Parece un sinsentido. Una afirmación así a estas alturas parece rememorar las luchas obreras al comienzo de la industrialización; destruir la máquina para evitar que deje sin trabajo al hombre. No, nada más lejos de mi intención atentar contra la sacrosanta tecnología. Imposible luchar contra la evolución antinatural de la especie humana, extrema en el campo técnico y mísera en el terreno del pensamiento. Tan imposible como el trabajo de Sísifo.
Pero dejando de lado estas consideraciones filosóficas sobre el devenir de nuestra especie, la afirmación no es baladí.
Me quiero centrar sobre todo en la Medicina más a pie de obra, más cercana, la medicina de Atención Primaria, o Familiar y Comunitaria, como se denomina la especialidad, que querría hacer referencia a su proximidad al individuo y a sus circunstancias.
La tecnología debería ser una ayuda en todo proceso de trabajo, disminuye el esfuerzo, rentabiliza los tiempos, almacena y procesa raudo la información… En el área de la salud, del sistema público de salud, es herramienta fundamental en cuanto a su relación con la historia clínica de cada paciente; sin este soporte, hoy es imposible ejercer una Medicina de una mínima calidad (y seguridad).
Y aquí viene la paradoja. Lo esencial, la disposición de una Historia Clínica común para médicos hospitalarios y de Atención Primaria, sigue sin cumplirse por las autoridades de Sacyl. Años vendiendo la importancia de la historia clínica electrónica única, y seguimos sin ella.
A cambio, el grotesco desarrollo informático de nuestro Servicio Regional de Salud está condenando a los facultativos, de Atención Primaria especialmente, a emplear una gran parte de su tiempo en alimentar el sistema con datos administrativos estériles. Y esta tendencia a canibalizar el escaso tiempo médico con burocracias impropias y obsoletas va en aumento.
No ya diez minutos que se exigían por paciente, ahora el médico casi ni dispone de tiempo para mirar a la cara al enfermo. Ahora es la Medicina cercana, basada en la relación humana, la que está enferma.
Evolución perversa de la tecnología. O más bien, nefanda gestión Sacylita.
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