Desde CGT queremos expresar nuestra indignación ante su despotismo, Sr. presidente. No diremos que estamos sorprendidos. Simplemente indignados, porque, sinceramente, con usted al cargo, era más que esperable que tarde o temprano tirara de decretazos para salirse con la suya si las negociaciones se ponían un poco cuesta arriba.
Es lo malo que tiene tener un carácter innato que tiende a mandar sin escuchar, que por mucho que se intente maquillar de diálogo y buenas maneras, acaba despuntando en situaciones difíciles. De poco sirve tapar tan hediondas ideas, ya que, aun teniéndolo bien tapado, alguna de sus moscas consejeras o cojoneras ya había medio destapado lo que nos olíamos todos, un superdecretazo inminente.
Está claro que la situación que nos ha tocado vivir le supera, y así lo demuestra con cada paso, con cada decisión errónea en su Gobierno en todo lo referente a esta pandemia, con cada decretazo que sale de su puño o de su boca. Cuando la mediocridad se enfrenta a algo tan grande que no entiende o que no puede abarcar, su reacción natural es atacar, y esto es lo que usted ha hecho:
ATACARNOS
A todos los trabajadores de la Sanidad castellanoleonesa. A todos aquellos que tiempo atrás alababa a boca llena, llamándonos “GIGANTES” y prometiéndonos reconocimiento eterno…
Qué poca vergüenza y qué poca memoria, Sr. Mañueco.
Atacar así a unos trabajadores que lo han dado todo durante la pandemia y siguen dándolo. A unos GIGANTES que no han rechistado ni lo más mínimo ante cambios de turnos o doblajes, ante la falta de equipos de protección individual, ante miles de atropellos a sus derechos laborales, anteponiendo siempre su deber para con la sociedad castellanoleonesa, a su derecho de la conciliación de la vida laboral y familiar. Atacar así, con este decreto que ha tenido la indecencia de firmar, a unos HÉROES que se sienten orgullosos de su trabajo y que nunca protestan, por muy difíciles que vengan dadas, es lo último que este colectivo puede y debe tolerar.
Está usted azotando con latigazos a quienes le están sacando las castañas del fuego. Azotando unas espaldas ya maltrechas por la privatización, la falta de personal, la pandemia, la falta de recursos materiales adecuados, las malas decisiones políticas… Porque esta pandemia –permítanos que se lo recordemos– es lo que es gracias a su ineficacia, a sus malas decisiones como gobernante, a su mala gestión, en definitiva, al frente de esta Comunidad… Este marrón que usted ha pintado de claro a oscuro se lo están comiendo ellos, de principio a fin… ¿Y así es como se lo paga?
Era totalmente innecesario este decreto. Con buena voluntad y diálogo, los trabajadores de Sacyl hubiéramos hecho un esfuerzo más, sí, uno más, por sacar adelante la salud de nuestra sociedad, es nuestra PASIÓN, es nuestro TRABAJO hacerlo. No nos hacía falta este latigazo a nuestros maltrechos derechos, Sr. Mañueco.
Ha renegado del diálogo con los representantes de los trabajadores y ha tomado las de Villadiego para refugiarse en su decretazo. Que actitud tan cobarde la suya, ¿no cree?
Sinceramente, no esperábamos mucho más de usted; era bastante predecible que esto iba a suceder tarde o temprano, lo que no nos esperábamos es que arremetiera contra los que más falta le hacen en este momento. Mala idea, ¿no le parece?
Se merece usted una HUELGA GENERAL en toda Castilla y León, Sr. Mañueco. Empezando por los trabajadores de la Sanidad. Pero… ¿sabe qué?, que hasta en esto va a tener usted suerte (“a labrador tonto, patatas gordas”, dice el refrán), porque no sólo le respalda un estado de alarma que le viene como anillo al dedo para hacer lo que se le antoje, sino que, además, consideramos que nuestro compromiso con el bienestar público, así como el amor y la dedicación por nuestra pasión y trabajo, es más importante que usted y sus extravagancias. Nosotros SÍ somos responsables. Usted NO.
Queremos que le quede claro que, pese a sus latigazos déspotas en forma de decretos, los trabajadores de Sacyl seguiremos haciendo lo que debemos, cuidar de la Sanidad y del bienestar de nuestra gente. Esperamos que en algún momento se dé usted cuenta de que el enemigo no somos nosotros, es la enfermedad, y de que si usted continúa maltratando de esta manera a los trabajadores sanitarios y no sanitarios, los más perjudicados serán los pacientes a los que cuidamos, ya que la calidad asistencial disminuirá, pese a nuestros esfuerzos, que es lo que parece que ustedes buscan desde hace tiempo para lograr una privatización de la Sanidad.
Por último, queremos despedirnos con un refrán, algo que aún nos llena de esperanza: “No hay mal que cien años dure ni cuerpo que lo resista”. Y es que deseamos y confiamos en que la pandemia pasará y en que, tarde o temprano, el cáncer para la Sanidad que representa su presidencia se curará con las próximas elecciones, en las que la gente y los trabajadores de la Sanidad (como ciudadanos que somos) no olvidaremos a quién NO tenemos que votar.
Disfrute usted de sus actos y apenque con sus consecuencias, que no dude que las tendrá; de eso ya se encargará este sindicato, solicitando su dimisión.
Nosotros disfrutaremos de nuestras conciencias limpias y nuestro trabajo bien hecho.
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