados experimentalmente por inhalación. Y vimos que, efectivamente, cuando los ingerimos por vía oral o los recibimos por vía intravenosa algunos no llegan al pulmón o lo hacen en concentraciones muy bajas, de forma que es necesario aumentar mucho las dosis para que los niveles suban un poco más. E incluso con algunos de ellos, como la vancomicina, no se llega a niveles suficientes.
¿Y siguen administrándose por vía oral o intravenosa, a pesar de conocerse que esas formas de administración exigen dosis más altas para resultar eficaces?
Están administrándose así, pero bien es verdad que en los últimos años se han comercializado formulaciones inhaladas y se está trabajando mucho en ello, porque si consigues administrar esos antibióticos directamente en el pulmón, se logran niveles muy altos, suficientes para erradicar la infección respiratoria con menos dosis y menos efectos secundarios. Esto es especialmente importante si tenemos en cuenta que el problema de los antibióticos es que si no se utilizan adecuadamente y no se alcanzan concentraciones suficientemente altas en el foco infeccioso se generan resistencias, que es lo que está ocurriendo.
“Es necesario concienciar a todos los implicados
en la utilización de los antibióticos, médicos, enfermeras,
farmacéuticos y pacientes, en que estamos ante un problema serio
que se nos va a echar encima si no tomamos medidas”
Afortunadamente, existe mayor conciencia sobre la necesidad de utilizar bien los antibióticos y de tomar el tratamiento completo, y se está trabajando mucho en formulaciones innovadoras que faciliten la vectorización en el foco infeccioso, y la vía pulmonar es muy interesante, porque una proporción muy elevada de las infecciones son respiratorias. Ya existen algunas formulaciones por vía inhalatoria, pero se está trabajando en más.
¿Su equipo también continúa trabajando en esta línea?
Sí. Como digo, ahora estamos trabajando con el sildenafilo, porque es un prototipo de fármaco que se beneficiaría del desarrollo de nuevas formulaciones, ya que se están conociendo muchas indicaciones, aunque en el mercado sólo hay comprimidos e inyectables. Para cualquier indicación se utiliza este tipo de formulación, pero para la hipertensión pulmonar sería óptima una formulación por vía inhalatoria. Además, hay estudios que indican que el sildenafilo es útil como coadyuvante en los tratamientos de fertilidad, porque aumenta el flujo sanguíneo uterino y el grosor del endometrio, lo que facilita que los embarazos lleguen a término. Claro, si se administra por vía oral tiene una serie de efectos secundarios que podrían evitarse si se administra por vía vaginal. Nosotros hemos desarrollado una formulación en un trabajo de fin de grado que no hemos publicado todavía. Hemos incluido el sildenafilo en los liposomas, que son muy versátiles, en un gel vaginal y también en comprimidos vaginales.
Aunque se trate del mismo fármaco, de la misma molécula, utilizar el mismo tipo de medicamento para diferentes indicaciones puede generar problemas, y por eso tiene mucho interés desarrollar formulaciones innovadoras específicas que liberen selectivamente el fármaco allí donde tiene que actuar.
Volviendo al tema de los antibióticos, ¿cree que somos conscientes del peligro que nos acecha en relación a la amenaza de bacterias cada vez más potentes y resistentes?
Creo que no. Uno de los workshop organizados en el reciente congreso celebrado en Farmacia estaba dedicado a esta preocupación que comparte la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios, y desde el ámbito institucional se están tomando medidas. En este campo hace falta mucha investigación, pero también mucha labor de educación. Por mucho que se haga desde el ámbito científico e institucional, es fundamental que la población utilice adecuadamente los antibióticos. El conocimiento existe; yo misma he trabajado con antibióticos, y hay numerosas publicaciones sobre cómo se deben utilizar en cada caso. Pero es necesario concienciar a todos los implicados en la utilización de los antibióticos, médicos, enfermeras, farmacéuticos y pacientes, en que estamos ante un problema serio que se nos va a echar encima si no tomamos medidas.
