En casa, en el bar o en el propio terreno de juego; pasar un rato distendido y ameno disfrutando de una afición, en compañía de amigos, en tiempo de ocio y con abundantes aportes hídricos: ¿qué puede tener de malo?
En principio nada, una evasión de la rutina: fragmentada en tiempos y con descanso para facilitar la correcta diuresis, o lo que se tercie. Incluso los menos practicantes de esta filosofía son fácilmente convencidos para participar.
La realidad que ven los trabajadores de la salud es muy distinta, sobre todo en los servicios de Urgencias y Cardiología: cada vez que hay un partido importante (ya hemos perdido la cuenta de partidos del año, de la década, del siglo, milenio…) sabemos que los pacientes con patologías cardiacas que precisan atención urgente, extrañamente, aumentan.
La incidencias de infartos, anginas de pecho o crisis hipertensivas aumentan a más del doble en los encuentros de máxima tensión, y aún más cuando se concentran en pocos días. Por supuesto que la incidencia se eleva con la existencia de patologías cardiacas previas.
La intensidad, la emoción, la expectativa generada y un posible final dramático -una falta o un tanto en el último minuto- son factores desencadenantes. Curiosamente, el resultado del encuentro no es un dato decisivo.
Somos muy dados a buscar culpables; no culparemos a determinados colores, sino a la elevación en el organismo de la producción de adrenalina, que provoca un aumento en la frecuencia de las contracciones cardiacas, un estrechamiento de las arterias y facilita la formación de coágulos.
Las víctimas: hombres de mediana edad, con los factores de riesgo habituales (HTA, diabetes, tabaquismo, obesidad…), a lo que se puede sumar, o ser de por sí suficiente: dificultad para controlar sus emociones, poca tolerancia a la frustración, exceso de forofosidad…
Los especialistas proponen no tomárselo a pecho, respirar hondo y no dejarse llevar por la euforia o la tristeza. Además, recomiendan evitar ambientes tensos, pasear durante el descanso y ver el encuentro acompañado, por si surgiera alguna emergencia. Lo que lleva a una excusa perfecta para juntarse con amigotes (si lo dicen los especialistas…)
Por último, un apunte en temática social: se puede culpar a la cálida sangre latina. Siendo españoles y, por tanto, descendientes del sacro imperio romano, no está mal recordar que ya entonces se le ofrecía al pueblo pan y circo; y ahora, el pan… integral y sin sal, por favor.
En caso de duda sobre su estado físico, puede acudir a su enfermer@
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