Un gesto de solidaridad y alguien dispuesto a ayudar puede marcar una gran diferencia en la historia personal de quien está contra la pared. No siempre mantenemos a raya las dificultades. En ocasiones quedamos a merced de circunstancias que nos dejan vulnerables y con las manos vacías.
El drama derivado de la exclusión social sabemos que tiene incontables matices, giros, lecturas, pero hay un aspecto que no puede ser pasado por alto, el sufrimiento vertiginoso de la persona o la familia que trata de tirar hacia adelante haciendo malabares infructuosos en la cuerda floja.
¿Qué hacemos? ¿Con qué ayudamos? ¿Cómo nos organizamos bajo la borrasca de estos tiempos difíciles? Ahora más que nunca somos conscientes del valor que tiene la acción social de Cáritas para aliviar parte del sufrimiento y convocar la voluntad de la comunidad en favor de aquellos a quienes el viento les sopla en contra.
Hacer el trabajo, paciente y colaborativo, de tejer una red social que ataje a los que caen exige de muchos arrimando el hombro y, en ese sentido, Cáritas Salamanca ha facilitado los caminos institucionales para dar cauce, no solo al aporte individual, en algunos casos a través del voluntariado, sino que también ha sabido ganar la confianza empresarial para crear iniciativas de cooperación, de largo aliento, que están permitiendo juntar los esfuerzos de muchas “empresas con corazón”.
Las “empresas con corazón” están haciendo labor comunitaria junto con Cáritas Salamanca por medio de diversos mecanismos que, en ciertos casos, van más allá de los aportes financieros y la prestación gratuita de servicios. Ahora se adentran en terrenos más sustantivos, al abrir sus espacios para que personas que han sido acogidas por la institución social mejoren su empleabilidad o se les facilite la incorporación al mercado laboral. Recordemos que el trabajo es una vía para la inclusión social.
En sintonía con lo anterior, recientemente nos relataba una inmigrante latinoamericana, sobre el impacto que tuvo esta relación en su proceso de acogida: “He tenido una experiencia muy positiva, hice un curso de formación en Cáritas Salamanca de Operaciones Básicas de Cocina en septiembre e hice las prácticas en Residencias San Rafael en diciembre; luego me han dejado trabajando allí. Así que, debido a la formación que he recibido y debido a que las empresas colaboradoras con Cáritas nos dan la oportunidad de hacer prácticas en sus recintos, se me ha facilitado conseguir empleo”.
Estas son acciones que hacen corazones; es verdad que ayudar exige esfuerzo en tiempo, recursos, afectos… en poner los medios para que algo se logre. Vale la pena salir un poco del ensimismamiento en el que vamos sumidos; veamos a los otros y pensemos en lo que podemos hacer. El futuro lo vamos labrando cada día.
> www.buscamosgenteconangel.org
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