Existe la creencia de que se trata de bacterias nuevas, cuando en realidad muchas veces se trata de bacterias existentes que están haciéndose fuertes porque aprenden a defenderse de los antibióticos…
Claro, la naturaleza es sabia, y las bacterias se defienden del medio en el que están. Por eso, si los antibióticos no se utilizan bien y las concentraciones no son lo suficientemente altas, ante concentraciones bajas son capaces de adaptase por mutación u otros mecanismos.
“Participamos en dos patentes de procedimiento
de antídotos para las intoxicaciones con paraquat,
un herbicida que produce toxicidad a nivel pulmonar”
De su trabajo han salido varias patentes…
A través de una colaboración con el profesor Félix Carvalho, un toxicólogo brillante de la Universidad de Oporto, hay dos patentes de procedimiento de antídotos para las intoxicaciones con paraquat, un herbicida que se utiliza muchísimo y que produce toxicidad a nivel pulmonar. Contactaron conmigo por el modelo de pulmón aislado para estudiar sus mecanismos de toxicidad. Aplicamos al paraquat el modelo que nosotros utilizamos para los fármacos en una tesis, y a raíz de eso se desarrollaron dos patentes de procedimiento de antídotos frente a las intoxicaciones con paraquat. Como se conoce el mecanismo por el cual se acumula en el pulmón y produce parada respiratoria, una de las patentes de procedimiento se basa en estimular la síntesis de una proteína que actúa como bomba de achique o bomba de eflujo, es decir saca el pesticida. La titular de la patente de procedimiento es la Universidad de Oporto. Hay otra patente de procedimiento sobre la utilización del salicílico, cuyo mecanismo impide que el paraquat entre en el pulmón. Y la patente de la USAL que hemos desarrollado aquí es la de los albusomas, estas partículas de liposomas y albúmina capaces de trasportar el fármaco.
¿Prefiere la investigación o la docencia?
La investigación, sin duda. La docencia me gusta, y tengo que decir que cada vez más; disfruto con ella y soy muy apasionada también, porque enseño algo muy relacionado con lo que hago, pero mi verdadera vocación es la investigación.
¿Detecta con frecuencia el gusanillo de la investigación en los alumnos?
Pues es algo en lo que he pensado. Con Bolonia cambiaron mucho las cosas y ahora todos los estudiantes tienen que hacer un trabajo fin de grado; en mi caso, lo oferto experimental. Esto tiene una doble cara: es un primer contacto con la investigación, y eso tendría que motivarles, pero a veces van tan justos de tiempo, al igual que nosotros, que en ocasiones pienso si no será contraproducente y les impide ver la realidad de la investigación, que tampoco es tan acelerada, ni tan agobiante… Es una reflexión que estoy haciéndome, porque puede que no les demos una idea real de lo que es la investigación. Ese corto periodo de tiempo que, además, tienen que coordinar con sus prácticas y sus exámenes, les agobia un poco, y a lo mejor eso les desanima.
La farmacocinética, es decir, el conocimiento de los mecanismos que determinan que cada fármaco permanezca más o menos en el organismo desde su administración hasta su eliminación, está favoreciendo en buena medida la lucha contra enfermedades como el cáncer. ¿Hay motivos para la euforia en relación con la llamada Medicina personalizada?
Yo sí soy optimista. Cada vez existen más herramientas para hacer un diagnóstico muy personalizado y, en función de eso y de las características individuales de cada paciente, utilizar el medicamento concreto y optimizar la posología. Esa Medicina de precisión va desde el diagnóstico hasta el pronóstico, la selección de los tratamientos y la utilización adecuada de un medicamento para un paciente en concreto. En esto, la farmacocinética puede contribuir mediante la monitorización de niveles séricos para la individualización posológica aplicando los modelos adecuados.
“No te pueden pedir que seas buena investigadora, gestora,
profesora y comunicadora y que, además, tu trabajo revierta
en una aplicación concreta que genere beneficios económicos”
Los científicos a veces se quejan de que con el anuncio de determinados avances en patologías que generan tanta preocupación, como el cáncer, se crean falsas expectativas…
Porque a veces se informa sobre ellos fuera del contexto. Se dice: “Ha salido un nuevo medicamento…”. Quizás se trate de una nueva molécula activa, pero una molécula no es un medicamento. ¿Y si no somos capaces de incluirla en una formulación que la lleve a la célula tumoral? Obviamente, la población general no diferencia entre medicamento y fármaco, pero cuando se dice que ha se ha descubierto un “nuevo medicamento” probablemente se trate de la molécula, y para que esa molécula llegue a nuevo medicamento tiene que seguir una serie de procesos y estudios, hasta el punto de que muchas se quedan en el camino.
¿Su grupo tiene algún proyecto que se haya quedado en el camino por falta de financiación?
La verdad es que sí. Tenemos proyectos en los que afortunadamente podemos trabajar sin demasiada financiación, porque permiten derivar los estudios, pero si cuentas con medios puedes hacer cosas mucho más interesantes y avanzar más rápidamente. Sin embargo, más allá de la financiación, yo creo que el mayor problema es el personal. En investigación, el capital humano es el más importante, y es el que se encuentra en situación más precaria en la universidad. Antes siempre teníamos becas predoctorales, y ahora es muy difícil que un estudiante pueda solicitar una beca para realizar una tesis doctoral. Nosotros vamos a iniciar una con una estudiante de Portugal, porque estamos colaborando con un instituto de Guarda y ella sí tiene la posibilidad de hacer la tesis con nosotros. A veces los alumnos te preguntan sobre esto, ¿y cómo les dices tú que se animen a hacer una tesis doctoral durante tres o cuatro años, con la tremenda dedicación que supone, sin ninguna esperanza de financiación?
La falta de fondos para la investigación ha disparado las alarmas por la llamada “fuga de talentos”. ¿Para triunfar en la Ciencia hay que huir de España?
Yo creo que las estancias en otros países son absolutamente necesarias. Pero eso no tiene nada que ver con la fuga de talentos. Las estancias fuera deberían ser para formarte y poder volver después para aplicar aquí los conocimientos que has adquirido. Y es lo que está fallando.
¿La posibilidad de volver?
La posibilidad de volver y ahora casi hasta la posibilidad de hacer tesis doctorales. Ni siquiera tenemos estudiantes que se incorporen al doctorado porque no hay financiación, y es algo preocupante.
Ha desarrollado contratos de I+D con empresas y con la Administración para el desarrollo de formas galénicas en glaucoma y para la búsqueda de formas farmacéuticas innovadoras…
El profesor Domínguez-Gil tenía buena relación con la industria y desde el principio hacíamos algunos trabajos de colaboración. Y ahora disponemos de un laboratorio, el USAL-A, en el que tenemos implantadas Buenas Prácticas de Laboratorio (BPL), que se exigen para poder realizar estudios con la industria. En investigación puedes hacerlo sin esta normativa, pero todos los datos que después la industria farmacéutica va a utilizar para comercializar un medicamento o para el dossier de una solicitud tienen que proceder de estudios realizados bajo BPL. Este laboratorio sí trabaja con la industria continuamente. Yo he participado en algunos, pero no mucho. La verdad es que a mí me gusta más la investigación menos dirigida. Obviamente, en la industria tienes que hacer lo que buscan, que está muy bien, pero yo suelo tener proyectos (aunque modestos), y es algo que disfruto más.
Una pregunta que no suele plantearse a los hombres es si resulta fácil la conciliación. ¿Es más complicada en el ámbito de la Ciencia?
Yo creo que lo más difícil es la conciliación laboral y familiar cuando tienes niños pequeños, pero yo no tengo hijos, así que no sabría decirlo. Lo cierto es que los cambios sociales se producen muy lentamente, y aunque todos estamos de acuerdo en que la mujer y el hombre tienen las mismas responsabilidades en la familia y con los niños, creo que la realidad es que no es así al 100%.
¿Ha sentido alguna vez que ha tenido que renunciar a algo por su carrera científica?
Yo creo que la palabra no es renunciar; he tenido que elegir, pero elegir conscientemente. Lo he hecho y me alegro. Me ha compensado, y en realidad la investigación te deja tiempo para todo. Es verdad que no he tenido hijos, que quizás es lo que debe ser más duro a la hora de compatibilizar tareas, aunque eso sucede en la Ciencia y en cualquier trabajo. Lo bueno que tiene la investigación es que aunque la parte experimental sí debes hacerla en determinados momentos, la fase de documentación y análisis de los datos obtenidos puedes desarrollarla en cualquier momento y en cualquier sitio: muy a gusto en el jardín, con música agradable en casa, o incluso en la playa… De verdad que es más bonito de lo que parece. Y es una pena que la gente joven no tenga mucha idea de lo que es: una actividad muy creativa que te deja tiempo para todo.
“Las estancias en otros países deberían ser
para formarte y poder volver después para aplicar aquí
los conocimientos que has adquirido”
Hablaba antes de la industria farmacéutica, que no goza de muy buena fama entre los ciudadanos…
Así es. Este curso, en la primera clase con los futuros biotecnólogos analizamos un artículo de opinión sobre la industria farmacéutica y los biológicos, y les pregunté al respecto. Todos reconocieron rápidamente que tenían una idea bastante negativa sobre ella… No sé por qué, pero está clarísimo que es así. Desconozco el tema económico, pero en conversaciones que he mantenido en el ámbito privado he preguntado por qué indignaba tanto que la industria farmacéutica tenga beneficios y no que los tengan otros sectores y el argumento es que los de la industria farmacéutica son muy superiores, pero yo no tengo constancia.
Hay expertos que recuerdan que gracias a la industria farmacéutica ha mejorado nuestra calidad de vida porque dedica muchos recursos a investigar, pero por otro lado existe la creencia de que sólo investiga en aquello que le va a reportar beneficios…
Claro, pero es que la industria farmacéutica es eso, una industria. ¿Invertirías tu dinero en una industria en la que no vas a tener beneficios económicos?
Visto solo desde el lado empresarial, no…
Yo entiendo que la industria farmacéutica deba obtener beneficios, lo que no sé es si obtiene demasiados. Quizás podría regularse de alguna manera para que los medicamentos fueran más accesibles para todo el mundo, pero es un tema que desconozco. Lo que sí pienso es que los gobiernos deberían asumir la investigación y la preparación de medicamentos que no van a revertir en beneficios económicos, ya sea porque el número de afectados es bajo o por otras circunstancias.
En este momento existe una intensa cruzada contra las pseudociencias y los llamados productos milagro. ¿En su auge ha tenido que ver esa extendida creencia de que lo natural es siempre mejor que lo químico?
Es que si nos fijamos en la naturaleza, debemos tener en cuenta que la naturaleza nos da y nos quita. En la naturaleza existen productos muy tóxicos, lo que demuestra que lo natural no tiene por qué ser mejor que lo sintético. La cicuta es un producto natural y es veneno, por ejemplo. Creo que de nuevo en esto se confunden un poco los términos. Es verdad que los procesos naturales nos enseñan mucho, que la naturaleza es muy sabia y que deberíamos fijarnos mucho en ella y respetarla al máximo, pero estamos llegando al otro extremo. El ámbito de los productos naturales debe estar muy regulado por especialistas que lo conozcan muy bien y puedan aportar mucho conocimiento, y siempre y cuando (estén bajo el paraguas) de la Ciencia, es decir, que sean productos naturales conocidos y aplicados en base a unos estudios, unos ensayos clínicos y una regulación por expertos.
En el campo de los medicamentos, otro de los mayores riesgos que se plantean en la actualidad es su falsificación y adquisición a través de internet.
Éste es un gran problema, y a veces yo no me puedo creer que estas cosas ocurran en el siglo XXI. Pienso que es un tema de educación a la población. No se pueden comprar los medicamentos fuera de los cauces legales, porque si lo haces puedes recibir cualquier cosa. Es una barbaridad.
¿Qué echa en falta en el panorama investigador de Salamanca?
Echo en falta equipos potentes a disposición de todos, aunque es verdad que ahora esto ha mejorado con la plataforma Nucleus, la Sala Blanca del Edificio I+D, donde hemos utilizado algunos equipos… Y sobre todo, falta capital humano, porque en los últimos años ha perdido mucho. Antes en el laboratorio había siempre tres o cuatro estudiantes con sus tesis doctorales, ahora vienes y es una pena. Y mis compañeros de otros grupos están más o menos en las mismas condiciones. Las tesis doctorales entran con cuentagotas, su número es muy reducido. Creo que debería haber una apuesta más decidida en este sentido y destinar más medios. El equipo humano es decisivo. En mi caso, todo el trabajo y los resultados de los últimos años han sido posibles gracias a que Mª José de Jesús Valle, cuya tesis dirigí hace una década, se integró en el equipo. Es una excelente investigadora y se implica al 100% en los proyectos. También gracias a la colaboración de otros compañeros.
¿Cuándo considera que ha tenido un buen día de trabajo?
Cuando tienes los experimentos programados y los resultados salen como esperas. O cuando replicas y todos los experimentos son totalmente reproducibles. O cuando ya tienes los resultados y te pones a analizarlos y a escribirlos. Es que yo creo que la investigación te da muchas satisfacciones en muchos momentos; a mí me encanta planear un experimento según una hipótesis de trabajo para comprobarla o no. Y después también cuando realizas los experimentos y empiezan a salir los resultados. Además, me has pillado en un momento muy eufórico, porque nos están saliendo muy bien los datos y tenemos unas eficacias de encapsulación muy buenas.
“Ésta es una profesión apasionante, que motiva mucho,
que te implica y en la que puedes proyectar tu personalidad”
Si echa la vista atrás en su trayectoria, ¿de qué está más orgullosa?
De haber ido evolucionando y, manteniendo la línea de investigación en Farmacocinética Experimental, que es con la que comencé, haber ido integrándola con la Tecnología Farmacéutica. A partir de ahí, hemos desarrollado este tipo de liposomas y albusomas orientados a la vía pulmonar, en la cual coordinamos los estudios de Farmacocinética con los de formulación y su comportamiento. Como comenté antes, el sildenafilo es un prototipo, pero abre la puerta a otros muchos fármacos con distintas indicaciones y a la posibilidad de que determinadas formulaciones versátiles puedan incorporarse a diferentes tipos de medicamentos para administrarse por distintas vías, optimizando así la respuesta. Además, he cambiado mucho la metodología, y utilizamos los animales lo mínimo posible, de lo cual estoy muy contenta.
¿Qué diría a los alumnos que se debaten entre iniciar una carrera investigadora o no hacerlo?
Yo les animaría, porque el mundo se mueve con quienes lo habitan, y la investigación es una actividad muy bonita que estoy segura de que quien la inicia estará encantado si elige la línea que le gusta. Es una profesión apasionante, que motiva mucho, que te implica y en la que puedes proyectar tu personalidad, porque la puedes dirigir a un campo o a otro. Les animaría, porque si ellos presionan se avanzará más. Si tiran la toalla porque esto es difícil y no hay muchos medios, probablemente vayamos hacia atrás o nos quedemos estancados. Me parece que merece la pena, porque la investigación te da muchas satisfacciones y te permite generar conocimiento para mejorar las cosas. Hay que luchar por eso, y son las generaciones jóvenes las que mueven las cosas, las que empujan a la sociedad hacia un sitio o hacia otro. De ellos depende.
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